«Para nosotros no existe el mañana, sólo podemos pensar en el presente»

La vida de María Isabel Contreras, una asturiana que lleva afincada en Badajoz desde 2004, se ha convertido en un reto desde que a sus dos hijos les diagnosticaron Trastorno del Espectro Autista (TEA). Tienen 5 y 3 años. Para ella son dos tesoros que han puesto a prueba a María Isabel y toda su familia.

Su hija mayor va a cumplir 5 años y le diagnosticaron autismo con tres. «Eso no lo descubrimos de repente. Desde pequeña le notábamos algo raro en su comunicación y comportamiento», dice. Todavía estaba digiriendo esta nueva circunstancia cuando a su hijo pequeño le diagnosticaron la misma enfermedad. Entonces tenía 18 meses. Ahora va a cumplir 3 años. «Aún le están valorando porque algunos expertos no tienen claro si es autismo, aunque es muy probable que lo sea».

A esta madre le resulta complicado explicar lo que sintió cuando los profesionales de la medicina le comunicaron que sus pequeños sufrían autismo. Los sentimientos y emociones contradictorias dominaron su entorno hasta que asumió la situación. «En un primer momento fue un shock. Un golpe emocional muy grande. De pronto todo se te viene encima y se desmonta tu mundo. Los proyectos de vida que tenía y todo lo que había pensado para mis hijos se había venido abajo y ya no servían».

A partir de entonces, casi comienza una nueva vida para María Isabel, su marido y su familia. «Me cambió todo. La lucha es diaria. Para nosotros no existe un mañana. Sólo podemos pensar en el presente». Su esfuerzo se centra ahora en mejorar la calidad de vida de sus hijos y conseguir la mayor integración social posible.

«Ellos viven en un mundo y nosotros tenemos que entrar en él para traerlos y acercarlos al nuestro. El autismo es muy amplio y complicado de explicar», sostiene esta madre. Como ella, muchas personas con familiares que sufren trastorno del espectro autista reclaman mayor comprensión sobre esta enfermedad. «Son niños que tienen un problema y ese problema hay que entenderlo».