

Secciones
Servicios
Destacamos
JAVI PÉREZ
Martes, 1 de abril 2014, 10:31
El líder se levanta. Estaba tocado, de rodillas y casi noqueado, pero sacó un coraje nunca visto hasta ahora para llevarse un triunfo sufrido, agónico y a la vez rehabilitador. Tiró de amor propio para doblegar a un imponente Oliva, que le puso contra las cuerdas, pero que se marchó de vacío casi en el descuento. El equipo de Víctor López se transformó en cuestión de minutos. De temeroso y vulnerable a orgulloso, enrabietado y desafiante. Sabía que tenía que ganar para despejar dudas y reconciliarse con una afición al borde de la desesperación con su equipo. Sito sacó la traca final con un Golo magistral, a tiempo de templar los nervios de una grada irritada y que casi hace perder los papeles a varios jugadores. El Badajoz por fin demostró a base de furia que sabe ganar sin Copito, aunque se encontró con un golpe de suerte.
El conjunto blanquinegro pudo comprobar cómo será la fase de ascenso que le espera a la vuelta de la esquina. El Oliva fue el mejor ejemplo de la dureza para superar las eliminatorias por subir a Tercera. Los de Rafa Calzado han sido el mejor equipo que ha pasado por el Nuevo Vivero de lejos. Víctor López habrá podido tomar buena nota porque el partido fue lo más parecido a lo que se va a encontrar en la fase decisiva.
Fue una primera parte de alternativas. El partido comenzó a un ritmo tremendo. Con dos equipos a por todas y sin guardarse nada. El Badajoz trataba de profundizar. Pablo Carmona se movía como un ratoncillo escurridizo entre líneas, ofreciéndose y buscando la verticalidad. Los pacenses querían resolver por la vía rápida para no caer en la ansiedad. Pero el Oliva se mostró como un equipo sólido, bien posicionado, correoso, aguerrido, con las ideas claras y con un estilo definido. Ambas escuadras salieron a imponer su autoridad en el centro del campo. Sandro y Macarro se las veían con Moro y Chávez. El duelo quedó en tablas en el primer round. Pero en el segundo, los oliveros se comieron a los pacenses hasta hacerlos casi desaparecer. Si el conjunto de Víctor López había avisado con una oportunidad a la que no llegó Carmona por unos centímetros y un remate cruzado de Héctor que se marcharía ligeramente desviado, los de Rafa Calzado respondían con un soberbio disparo de Pana a media vuelta que enviaría a córner Kouba en un espectacular paradón.
De nuevo, Pablo Carmona se subió a su patinete e intentó otra de sus diabluras con un recorte sobre Jesús en la diagonal del área pero que Fran blocaría sin problemas.
Antes de la media hora el Badajoz ya había hecho sus deberes. El gol de Héctor, muy activo en el primer período, allanó el camino. El equipo pacense necesita controlar el marcador para no angustiarse y caer en la precipitación. Le empezaban a salir bien las cosas, un factor que en otras ocasiones no se le ponía de cara por falta de pegada. Pero ahí estaba Héctor para enganchar un zurdazo por la escuadra tras un rechace a la salida de un córner. El lateral izquierdo blanquinegro hacía buena la máxima del fútbol de que la mejor defensa es un buen ataque y en ausencia del pichichi Copito adelantó a los suyos. Poco después, Héctor disfrutaría de otra oportunidad por el carril zurdo en un carrerón tremendo que le llevó a apurar hasta la línea de fondo para meter el pase al punto de penalti y tras rebotar en el pie de un defensa olivero pasearse por delante de la portería sin encontrar rematador.
Pero si algo tiene el Oliva es pasión. Apenas se inmutó. Mantuvo su plan. Buscó las triangulaciones como mejor camino para llegar al área de Kouba y en una de esas combinaciones recibiría Sergio Gallego entre José Chino y Cholo, revolverse con maestría y encontrar el hueco por donde batir a Kouba. El joven delantero arlequinado demostró la calidad que tiene en sus botas para poner de nuevo las cosas en su sitio y llevar la inquietud a la grada del Nuevo Vivero. Otra vez tocaba empezar de cero. Pero el Badajoz se quedó sin tiempo porque todavía algo desconcertado por el empate llegaría el descanso.
En el segundo acto, el Oliva empezó a creérselo. Había tanteado al líder y pudo comprobar que no es tan invencible como en la primera vuelta. Sergio Gallego lo intentó desde lejos con otro lanzamiento para lucimiento de Kouba. Los de Rafa Calzado tenían noqueado al Badajoz. Cholo sacaba bajo palos una ocasión de Pana, pero el despeje elevado a las alturas terminó quitándoselo de encima Kouba bajo la misma escuadra.
Víctor López, consciente de que se le escapaba el partido, sacó la artillería disponible. Puso en liza a Javi Bolaños, Rooney y a continuación a Uva en busca del gol que le diera una victoria que templara los ánimos. Pero el técnico del Oliva no quería desaprovechar la oportunidad única que se le brindaba. Dio oxígeno a su equipo con Gonzalo y Abel por los extenuados Guerrero y Sergio Gallego, auténticos incordios para la zaga blanquinegra por su velocidad y potencia para armar un buen ataque.
El Badajoz poco a poco se fue recuperando del acoso olivero. Golo y Sito tiraron del equipo para salir de esa presión casi asfixiante y mirar hacia arriba. Durante muchos minutos estuvo más preocupado por defender que de atacar ante el enorme despliegue del Oliva. Así, Sito apareció para plantarse en el área, ver al Bolaños y Uva en el segundo palo con la caña preparada pero el centro lo interceptó Fran. Esa acción, que se desvaneció sin más peligro, despertó al líder. Para entonces Golo había recogido los galones y se metió al centro para poner orden al desconcierto y conducir a los suyos que deambulaban sin rumbo. Hasta ese momento Moro era quien mejor interpretaba la partitura de lo representado sobre el césped del Nuevo Vivero. Golo se hartó de robar balones y trenzar pases de 30 metros para ganar las espaldas de los centrales arlequinados. Recogió los restos del naufragio y uno a uno los llevó a tierra firme. Pero el Oliva se había adaptado a la perfección a su nuevo papel y sin fisuras deshabilitaba cualquier intento pacense. Como la contra clarísima de Uva que detuvo sin complicaciones Fran.
Hasta que Sito encontró el resquicio por donde poner la puntilla y llevar el éxtasis a la grada casi en el descuento. Un contragolpe -precedido de una acción muy protestada por el Oliva al tener a un jugador lesionado sobre el césped- bien llevado hasta las botas de Rooney en la izquierda y cuyo centro el mediapunta pacense enchufaba a la red.
El Badajoz respira, calma los nervios de su afición con un triunfo de arrojo y que sirve de cortafuegos.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Recomendaciones de HOY
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.