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ROCÍO ROMERO
Jueves, 20 de marzo 2014, 01:34
¿Cómo conseguir que el queso de torta de oveja que se elabora en Extremadura llegue a Japón con las mejores condiciones de sabor, textura y olor? La respuesta a esta pregunta la están buscando los investigadores del área agroalimentaria integrados en el antiguo Intaex. El edificio en el que trabajan, junto a la Escuela de Ingenierías Agrarias, se les ha quedado pequeño y el presidente de la Junta, José Antonio Monago, puso ayer la primera piedra del futuro edificio.
En realidad, la obra comenzó en noviembre pero ayer fue el día en que las autoridades visitaron el recinto y contaron el proyecto. Hace cuatro años que el arquitecto Tomás Curbelo ganó el concurso para diseñar la ampliación. Ideó un inmueble de 3.300 metros cuadrados paralelo al primigenio con tres alturas. Se conectará con el antiguo edificio en las plantas baja y primera.
El futuro inmueble albergará nuevos laboratorios para las líneas de investigación que se desarrollan. También se habilitarán despachos. La planta baja acogerá un salón de actos con capacidad para 200 personas, una estancia que actualmente no tiene el instituto. En esa misma altura se dispondrá las oficinas de transferencia de tecnología (OTRI) y del Cluster Alimentario.
Europa paga el 80%
La construcción tiene un presupuesto de 2,5 millones de euros y un plazo de 18 meses, por lo que estará terminada en el verano de 2016. FCC es la encargada de la edificación. La inversión total, sin embargo, supera los 5,5 millones de euros. En ese montante se incluye el mobiliario y los equipos técnicos y científicos, así como la redacción del proyecto. La mayor parte del dinero, el 80%, procede de fondos europeos. La Junta aporta el 20% restante.
El antiguo Intaex forma hoy parte del Centro de Investigaciones Científicas y Tecnológicas de Extremadura (Cicytex). Su director, Germán Puebla, explica que las nuevas instalaciones permitirán incrementar el personal porque, además, cada vez reciben más peticiones de las empresas radicadas en la región.
El objetivo de las 50 personas que trabajan en este área es conseguir que los productos que nacen en el campo extremeño lleguen a mercados lo más amplios posible y en las mejores condiciones para competir con otros productores.
En la fruta, por ejemplo, se trata de controlar la temperatura y humedad. Estudian la influencia de la fecha de recolección en el comportamiento de frutas como la ciruela, el melocotón y la nectarina, o el efecto del envasado en la capacidad del almacenamiento.
Este tipo de investigación es fundamental, defiende Germán Puebla, para que la empresa extremeña pueda vender el producto con el sello de la tierra. Se trata pues de intentar que el producto que crece en Extremadura se desarrolle en la región y llegue a los mercados como extremeño.
También investigan nuevas elaboraciones, una línea en la que han conseguido crear una bebida a base de nueces.
El presidente de la Junta, José Antonio Monago, destacó que la exportación de las empresas agroalimentarias ha crecido en los últimos años. Cree que para poder conquistar nuevos mercados las compañías deben adaptarse a las demandas de los consumidores a través de la innovación.
En este sentido, indicó que la Junta está poniendo las bases para esa sinergia entre empresas e investigación con la labor del Cicytex. De ese modo no solo se mejoran los productos, sino que también sale beneficiada la imagen de la región en el exterior.
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