Las explicaciones sobre la gasolinera no frenan la resistencia de los vecinos

Caras de preocupación y muchas propuestas, todas en una misma dirección: intentar parar la construcción de una gasolinera en la plaza Juan Ramón Jiménez, en el Residencial Ronda que forma parte del barrio de la Mejostilla. Un centenar de vecinos debatían pasadas las 10 de la noche de ayer en el centro cívico del Residencial Gredos sobre cuáles pueden serlas medidas más eficaces para conseguir que la empresa Petrogold no siga adelante con su proyecto. Se llevará a cabo una recogida de firmas, eso seguro, para demostrar una base sólida a su rechazo; se captarán más socios para la recién constituida Plataforma, que estará presidida por Cándido Núñez Gil; se estudia ya acudir a la vía judicial (se trataría de un procedimiento de revocación de licencias) y solicitar amparo al Defensor del Pueblo. Un sinfín de propuestas que demuestra una cosa: el conflicto entre los vecinos y Ayuntamiento va para largo. De momento, el viernes se celebrará una nueva asamblea en la que se prevé la adopción de las posibles movilizaciones en la calle, con tiempo de solicitar los permisos oportunos.

Las explicaciones que el Consistorio dio por la mañana a los miembros de las diferentes asociaciones de vecinos que coexisten en la Mejostilla no convencieron. Así lo trasladaron en la asamblea de la noche. Aunque el Ayuntamiento, representado por las concejalas de Urbanismo y Participación Ciudadana, María Eugenia García y Rosa Palomino respectivamente, además de Francisco Leza, responsable de la oficina de Urbanismo, les dedicó tiempo, varias horas de reunión, con presencia también de algunos técnicos que han tratado el expediente, los vecinos no salieron satisfechos. Escucharon, en esencia, que aunque hay informes técnicos contradictorios sobre la legalidad de que una gasolinera se instale en esa parcela comercial concreta (el informe redactado por el jefe de la Unidad de Disciplina Urbanística se fija en el artículo 3.1 de Real Decreto Ley 6/2000, que puntualiza que «no podrá denegarse la instalación de unidades de suministro en establecimientos comerciales, 'no en suelo o zonas comerciales'»), el equipo de gobierno del Ayuntamiento subraya que prevalece la normativa de fomento al emprendimiento, que sí lo autorizaría, según el jefe de la sección de licencias, presente en la reunión.

A partir de ahí, dicen los concejales, se cumplen las medidas de seguridad y otras exigencias a la citada infraestructura. Además el Ayuntamiento apuntó que se trata de «una iniciativa de ámbito privado en una parcela privada».

«Es la primera vez que vemos algo, por fin tenemos un papel oficial», reconocían los representantes vecinales de Mejostilla a la salida del encuentro, pero de inmediato mostraban su queja: «La gasolinera sigue ahí. No se puede interpretar que estemos satisfechos».

Antes de la asamblea de la noche, también se celebró otra reunión en el colegio Nazaret, situado a unos 500 metros de la futura estación de servicio, en la que la asociación de padres y madres acordó sumarse a la plataforma y a las posibles movilizaciones que se lleven a cabo. Silvia Pérez será su representante.

Los vecinos de la Mejostilla rechazan la gasolinera porque les genera inseguridad e intuyen que les dará molestias, pero también porque su mera presencia cambia el modelo de vida que habían ido buscando cuando decidieron adquirir una vivienda lejos del centro. Ejemplo de este estado de ánimo es María Jesús Viera, que antes residía en la calle Gómez Becerra: «No me puede creer que me venga a vivir a un residencial y me pueda volver a pasar lo mismo. El día que explotó la gasolinera Mirat (agosto de 1997) tuvimos pánico en casa», recordaba.

En la comisión de Urbanismo donde se dio licencia de obra a la gasolinera votaron a favor los cinco miembros del PP y en contra los tres de IU y PSOE. Ambos partidos han solicitado ya reuniones con la plataforma ciudadana, a la que muestran su apoyo.