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COLPISA
Miércoles, 9 de abril 2014, 11:39
El juicio al campeón paralímpico sudafricano Oscar Pistorius por la muerte de su novia, Reeva Steenkamp, se suspendió de manera cautelar mientras el acusado testificaba sobre la noche de San Valentín de 2013 en que la mató con cuatro disparos, por error según él. «Escuché un ruido procedente del baño, me dio la sensación de que alguien iba a salir del baño. Antes de darme cuenta, ya había efectuado cuatro disparos», contó Pistorius y rompió a llorar, lo que obligó a suspender la audiencia.
Previamente, guiado por su abogado, quien desde el lunes se esfuerza por probar que esta muerte se debió a una equivocación, el seis veces campeón paralímpico, de 27 años, relató la forma en que conoció a Reeva el 4 de noviembre de 2012 y cómo se enamoró rápidamente de la modelo. «Habíamos comenzado a hablar del futuro con Reeva. (...) Nos planteábamos seriamente el futuro juntos», agregó el atleta, las manos temblorosas apoyadas en la barra, en el segundo día de su declaración. Ese futuro debía incluir un apartamento que Pistorius estaba comprando en Johannesburgo, cuyos objetos de decoración habían elegido juntos.
«Yo estaba muy enamorado de Reeva. Creo que a veces yo tenía más sentimientos por ella que ella por mí. Yo le dejaba elegir su lugar, a veces no era fácil», agregó Pistorius para tratar de corregir la imagen de hombre posesivo que se creía por encima de las leyes.
La acusación sostiene que disparó deliberadamente contra Reeva después de una disputa. En un mensaje, ella le había reprochado sus escenas de celos, llegando incluso a afirmar: «A veces me das miedo». «A Reeeva le gustaba decir las cosas por escrito, ella pensaba que era más fácil (...). Se ponía fácilmente a la defensiva», dijo Pistorius , volviendo a una disputa que estalló algunas semanas antes del asesinato.
Pistorius, amputado de ambas piernas por debajo de las rodillas, no niega haber matado a Reeva, pero afirma que es no culpable. Sostiene que fue presa del pánico y disparó contra la puerta cerrada de su baño creyendo que un ladrón había entrado en su casa. El lunes, en una audiencia digna de una sesión de psicoanálisis, Oscar Pistorius evocó su biografía deportiva y el importante lugar que su madre, fallecida cuando él tenía 15 años, ocupaba en su vida. También mencionó su temor temprano a un robo violento, en un país con altos índices de criminalidad.
El atletainsistió en su disciplina, destacó que jamás tomó drogas y que nunca bebió durante una temporada deportiva y eligió «meticulosamente sus complementos», sin tomar «nada prohibido». Se presentó como un buen ciudadano, cristiano, que ponía su celebridad al servicio de numerosas obras de caridad y se describió como un muchacho vulnerable debido a su minusvalía, afirmando que hasta «su perro podía derribarlo» cuando no llevaba sus prótesis. Pidió perdón, llorando, a la familia de Reeva y describió sus noches pobladas desde su muerte por pesadillas que lo despertaban «oliendo a sangre» o aterrorizado, al punto de que una vez se refugió en un armario.
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