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Las Olsen dan la campanada
SOCIEDAD

Las Olsen dan la campanada

Con 9 meses las gemelas Mary-Kate y Ashley ya salían en televisión, con 6 años eran las empresarias más jóvenes de Hollywood y con 27 poseen 720 millones de euros. Visten a Michelle Obama y están a punto de emparentar con Sarkozy

ESTER REQUENA

Sábado, 29 de marzo 2014, 11:34

Cuando Mary-Kate Olsen (California, 1986) y Olivier Sarkozy (Francia, 1969), hermanastro del expresidente galo, empezaron a mostrar públicamente sus arrumacos nadie daba un duro por su relación. Las apuestas en su contra en 2012 se pagaban a mil a uno en el mundo del cuore. Sus 17 años de diferencia y sus mundos distintos -él, las inversiones bancarias; ella, la moda- no ayudaban mucho. Sin olvidar los dos hijos del divorciado Olivier, de 12 y 10 años, que curiosamente son casi de la misma altura que la gemela Olsen, que apenas llega a los 152 centímetros, plataformas incluidas. Todo apuntaba entonces a un capricho de la excéntrica actriz de 27 años, que volvía con fuerza al candelero porque eso de emparentar con el Elíseo francés, aunque fuera solo unos meses, vendía mucho en Hollywood. Sobre todo por Carla Bruni y por fantasear con una imagen de la ex primera dama de Francia mano a mano con Mary-Kate Olsen y su estilo «bohemio burgués», como lo define 'The New York Times'. Esa instantánea llegará pronto... ¡y nada menos que con la gemela vestida de novia!

Entre los planes de Mary-Kate no entraba dar el 'sí, quiero'. Ella solo aspiraba a ser madre y no necesitaba papeles. Pero Olivier le colocó un pedrusco tamaño XXL tallado en 1953 por Cartier en oro amarillo con un diamante de cuatro quilates rodeado de zafiros y pétalos de diamantes. 60.000 euros lleva en su anular. Cualquiera pondría el grito en el cielo, pero para Mary-Kate casi se puede considerar una minucia. Solo hay que echarle un vistazo a la cuenta corriente que comparte con su gemela Ashley, dos minutos mayor. La revista 'Forbes' eleva sus fortunas a 720 millones de euros. Pero es que llevan trabajando desde bebés y con seis años ya atesoraban el título de las empresarias más jóvenes de Hollywood.

Hijas de una bailarina de ballet profesional y un banquero de ascendencia noruega, la vida de las Olsen dio un brinco antes de que les saliera el primer diente. Y todo por su simpatía. En el casting para la serie 'Padres forzosos' no soltaron ni una lágrima. Al contrario, no pararon de sonreír y gracias a eso se llevaron de calle el papel para interpretar a la pequeña Michelle Tanner. También porque eran idénticas... salvo por un lunar en la comisura de los labios de Mary-Kate, que es zurda. Con nueve meses comenzaron a turnarse para interpretar a la pequeña de la familia y así 'esquivar' el límite de horas de rodaje para niños que establecen los estrictos sindicatos de Estados Unidos. La producción fue un pelotazo con audiencias millonarias en todos los países a los que llegó. Sus padres vieron el filón y renegociaron sus contratos. Las malas lenguas cuentan que llegaron a embolsarse 60.000 euros por capítulo. Y se emitieron cerca de 200 en ocho temporadas, a lo que se suma que hicieron caja con el merchandising, incluidas dos muñecas tipo Barbie. Pero no recuerdan aquella época con demasiado cariño por más que les solucionase la vida: «Éramos como dos pequeños monos de feria. No desearía nuestra niñez a nadie».

Modelitos a 5.000 euros

Para las nuevas generaciones las gemelas Olsen solo cuentan con una ocupación: la de exitosas diseñadoras. Entre su clientela sobresalen nombres como Michelle Obama o Carey Mulligan. Algunos de sus modelitos superan los 5.000 euros la pieza... aunque también trabajan líneas más económicas. Facturan 760 millones de euros al año. La revista 'Time' las sitúa en la lista de los 100 mayores iconos de la historia de la moda, donde las Olsen se codean con nombres como Coco Chanel, Balenciaga o Alexander McQueen. Un hito que no sorprende tras arrebatar en 2012 al mismísimo Marc Jacobs el premio CFDA a la mejor colección, considerado Oscar de la moda.

Ya rehabilitada

Atrás quedaron sus dotes interpretativas. En parte porque su salto al público adulto no tuvo apenas respaldo... y mira que lo intentaron juntas y por separado. Entonces decidieron cambiar de aires y probar hacer carrera en la universidad. Solo duraron un año. Pronto vieron el potencial de convertirse en 'it girls' e incrementar su lado 'fashion victim' pese a que su estatura les hace ir a cualquier hora del día con taconazos de muchos centímetros de altura. De ahí a lanzarse a diseñar solo había un paso. Esperaron a que Mary-Kate abandonase el centro de rehabilitación en el que la trataban por la anorexia nerviosa que sufría tras una época de desfase. A su lado nunca ha faltado Ashley, la más cerebral, porque Mary-Kate siempre se ha distinguido por su vena creativa, impulsiva y díscola. Algo que ha pulido desde que anda con el pequeño Sarkozy. Ahora poco más trasciende de ella y de su gemela, salvo sus entradas y salidas a su oficina neoyorquina a la que van seis días a la semana. Apenas conceden entrevistas, nunca han vendido su vida y su círculo guarda mutismo sobre sus aficiones más allá de los trapitos y de que Mary-Kate y el hermanastro viven en un palacete de 4,5 millones de euros en el East Village de Nueva York.

Eso sí, como dinero llama a dinero, en el historial amoroso de las hermanas Olsen no faltan sus conquistas millonarias. Antes de salir con Olivier, Mary-Kate flirteó con Stavros Niarchos III, heredero del conocido armador griego. Pero la dejó por Paris Hilton, una de sus mejores amigas en aquel momento. (Por supuesto ahora se encuentra entre sus más acérrimas enemigas). Después le tocó el turno con Max Snow, hijo de un magnate del petróleo. Pero tampoco funcionó. El historial de su gemela Ashley no se queda atrás. Salió con el jugador de fútbol americano Matt Kaplan, con Jared Leto -el ganador del último Oscar al mejor actor de reparto- e incluso con el ciclista Lance Armstrong, 15 años mayor que ella. Se ve que a las Olsen les van más los hombres mayores.

Tal es la compenetración entre las gemelas que podrían pasar a la vez por el altar. Porque Ashley tiene más que consolidada su relación con el director Bennett Miller, de 47 años, algo mayor que su 'cuñado' Sarkozy. Hasta en escoger cuarentones están sincronizadas. Pero no es en lo único. «Algunos de nuestros recuerdos son compartidos. No sabemos qué le pasó a quién. Por ejemplo, recordamos que a alguna de las dos le picó una abeja cuando éramos pequeñas, pero no sabemos a quién, porque las dos lo sentimos por igual», ha relatado Mary-Kate en alguna ocasión. Así que el doble bodorrio no se descarta.

Pero es que además la pequeña del clan Olsen, Elizabeth, de 25 años, se habría prometido también en estos días. Un calco de sus hermanas, aunque considerablemente más alta y con más curvas, Elizabeth decidió desde muy joven prepararse y hacer carrera en el mundo de la interpretación sin aprovecharse de la fama de sus mediáticas y exitosas hermanas. Le ha ido bien, porque los especialistas ya la sitúan entre las actrices con más futuro del momento. Su prometido sí es de su generación: el actor y modelo Boyd Holbrook, de 32 años. Una relación de hace dos años que se ha consolidado en estos últimos meses al irse a vivir juntos a un pisito de Brooklyn.

Así que a la familia se le acumula el trabajo para diseñar todos los modelitos para tantos 'sí, quiero' a la vista. Los vestidos harán gala de su particular estilo. Eso sí, nada de enseñar el ombligo, una manía que les inculcó su madre y que se ha convertido en el sello Olsen. Mejor no les ha podido ir.

44 años, está prometido con Mary-Kate Olsen, de 27 años. El hermanastro de Nicolas Sarkozy estudió en la elitista Universidad de St Andrews Historia Medieval. Divorciado y con dos hijos, se dedica a las inversiones bancarias en Nueva York.

32 años y novio de Elizabeth Olsen, hermana menor de las gemelas. Era carpintero en su pueblo cuando le descubrieron para la pasarela. Modelo cotizado a principios del año 2000, ha saltado con éxito al mundo de la interpretación.

47 años y pareja de Ashley Olsen. El cineasta cuenta en su filmografía con cintas como 'Moneyball' o la exitosa 'Capote', por la que estuvo nominado al mejor director. Era íntimo amigo de Philip Seymour Hoffman.

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