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Lunes, 14 de abril 2014, 02:35
El poder del exministro Abel Matutes en Ibiza es tal que hubo un tiempo en que se decía que las olas acudían a pedirle permiso antes de ir a morir en sus playas y calas. El grupo empresarial que dirige el que fuera ministro de Exteriores con José María Aznar tiene participaciones en hoteles, navieras, compañías aéreas, inmobiliarias, constructoras, parques acuáticos, empresas de alimentación. Pocas cosas se escapan al control casi omnímodo que ejerce sobre todos los resortes de la isla. Por eso llama la atención que su último proyecto, convertir el faro de un pequeño islote de su propiedad en un hotel, haya suscitado un rechazo tan unánime. La iniciativa ha abierto una sima entre el otrora indiscutible prócer de Ibiza y sus antiguos compañeros de partido, que le han plantado cara y se han negado en redondo a darle su apoyo.
El proyecto de hacer un pequeño hotel en la isla de Sa Conillera (La Conejera, en castellano) se ha convertido en una piedra en el zapato del empresario. Se trata de reconvertir el faro que corona el principal promontorio del islote en un establecimiento con encanto de seis u ocho habitaciones dotado de todas las comodidades. Sa Conillera, que tiene siete kilómetros cuadrados y está deshabitada, forma parte de una reserva natural y es el hogar de una de las aves más amenazadas de Europa, la pardela balear, emparentada con la familia de los petreles. El proyecto, alegan los Matutes, no alteraría el paisaje del islote, ya que se construiría preservando la estructura del actual edificio del faro. Incluso la piscina prevista se haría en el antiguo aljibe de la edificación.
Oposición hostil
El plan, en fase aún muy preliminar, ha recibido una acogida extremadamente hostil en la isla a pesar de que el PP, el antiguo partido de Matutes, preside el Consejo Insular de Ibiza. Su presidente, Vicente Serra, ha apelado a la protección ambiental que tiene Sa Conillera para descartar su aprovechamiento turístico. «Hay poco que debatir al respecto», sentenció la semana pasada dando por zanjado el asunto. Al exministro, acostumbrado a manejar todos los hilos desde que en 1970 llegó a la alcaldía de Ibiza, la contestación le ha sabido a cuerno quemado. En una rueda de prensa en respuesta a la postura del Consejo, soltó andanadas de calibre grueso contra sus antiguos compañeros: «Los políticos no entienden la legislación o simplemente mienten. También es verdad que para ejercer el oficio de político no se necesita certificado de estudios y a lo mejor alguien no lee mucho».
Las palabras de Matutes delatan hasta qué punto está molesto por lo que sin duda interpreta como una traición de sus excompañeros: «El proyecto de Sa Conillera es la menor de mis preocupaciones porque nuestra empresa gestiona miles de millones de inversiones en todo el mundo y más de 20.000 plazas hoteleras. Ocho habitaciones de un hotel boutique no tienen trascendencia económica. Pensamos que el hotel podría ser una punta de lanza para dar más fama mundial a la isla». El exministro no está acostumbrado a perder y por eso se resiste a dar su brazo a torcer. Su última propuesta ha sido realizar una consulta ciudadana sobre el proyecto en toda la isla, algo que no ha gustado nada a sus antiguos compañeros. «Las consultas populares se reservan a cuestiones de gran calado, no se hacen para amparar proyectos particulares», le ha respondido el presidente del Consejo Insular.
Todo parece indicar que Matutes tiene muy pocas probabilidades de salirse con la suya. Incluso el PP del Ayuntamiento de San Antonio suscribió una moción en la que rechazaba el proyecto «por ser incompatible con la legalidad vigente, con los objetivos de conservación del espacio natural y con la imagen turística de Ibiza». Está por ver cómo encajará el revés el patriarca del clan. A sus 72 años y después de haber sufrido hace 17 un infarto agudo que le obliga a cuidarse, el empresario tiene previsto dejar las riendas de su imperio en manos de su hijo, que se llama igual que él y que tiene 37 años. La que el año pasado era la fortuna número 98 de España (Forbes), con un patrimonio de unos 350 millones de euros, estará a buen recaudo con el relevo. Pero a Matutes padre seguro que no se le olvida la isla de su zapato.
Larga carrera. Abel Matutes ha pasado por todos los escalafones del poder político desde que en 1970 fue nombrado alcalde de Ibiza.
Sin carné. Se dio de baja en el Partido Popular en 2008 para evitar las sospechas de que se aprovechaba de sus contactos políticos para sus negocios.
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