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MANUEL M. NÚÑEZ
Jueves, 13 de febrero 2014, 08:59
Excepcional. Así califica el arquitecto técnico del Ayuntamiento, en un primer informe oficial, lo sucedido el domingo en el residencial Lope de Vega de Mejostilla. Poco antes de las nueve de la noche (a las 20.50 alertó la Policía Local) se produjo el derrumbe de un muro y parte de la fachada del bloque del número 3 de la calle Juan Ramón Jiménez. La lluvia y el viento, con velocidades extremas, habían sacudido a la ciudad a lo largo de la tarde. Sin embargo, ni siquiera esa parece razón suficiente para explicar el siniestro. Y menos en un edificio de apenas cinco años de antigüedad, «un edificio nuevo», se afirma en el documento oficial.
Alude el técnico municipal que supervisó en primera instancia las viviendas, garaje y zonas comunes a «la excepcionalidad del daño producido». Más aún, hace una precisión y recalca: «Es muy poco frecuente encontrarse un daño así». «El aire fuerte, pero frontal -argumenta- no deberían haber producido el daño que suelen hacer, que es el vuelco, y aquí parece haber habido una succión o escisión respecto de la estructura». Y continua tras referirse a la apariencia «intacta» de esta última: «Todo parece indicar que hubo una no suficiente traba de dicha hoja exterior respecto a la estructura sustentante».
Aunque matiza que no es posible afirmarlo («pero tampoco es una especulación gratuita, a la vista de las fotos», puntualiza), el apoyo de la hoja exterior de ladrillo macizo sobre los forjados fue «escaso» para la naturaleza y peso que tiene, añade. El arquitecto técnico recomienda que la fachada sea reconstruida para que puedan volver a ser ocupadas las viviendas desalojadas y evitar daños mayores. Propone «una peritación exhaustiva» y recuerda que «serían más las fachadas potencialmente afectables». Además explica la necesidad de una serie de actuaciones urgentes, que ya han sido puestas en marcha por la constructora Abreu en coordinación con Gecom, la empresa que se ocupa de la administración del bloque. Se refiere a medidas provisionales sobre la fachada principal, que ha sido tapada en cuestión de horas. De no haberse hecho así existía riesgo de que futuros vendavales, dice el informe, entrasen por la cámara de aire o las habitaciones hasta «producir un efecto vela que empujase tramos de dichas fachadas hacia el exterior».
«No es nada fácil tapar una fachada completa con medidas provisionales que soporten bien el viento frontal que aún sigue habiendo», se remarca en el trabajo. No obstante, Abreu lo ha logrado. Y además en tiempo récord. Su intervención, en la fachada principal, en el tapiado de huecos y el muro derribado y el refuerzo previsto de la fachada lateral ha sido agradecida por los afectados. El administrador, cuya diligencia se destaca desde el Ayuntamiento, informó a los vecinos en una reunión de tres horas. Todos estos detalles se incorporarán al doble proceso judicial que se sigue.
El primer informe, del lunes 10, no se pronuncia sobre las causas del suceso. Un segundo informe del Área de Urbanismo y Medio Ambiente, del martes 11, insta a la comunidad a presentar un estudio técnico «con carácter urgente». Apunta a la «seguridad de la hoja exterior de cerramiento» frente a la caída por falta de apoyo en los forjados, así como la composición y seguridad de los muros de contención. También plantea un proyecto de ejecución para reconstruir la medianera siniestrada. El cerramiento provisional, «que actualmente presenta un gran desplome -se lee- en su zona central y amenaza con la caída a la vía pública» deberá ser demolido y reconstruido.
Las obras de emergencia relativas a la fachada y al vallado ya están concluidas. Abreu iniciará el lunes el refuerzo del lateral. «Se han hecho unas actuaciones de urgencia con el único objetivo de garantizar la seguridad y evitar más daños. Había que intervenir y hacerlo rápido», señala el portavoz de la empresa, Alfonso Abreu. Los resdientes quieren que esta firma cacereña con cinco décadas de historia se ocupe del proyecto de ejecución.
Los profesionales que han supervisado cada zona afectada se fijan en dos aspectos: uno, el forjado estaba picado; dos, el muro que se hundió era de ladrillo macizo y debería haber sido de hormigón, opinan. Mientras, las cuatro familias desalojadas ya buscan pisos de alquiler en el barrio.
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