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Benabbou I de Mérida
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Benabbou I de Mérida

El de Talayuela de origen marroquí se proclama en el Circo Romano el mejor promesa masculino de España, aunque sin medalla a la espera de su nacionalidad

FERNANDO GALLEGO

Lunes, 17 de marzo 2014, 11:09

Y un año más, en esta ocasión para toda España, Houssame Eddine Benabbou (Oujda, Marruecos, 1993) hizo el avioncito. El suyo. Con esa media sonrisa que se le descubre cuando resopla pisando meta. «Porque me recordó a lo del año pasado en el Campeonato de Extremadura», dice segundos después de proclamarse mejor promesa masculino de España. Sí, señores, mejor, tal cual, aunque sin medalla, porque catorce años después continúa sin tener la nacionalidad española. Pero que no se preocupe Houssame, que cuando de el salto al absoluto y sea un medallista en potencia para nuestro país, ya le pondrán la alfombra roja que se encargarán de tejer tanto la Federación como los Tribunales. Lleva tres años esperándola y la necesita para competir como español en los próximos Juegos Mediterráneos.

Con una superioridad aplastante, el atleta afincado en Talayuela entró en solitario en meta. Gracias en parte a su hermano, por qué no reconocerlo. Allí estaba él, en la recta final, metido entre el público en las gradas, gritándole, «aguanta», «ahora», «recupera», «frena», «tira», «aprieta»... Y Houssame haciéndole caso siempre. Hasta que en la última vuelta escuchó un «rompe» y rompió la carrera. Arriesgó y se marchó en solitario y le dio al atletismo extremeño la mayor alegría del Campeonato de España de Cross que acogió ayer el Circo Romano de Mérida. «Me he visto muy bien. Me siento campeón de España. He cumplido». Chapó Houssame, chapó. Un año después vuelve a coronarse rey en el mismo recinto, desde ahora su talismán.

Su carrera, el calor y los casi 8.000 espectadores que se congregaron para seguir la prueba en directo fueron las mejores noticias para una Federación, la extremeña, que pasó con nota las expectativas creadas en torno a la organización. No hubo atleta, equipo, entrenador, aficionado, seleccionador, presidente, turista, familiar, curioso que no ensalzara el circuito y el marco. La mañana fue deliciosa. La palabra éxito se queda corta.

Sin revalidar la plata

Una pena que ese éxito no fuera acompañado de mejores resultados. «La gente se cree que aquí regalan las medallas», espetó tras su carrera Sonia Bejarano, ayer la mejor atleta extremeña. Su selección, la senior femenina, partía entre las favoritas para colgarse una medalla tras la plata obtenida el año pasado. Pero acabó algo lejos del podio: en sexto lugar. Fueron insuficientes los puestos y los tiempos de la propia Bejarano, Tania Carretero, Raquel Gómez y Conchi Hidalgo. El abandono de Teresa Urbina, a quien ha ido a visitar la gripe esta semana en su mejor momento del año, y la ausencia de Cristina Jordán se notaron sobremanera. Y más con la élite pululando por el circo. Un lujo ver deslizarse a Trihas Gebre (en la misma situación que Benabbou: la mejor, pero sin nacionalidad), Nuria Fernández o Gema Barrachina.

Y eso que durante una vuelta soñamos con la púrpura. La que duró Sonia Bejarano en cabeza de carrera. Pero no estuvo resguardada como debiera para hacer podio y al final acabó entrando duodécima (aunque como octava mejor española). Meritoria su carrera. Tanto como la de Tania Carretero, que debutaba en absoluto con un tremendo decimoquinto puesto. Cuando se acostumbre a correr con «las mayores»... Porque el salto de categoría se nota.

La élite de las chicas corriendo... y la élite de los chicos también. Con nombres en la tierra como los de Ayad Lamdassem o Aelemayehu Bezabeh, uno sólo aspira a no estar muy lejos de sus tiempos. Sin ser un especialista, Pablo Villalobos se consagró como el mejor extremeño en el senior masculino a menos de dos minutos de los vencedores. Muy cerquita de él, Ricardo Rosado. Y algo más alejados, Carlos Gazapo e Iván Garrido. Las quinielas nos colocaban entre las siete u ocho mejores selecciones, y al final fuimos décimos. Peor cara se le quedó al vasco Iván Fernández, que tras comandar casi la totalidad de la carrera con una gran ventaja sobre sus perseguidores, fue cogido en la última vuelta por Lamdassem y Bezabeh.

Bote y Choukairi

Y luego dos nombres más. Primero el de la anfitriona Marta Bote, que acabó séptima en la carrera junior femenina. La de Arroyomolinos afincada en Mérida aguantó en el grupo de cabeza hasta los últimos kilómetros, cuando el calor y el ritmo de sus rivales la acabaron por descolgar. Pero no es fondista, y aún así lo pareció. Esa debe ser su medalla. Esa y esta otra: «No he dejado de escuchar en ningún momento del recorrido los gritos de ánimo y de apoyo de mis amigas y la gente de Mérida. Gracias a todos». Es lo que tiene correr en casa. Entró desfondada a meta, pero tras el Aquarius se dio cuenta de su mejoría y de la buena carrera realizada. Su carrera la ganó una novata: Carmela Cardama, que se marcó la carrera de su vida en el día de su debut en junior.

Y el segundo nombre, el de Rachid Choukairi en junior masculino. Séptimo a 1:15 del campeón y sexto con la selección regional, el puesto más alto (junto a las chicas) que consiguió Extremadura en este Nacional de Campo a Través, gracias también a la carrera de Juan José Márquez.

Por comunidades, Castilla y León fue la selección más laureada de todas (seguida de Madrid y Catalunya). Tanto como la ciudad de Mérida. Un comunicado de la Federación Española de Atletismo concluyó de esta guisa: «Mérida es de 10».

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