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Los pilones escondidos de Jerte
REGIONAL

Los pilones escondidos de Jerte

Entre el Castillo, el Melocotón y la Tejaílla discurre la Garganta de Asperones y sus grandes pozas

ANA B. HERNÁNDEZ

Martes, 1 de abril 2014, 09:46

Muy pocos saben de su existencia en el pueblo de Jerte, en cuyo término se encuentran. En el Valle, apenas nadie. Por eso son todo un paraíso para los pocos que conocen el terreno, saben de ellos y optan por disfrutar de momentos diferentes, en el silencio atroz de la naturaleza, pasando un día o solo unas horas en la Garganta de Asperones. Sabiendo que están rodeados, sin apenas notar su presencia, de cabras montesas, ciervos, jabalíes, zorros, tejones y buitres.

En apenas 200 metros, una quincena de pozas. Son los pilones escondidos de Jerte, los que no se conocen, cuyo acceso requiere tiempo y esfuerzo y, sobre todo, conocer a fondo la Reserva Natural de la Garganta de los Infiernos, el segundo enclave natural -por detrás del Parque Nacional de Monfragüe- que más turistas recibe en Extremadura.

Su tirón turístico está fuera de toda duda, miles de personas visitan cada año el lugar, especialmente, los pilones. Tantas visitas, de hecho, que han colocado al Valle del Jerte en la comarca extremeña que lidera el ránking turístico regional, seguida además del resto de las ubicadas en el norte cacereño. Ninguno de esos miles de visitantes posiblemente conozca que, garganta arriba, a unas dos horas de los pilones más conocidos en España hay otros que pueden competir en belleza con ellos. A la mayoría les será harto difícil realizar sobre el terreno la comparación si no cuentan con un guía experto que les lleve hasta la Garganta de Asperones, en la sierra del mismo nombre.

Pero lo cierto es que a unas dos horas sendero arriba desde los pilones turísticos, entre las montañas del Castillo, el Melocotón y la Tejaílla están los otros pilones, los escondidos de Jerte. «Son una maravilla, en los que de verdad encuentras tranquilidad, en los que se puede uno bañar sin darse codazos con el de al lado, en los que se puede tomar el sol en silencio...», afirma un lugareño que conoce palmo a palmo la Reserva Natural. Por eso sabe que sin un guía experto es más que difícil acceder a los otros pilones de Jerte. Además, al encontrarse en plena Garganta de los Infiernos, el acceso en coche está restringido solo a los que cuentan con la autorización para ello. Por eso, andando desde el campamento y el centro de interpretación se pueden tardar más de tres horas en vislumbrar esos otros pilones. Hay que llegar hasta Las Majaíllas y después atravesar el Paso Malo. Solo así se accede hasta El Bujo, la zona que atraviesa la Garganta de Asperones, que forman los arroyos Fuentefría, La Vejiga y Majacimera..., donde el agua baja con fuerza de la sierra y rellena cada una de las quince pozas que conforman los pilones ocultos del Jerte.

Pero si usted tiene la suerte de encontrarlos, de contar con ese guía experto que le ayude a subir y bajar el monte escarpado por mil recodos, sorteando las innumerables piedras que decoran todo el recorrido, tendrá la oportunidad de contemplar otro rincón bello de la naturaleza, de la joya de la Reserva Natural. Alcanzará la Garganta de Asperones, una de las tres que conforman la Garganta de los Infiernos, donde están los pilones turísticos, junto con la Garganta de la Serrá y la Garganta Chica. En unos y otros pilones usted se encontrará en una finca privada. En el caso de los pilones escondidos, en la llamada Solisa, de unas 1.800 hectáreas; una finca que como otras muchas de la Reserva Natural estuvo poblada de cabras hace años y que hoy es un coto de caza. De ahí que la falta de uso haya desvirtuado el sendero que -también hace ya muchos años- los jerteños utilizaban para alcanzar esos otros pilones.

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