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«Hambre no sé si hay, pero veo mucha necesidad»
BADAJOZ

«Hambre no sé si hay, pero veo mucha necesidad»

Acostumbrada a superar dificultades desde niña, Paqui Yáñez acaba de recibir un homenaje del PSOE por su entrega a uno de los barrios más humildes de la ciudad Paqui Yáñez Oliva Presidenta de la asociación de vecinos de Santa Engracia

EVARISTO FERNÁNDEZ DE VEGA

Lunes, 10 de marzo 2014, 09:53

Paqui Yáñez no ha tenido una vida fácil. Siendo niña enfermó su madre y tuvo que ingresar en los hogares, donde estudió todo lo que sabe. Con 16 años comenzó a trabajar y con 27 dejó un puesto de administrativa para cuidar de sus hijos, una tarea que no le ha impedido convertirse en una de las líderes vecinales de la margen derecha del Guadiana. Esa lucha por los demás se la reconoció la pasada semana el PSOE local, que le ofreció un homenaje coincidiendo con la celebración del Día de la Mujer.

-¿Cómo recuerda su infancia?

-Yo nací en una familia de izquierda y por problemas de la política nos vinimos a vivir a Badajoz. Pero con sólo seis años mi madre se fue a Madrid para operarse del corazón y yo ingresé en los hogares, donde vivían los niños a los que no podían atender sus familias. De seis hermanos que éramos, cuatro entramos allí. Nos cuidaban las monjas y cuando a mi madre le dieron el alta yo decidí quedarme allí porque comprendí que mis padres no podían darme estudios. Gracias a eso pude hacer el bachillerato y luego el secretariado en el OSCUS.

-¿Por que abandonó los estudios?

-Con 16 años murió mi padre y a mi madre le quedó una pensión escasa. Me salí de los hogares para trabajar y con 17 años fui auxiliar en el hospital Perpetuo Socorro. Pero hacía poco tiempo que había muerto mi padre y no podía soportar estar con enfermos. Así que me fui a trabajar a una casa en la que estuve hasta que me ofrecieron ser auxiliar administrativo en el instituto Zurbarán. Luego hice de secretaria en ese centro y más tarde entré en las oficinas de la fábrica textil Itesa, que estaba donde los antiguos pabellones de Ifeba.

-En aquella época no debía haber muchas mujeres que trabajaran.

-Estuve muy bien esos años, pero lo dejé cuando tuve a mis dos primeros hijos. La primera nació cuando tenía 27 años y luego vinieron los otros tres seguidos. Dedicaba el día a mis hijos y limpiaba la casa cuando se acostaban.

-¿Le quedaba tiempo para pelear por el barrio?

-Aunque ahora estamos separados, en aquella época mi marido (Paco Bazaga) era el presidente de la asociación de vecinos de Santa Engracia y yo le pasaba los escritos a máquina y colaboraba en lo que podía. Teníamos un compromiso con la gente porque desde muy jóvenes vivimos el asociacionismo en el chalé que el padre Tacoronte cedió a los jóvenes de la margen derecha.

-¿Cómo es hoy el barrio al que representa?

-Yo vivo en Santa Engracia desde que se creó hace 50 años. Vinieron maestros, guardias civiles, curas, familias de las Moreras que se quedaron sin casa por las inundaciones y personas que necesitaban una vivienda. Estaba muy bien y dijeron que sería algo provisional, que en diez años las 800 familias tendríamos casa en otra zona de la ciudad.

-Pero no fue así.

-Con los años nos ofrecieron quedarnos con las viviendas. Más de 600 familias las compraron, pero el abandono ha ido en aumento. Al principio el Ayuntamiento daba 160.000 pesetas a un administrador que contrataba al jardinero, a los limpiadores, incluso al guardia. Pero eso desapareció.

-¿Cuál es hoy el mayor problema?

-Los escalones de las calles. Hay personas que no pueden salir de casa.

-Cuando Cristina Herrera era concejal de Urbanismo propusieron derribar las casas y levantar bloques. ¿Por qué lo rechazaron?

-Ese proyecto no nos gustó porque no se contó con los vecinos. En mi caso no me beneficiaba, yo no cambio mi casa por un piso, aunque otra gente sí lo haría. Habría que haber visto caso por caso, porque hay personas que han invertido mucho en sus viviendas. A nosotros nos gusta más un proyecto que propone eliminar los escalones.

-¿Y por qué no se lleva a cabo?

-Porque no hay dinero para hacer la obra. Para eso no, pero en Juan Carlos I sí han puesto un ascensor. Hay muchas diferencias entre el centro y los barrios humildes. Yo veo que allí ponen esos cacharros que llevan flores mientras nuestras calles están rotas.

-¿Hay familias que pasen hambre en Santa Engracia?

-Hambre no sé, pero yo veo familias que pasan mucha necesidad.

-Hay quien dice que en una situación de necesidad está justificado robar...

-Las personas que pasan por la situación que yo digo no roban. En Badajoz no se roba para comer.

Cosas buenas y malas

-Hace unos días la homenajeó el PSOE y usted no oculta que es del partido. ¿Qué le gusta del PSOE?

-Su éxito mayor es el grado de bienestar social que tenemos. También el reconocimiento de los homosexuales, porque antes tenían que estar escondidos. Y por supuesto la igualdad entre la mujer y el hombre. Yo he vivido la época en la que había que pedir permiso al hombre para comprar un electrodoméstico.

¿Hay algo no le guste del PSOE?

-No te lo digo.

-¿Por qué no?

-Porque no, pero lo ha habido. Yo considero que los socialistas tenemos que ser cercanos a la gente, y a lo mejor diciendo eso ya te digo algo.

-¿Cómo le gustaría que fuera la sociedad del futuro?

-Para mis hijos y mis nietos pediría que por lo menos tengan para poder vivir y que las mujeres sepan que son el motor de la familia. En barrios como el mío son ellas las que están luchando, porque sacan adelante la casa y, si pueden, trabajan unas horas fuera, mientras que el hombre se dedica a trabajar y, si no tiene trabajo, no hace nada en casa. Eso sin contar el tiempo que dedican las mujeres a los abuelos. No se puede generalizar, porque hay hombres muy buenos, pero yo lo veo así.

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