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BORJA OLAIZOLA
Martes, 1 de abril 2014, 11:10
Triunfó en los grandes teatros del mundo, compartió escenario con Charles Chaplin, actuó ante la reina de Inglaterra, fue amigo y cómplice de genios como Dalí o Picasso e incluso sedujo a Brigitte Bardot, en aquellos momentos la mujer más deseada del planeta. Ricardo Baliardo, más conocido con el sobrenombre de Manitas de Plata por su destreza con la guitarra flamenca, fue la viva imagen de un triunfador en los sesenta y los setenta. Aupado por la crítica y mimado por una parte de la opinión pública francesa que se siente identificada con los rasgos más raciales de la cultura hispana, especialmente el toreo y el flamenco, el gitano Manitas de Plata (Petites Mains d'Argent, en el original) fue durante años una figura pública de primer orden en el país vecino. Ahora que a sus 92 años le ha venido a ver el invierno, como a la cigarra de la fábula de Esopo, vive postrado por la enfermedad y sin dinero para contratar alguien que le cuide. Los franceses, entre los que aún brillan los rescoldos de su anterior esplendor, se han movilizado y organizado un concierto con el fin de recaudar fondos para cubrir sus necesidades más básicas.
La de Manitas de Plata es la trayectoria de uno de esos virtuosos tocados por el genio del flamenco y aupados por la simpatía que despiertan las gentes de extracción más humilde entre el gran público. Nacido en un carromato de la nutrida comunidad gitana que por entonces poblaba el arco mediterráneo del país vecino, aprendió a tocar de oído y perfeccionó su estilo alegrando las multitudinarias peregrinaciones que los suyos organizan a Saintes Maries de la Mer, en La Camarga, donde se venera la imagen de la patrona de los gitanos, Santa Sara Kali. Era analfabeto y nunca aprendió a leer música, pero tenía un duende que dejaba prendado de su genio a todo aquel que le escuchaba tocar unos acordes.
Los gitanos ejercían entonces una gran atracción en los ambientes artísticos e intelectuales franceses y Manitas de Plata no tardó en llamar la atención tanto por su habilidad con la guitarra como por su porte físico. Moreno, fibroso y con esa elegancia natural que solo desprenden los elegidos, encarnaba el arquetipo étnico y muy pronto se ganó otro sobrenombre, el de Príncipe del Flamenco. Se resistió a salir a un escenario por respeto a Django Reinhardt, guitarrista que por entonces reinaba en la música gitana, pero cuando lo hizo conquistó de la noche a la mañana primero a Francia y más tarde al resto del mundo. Su apoteósico debut en el neoyorquino Carnegie Hall en 1965 le abrió de par en par las puertas de la fama. Coqueteaba con las mujeres más bellas, frecuentaba a las personalidades más interesantes e incluso recibió de boca del entonces secretario general de la ONU la propuesta de ser el representante de los gitanos ante la comunidad internacional.
Guitarra picassiana
Picasso, entonces en la plenitud de su carrera artística, compartió con él más de una juerga y dejó grabado uno de sus dibujos en el cuerpo de su guitarra. «¡Si tiene más talento que yo!», llegó a exclamar el genio malagueño después de haberle oído tocar. Dali y Gala, por su parte, se lo rifaban para sus 'performances', algunas de las cuales aún se pueden ver en 'YouTube'. Se dice que llegó a enamorar a la mismísima Brigitte Bardot, que lo presentó al público visiblemente acaramelada en un programa -El show de BB- que le ofreció la televisión francesa en el apogeo de su éxito.
Los productores de las casas discográficas se disputaban sus grabaciones -vendió millones de copias- mientras Manitas de Plata disfrutaba de ese esplendor sin hacer planes para el futuro. En una reveladora entrevista que concedió el pasado verano a 'La Depeche du Midi', reconocía que en su cultura solo se piensa en el presente. «Nunca se me pasó por la cabeza comprar una propiedad porque los gitanos siempre hemos creído que la tierra es para los muertos. Toda mi vida he pensado únicamente en el día a día». El anciano guitarrista se lamentaba de que la Hacienda gala hubiese bloqueado los ingresos que le corresponden por derechos de autor para liquidar antiguas deudas, a la vez que insistía en que no conoce otra forma de afrontar la vida. «El dinero lo gasté en diversiones y en ayudar a familias gitanas que lo estaban pasando mal. No me arrepiento y si lo tuviese de nuevo volvería hacer lo mismo. El dinero es para eso».
Ni la enfermedad ni la ruina han quebrantado los principios del Príncipe del Flamenco. Una lealtad que sus más fieles quieren reconocer organizando un concierto para recaudar fondos con los que atender sus necesidades más elementales. Algo de calor para entibiar el frío invierno de una de las últimas cigarras.
Triunfador. Manitas de Plata es uno de los grandes artistas franceses. Fue amigo de Picasso y Dalí, entre otros, y triunfó en los principales escenarios. Llegó a seducir a Brigitte Bardot, en su época la mujer más deseada del planeta.
Copias. Vendió 93 millones de discos en su carrera artística.
Mala salud. Ha cumplido 92 años y tiene problemas de salud después de haber sufrido hace un año un ataque al corazón. Hizo una petición pública de ayuda para poder contratar a un cuidador. Se puede contactar con la asociación formada al efecto en esta dirección: contact@manitas-de-plata.fr
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