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Una mujer camina por el nuevo acceso peatonal que conecta el Junquillo con el centro. :: JORGE REY
La apertura del acceso peatonal acaba con el aislamiento del Junquillo
CÁCERES

La apertura del acceso peatonal acaba con el aislamiento del Junquillo

Los vecinos agradecen el esfuerzo del Ayuntamiento, pero recuerdan que después de casi un año y medio el autobús sigue sin entrar en el barrio

MANUEL M. NÚÑEZ

Martes, 1 de abril 2014, 13:01

«Por aquí vamos a pasar muchas personas, sobre todo las que son mayores. No tengo coche y poder ir andando hasta el centro es una alegría». Antonia Criado camina cargada con sus bolsas hacia el Junquillo. Con la conclusión de las obras del acceso peatonal que llega hasta el centro comercial el Ayuntamiento da solución a uno de los problemas que más preocupaban a los residentes, el aislamiento del barrio, desconectado con el resto de la ciudad a pie. La demanda surgió en octubre de 2012, nada más entregarse las primeras viviendas. Lo mismo ocurría con el transporte público. En este caso, la respuesta continúa pendiente. El autobús, por ahora, sigue pasando de largo en el Junquillo, recuerdan los vecinos. Su esperanza es que el Gobierno haga un esfuerzo parecido al que ha hecho con el nuevo acceso.

«Esto es un primer paso. Un paso importante. Tendremos que seguir recordando que no tenemos autobús», comenta Miguel Ángel Polo, convencido de que para tener solución «habrá que apretar». En el caso del acceso peatonal lo han hecho. Y por todos los medios a su alcance. Hasta las redes sociales han utilizado -cuentan con un grupo en Facebook muy activo- para que la alcaldesa supiese de sus reclamaciones.

Cuando los operarios de la empresa Construcciones Mena iniciaron las obras el pasado mes de enero, la asociación vecinal lo celebró como si de una victoria se tratase: «Se da así cumplimiento a una de las principales demandas que viene realizando la barriada desde hace ya más de un año», apuntaron entonces. Los trabajos han concluido incluso con antelación, algo que no suele ser habitual en las obras públicas. Según el Consistorio, la constructora ha acabado tres semanas antes de lo previsto la ejecución de una infraestructura muy celebrada en el barrio.

Así se desprende de los comentarios de los que ya son los principales beneficiarios. «Estoy encantada desde que llegamos al Junquillo. La zona es tranquila, el piso está fenomenal y la relación con los vecinos es excelente. Lo que no podía comprender es cómo tenía que ir por la carretera, pegada a los coches y jugándome el tipo para llevar a mi hijo de ocho años al colegio Dulce Chacón». El relato que hace Ana Pérez, que llegó el año pasado a una de las 260 viviendas del edificio de Ferrovial, resume en gran medida el sentir de los residentes. La conexión peatonal era una necesidad, una de las más prioritarias que tenían.

Lo corrobora el testimonio de Miguel Ángel Polo, que llega con sus bolsas hasta casa tras caminar sobre los 702 metros cuadrados de baldosa hidráulica de cemento instalados. La actuación se ha completado con 270 metros de bordillo bicapa, 12 columnas de 12 metros de altura con sus luminarias y más de 200 metros de tuberías.

«Antes también podíamos ir a pie. Yo mismo he ido muchas veces, pero lo hacías pegado a la carretera con el consiguiente riesgo. O por el campo. En días como este, de lluvia, eso se pone hecho un barrizal», explica Miguel Ángel. Muy similar es la opinión de Antonia Criado. Matiza que quizás a los más jóvenes la conexión no les afecte tanto, al contrario de personas que como ella no tienen coche. «Ahí pone que estamos en una avenida, pero esto es una carretera (la N-521). ¿Tenemos que venir andando pegados a los coches? Pues no. Se agradece que hayan hecho la obra y que la hayan acabado antes de lo que estaba anunciado», señala justo antes de reivindicar el bus.

Aguante

Juan Manuel Parra y Manuela Pilar Picapiedra viven en el bloque de Urvipexsa (180 pisos). Asumen que la ausencia de conexión con el centro y el autobús eran dos de las carencias que tenía la urbanización. Resuelta la primera, ahora confían en que se dé respuesta a la segunda. «Nos deberían aplaudir a nosotros por el aguante que hemos tenido hasta que han hecho lo que debería haber estado terminado desde el principio de la urbanización», afirman desde la asociación vecinal sobre el nuevo acceso.

También agradecen el esfuerzo del Ayuntamiento, pero como han explicado a los propios residentes aún queda: «Ahora seguimos con otros temas, como el autobús o las deficiencias que no se han subsanado». El Gobierno les garantizó que tendrían una parada en el barrio, pero los planes pasan por ubicarla en la N-521. Es decir, a las afueras. La solución no les gusta. Como hicieron cuando no tenían acceso, no se cansarán de recordarlo.

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