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MARÍA JOSÉ TORREJÓN
Domingo, 30 de marzo 2014, 11:40
Más delgado y con perilla. Fray Manuel Díaz Buiza (Villafranca de los Barros, 1967) regresará el próximo sábado, día 5, a Cáceres con una nueva imagen y un reto: pronunciar el pregón de Semana Santa. El acto, que tendrá lugar en el Complejo Cultural San Francisco (a las 20.00 horas), supondrá para él un reencuentro con una parte de su pasado. No en vano, residió durante 14 años en Cáceres, donde estuvo al frente del convento de Santo Domingo, fue profesor en el colegio San Antonio y se volcó en el trabajo con los jóvenes. Ahora reside en otro convento, el de San Buenaventura, ubicado en el centro de Sevilla. Allí, cuenta, el ambiente de Semana Santa se respira ya detrás de cada esquina.
-¿Qué tal le va por Sevilla? ¿En qué consiste su labor actual?
-Sevilla me ha sentado muy bien. Actualmente soy el secretario de los provinciales en proceso de unión de España. Los franciscanos estamos distribuidos por provincias; hay nueve en total. Todas estas provincias se van a unir en una única en enero de 2015. Y, además, soy el vicario de las parroquias de Umbrete y Espartinas.
-¿Cómo afronta el reto de ser el pregonero de la Semana Santa?
-Creo que es un reto indignamente merecido. No me considero a la altura de esta invitación. Es una responsabilidad muy grande.
-¿Por qué?
-Porque no soy cacereño y no va a ser un pregón al uso. Yo no puedo emocionar hablando de momentos, de esquinas, de calles... Habrá muchos cacereños que lo podrían hacer mejor que yo, con todo un peso de trabajo y de entrega a la Semana Santa detrás.
-¿Qué idea quiere transmitir?
-Yo quiero que la voz de los franciscanos vuelva a ese templo, ahora convertido en centro cultural. Y para una cosa tan digna como es pregonar la Semana Santa. Voy a invitar a la gente a mirar al cielo. Estamos mirando mucho a nuestros ombligos y nuestras preocupaciones. Hay que ampliar el horizonte para vivir el misterio que se celebra. Es muy fácil despistarse entre tantas cosas. Buscamos que la Semana Santa sea de interés turístico, que se llenen los comercios, que los veladores estén llenos pero se nos olvida el gran misterio que celebramos. Quiero emocionar y que el corazón del cofrade se conmueva.
-A pesar de no ser cacereño, sí ha tenido tiempo para conocer la Semana Santa de Cáceres, ¿no?
-Como trabajaba con los jóvenes, solía pasar las pascuas en el Palancar. Entonces, iba y venía. No he vivido la Semana Santa todos los días, ni todas las horas, ni todos los momentos. Pero la conozco.
-En Santo Domingo vivió el nacimiento de una nueva cofradía, la de la Salud, en el año 2006.
-En ese sentido, humildemente, he apoyado el movimiento 'cofradiero'. La cofradía de la Salud es franciscana por los cuatro costados. También fui profesor de la Escuela Cofrade, di el pregón de la Esperanza, he dado misas en el Amparo...
-Y, además, también conoce de cerca la cofradía de los Estudiantes, unida a Santo Domingo desde hace medio siglo...
-Sí, fue una hermandad que surgió en el seno del colegio y está muy vinculada a él.
-Se marchó de Cáceres en noviembre de 2011. ¿Ha regresado desde entonces alguna vez?
-He vuelto alguna que otra vez, pero de forma muy puntual. Gracias al pregón me voy a reencontrar con una ciudad a la que quiero. A Cáceres la llevo en el corazón.
-Ahora que reside en Sevilla, ¿cómo se vive allí la Semana Santa?
-Aquí la Semana Santa es todo. Todo huele ya a Semana Santa. Ha reventado el azahar. Y eso sirve de anticipo. El revuelo de quinarios, de besapiés, de besamanos y de vía crucis es grandísimo. Sevilla gira sobre sí misma en este misterio de la Semana Santa. Es impresionante. Yo he ido a escuchar algunos pregones y algunas exaltaciones y no creo que yo esté a la altura...
-¿Qué es lo que más le sorprende?
-Lo que me choca es que aquí está todo el mundo implicado. Aquí los cofrades lo son de todo el año, no de dos o tres días. En Cáceres las cofradías luchan por hacer viva la hermandad durante todos los días del año. Ese es un gran desafío y un reto. Sobre esto apunto algo en mi pregón. Lo que sucede en realidad es que parece que todo se concentra en las salidas de las procesiones. ¿Y si llueve? Pues si llueve habría que pensar que habrá merecido la pena formar parte de una cofradía que la estás viviendo todo el año. También hay que reconocer que la salida de las imágenes titulares es un momento especialísimo, pero la cofradía es mucho más que eso.
Escuela Cofrade
-En su opinión, ¿qué distingue a la Semana Santa de Cáceres de la de Sevilla o de otras declaradas de interés turístico internacional?
-Creo que el marco incomparable. No lo tiene ni Sevilla. Lo puedo decir con la boca bien abierta. La Semana Santa de Cáceres tiene el encanto de esa Semana Santa castellana. Va creciendo, es dinámica. En estos últimos cuatro años han nacido cuatro nuevas hermandades, por lo tanto es un síntoma de buen estado. Y se ha trabajado mucho en la formación de los cofrades con la creación de la Escuela Cofrade. Además de la música, de los adornos y de toda la puesta en escena, la calidad de una Semana Santa también se mide cuando sus cofrades son conscientes de lo que hacen. No se puede olvidar que es una expresión de fe, más allá del arte y de la belleza.
-Hablaba antes de la implicación existente en Sevilla con la Semana Santa, ¿cree que en Cáceres hace falta que el resto de la sociedad se involucre más con la fiesta?
-Es de recibo. El hecho de saber que ya por ser de interés turístico internacional va a movilizar a muchísima gente, debería tener una respuesta de hosteleros, restauradores, de los negocios... Aquí en Sevilla se decoran todos los recorridos principales; la gente se vuelca.
-Por cierto, ¿tiene ya el pregón listo o está en ello?
-Ya le estoy dando las últimas pasadas. Estoy releyendo, quitando y poniendo... Lo que quería decir ya lo tengo puesto. No me considero un gran literato, solo quiero transmitir lo que llevo dentro en relación al misterio de la Pasión.
-El pregonero suele elegir a la persona que le presenta en el acto. ¿Quién le presentará a usted?
-Me va a presentar un buen amigo, un anestesista del hospital San Pedro de Alcántara. Se trata de Fernando García-Montoto. Es el presidente de la fraternidad seglar franciscana de Cáceres.
-¿Cuándo llegará a Cáceres?
-La mañana del sábado estaré por allí. Quiero concentrarme, ir a lo que voy y quiero vivir ese momento.
-¿Le gustaría regresar para quedarse?
-Sí, claro que sí. ¡Cómo no! Faltaría más... Pero los frailes estamos un día aquí y otro allí. Nos vamos llorando de los sitios y regresamos llorando. A mí me dio mucha pena irme, pero sé que es ley de vida. La vida del franciscano es itinerante. Algunos tienen la suerte de permanecer en un sitio muchos años, como el Padre Pacífico, pero lo habitual es que pasemos por varios lugares.
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