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SERGIO LORENZO
Miércoles, 12 de febrero 2014, 10:05
Casi seis años desués de los hechos, Emilio Tuñón, arquitecto del hotel Atrio, declaró ayer durante hora y media en el Juzgado de lo Penal número 2 de Cáceres, acusado de ocasionar daños, como consecuencia de las obras del establecimiento de cinco estrellas, en el vecino palacio de los Golfines de Arriba. «Fue el 22 de julio de 2008 cuando me dicen que el 14 y el 15 de julio se había usado el martillo percutor, y que se dejó de usar cuando una persona dijo que estaba causando molestias. Nadie me indicó que se iba a picar, hasta que ya se hizo», declaraba ayer el arquitecto sobre los presuntos daños ocasionados en el patrimonio.
Tuñón declaró desde las 10,15 hasta hasta las 11,49 horas, respondiendo con especial cortesía a las incisivas preguntas de la fiscal Olga Suárez. Explicó que él y su socio, el también arquitecto Luis Mansilla, fallecido hace dos años, fueron los redactores del proyecto de del hotel en plena Ciudad Monumental, donde también se asienta el restaurante Atrio de dos estrellas Michelin. Lo levantaron en la plaza de San Mateo, en una intervención que incluyó la excavación del solar y en la que se alcanzó una profundidad de seis metros.
Tuñón comentó que se decidió conservar del edificio un muro con un torreón, a pocos metros del palacio de los Golfines de Arriba, y fue ahí en donde apareció el problema: una gran roca dura que había que destruir.
Recalcó varias veces que nadie le comentó, antes de hacerlo, que se iba a usar el martillo percutor para anular la roca. «Me están preguntando por cosas que no me corresponde a mí decidir. Yo, como arquitecto, tengo que decir qué hay que hacer, y otros deciden cómo hay que hacerlo». Comentó a la fiscal que él estaba ocupado con muchas otras cosas, como los restos romanos que se habían encontrado, el aljibe y conservar el muro del antiguo edificio sin que causara daños, por lo que hubo que apuntalarlo.
También respondió a la acusación que él no había visto el martillo percutor, «normalmente está en una excavadora, al cambiarle la cabeza». La fiscal señaló que se utilizó esos dos días el martillo sin emplear un sismógrafo, y que cuando ya se usó por mandato del Ayuntamiento, no hubo problemas de vibraciones en otros edificios ¿Por qué no se utilizó antes el sismógrafo? preguntó. El acusado replicó que en muy pocas obras se ha sido tan respetuoso con el patrimonio como en esta.
Tuñón no tuvo inconveniente en mostrar en fotos del sumario cuestiones de la obra, tanto a los siete abogados, como a las dos acusaciones. También al juez Jesús María Gómez Flores, al que se le escuchó preguntarle, mostrándole una fotografía, «entonces ¿dónde estaba la famosa piedra de la discordia?».
Después del arquitecto declararon los otros tres acusados: el director de ejecución de la obra y dos jefes de obra, que destacaron que el hotel se levantó cumpliendo la legalidad. Según sus abogados, los presuntos daños del Palacio de los Golfines de Arriba no tienen relación con la obra del hotel que se inauguró en diciembre de 2010.
En este caso judicial puede llamar la atención que el fiscal acusa a más personas que la propia acusación particular. Para el ministerio público son responsables los cuatro acusados, también el arquitecto Luis Mansilla; mientras que la propiedad del Palacio acusa sólo a dos personas: al director de ejecución y a uno de los jefes de obra.
El fiscal pide para cada uno de los acusados un año y medio de prisión, una multa de 36.500 euros para el arquitecto, y 18.250 euros para cada uno de los tres técnicos. Indica también que la indemnización a pagar a los dueños del palacio de los Golfines de Arriba, la debe fijar el tribunal en la sentencia. El abogado de los dueños del Palacio, Fernando Enríquez Palomino, sí fija una indemnización en su petición de pena: 39.195 euros y 18 céntimos.
Edificio interesantísimo
A preguntas de la fiscal, el arquitecto dijo que no conocía el palacio de los Golfines de Arriba, «me parece un edificio interesantísimo, pero no lo he visitado», indicó.
Este palacio fue declarado monumento nacional en 1978. Se levantó en el siglo XV por una rama de la familia que dejó el palacio de los Golfines de Abajo, que está en la Plaza de Santa María. En 1516 se levantó la torre del homenaje que es la más afectada por las grietas. De sus 20 almenas, dos estaban en mal estado cuando se hizo la obra del hotel. Este palacio fue cuartel general de Franco durante la Guerra Civil. Aquí vivió 38 días, desde el 26 de agosto de 1936.
Ahora, frente al palacio se levanta el hotel de cinco estrellas que en noviembre del 2013 logró el premio de arquitectura BigMat al mejor proyecto nacional de España.
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