C. J. VINAGRE
Lunes, 18 de febrero 2008, 10:29
Su vivienda, confiesa, se le está quedando pequeña a causa de unos inquilinos peculiares. No son de carne y hueso, todo lo más, una decena de maniquíes que sirven para portar trajes. El resto, cascos, gorras, emblemas, camiones en miniatura, banderines, campanas y alguna que otra hacha antigua. La casa del emeritense José Manuel Rivero Tapia, de 46 años, es un museo viviente del bombero, la profesión de la que vive desde hace nueve años pero, sobre todo, su auténtica pasión. Hasta finales de mes, el patio noble de la Asamblea de Extremadura acoge una colección de más de 250 piezas, antiguas y modernas, relacionadas con ese oficio procedentes de los cinco continentes.
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El Ayuntamiento de Mérida le ha dado la palabra de que en unos años, cuando parte del viejo cuartel Hernán Cortés sea reconvertido en una zona museística, le reservará un espacio para su colección. Falta le hace. «Hasta yo mismo me sorprendo de lo que tengo. He tenido que poner en un rincón algún maniquí que otro, vestido con un traje de bombero, y el otro día, que iba medio dormido, me llevé un buen susto», comenta en tono jocoso mientras, con la mirada perdida, empieza a hacer un recuento mental de los objetos que ya tiene.
Listado
A saber: 55 cascos normales y 33 en miniatura; 90 gorras; 125 camiones en miniatura; 100 banderines; 30 lanzas para dirigir el chorro de agua; otros 30 emblemas; una decena de trajes de gala; varias hachas antiguas; una campana de vapor -la pieza más vieja- fechada en 1855 en Santiago de Chile...A José Manuel Rivero, más conocido como Portu, bombero en el parque de Villafranca de los Barros y antes en los de Hornachos y Zafra, los datos se le acumulan.
«Empecé la colección en 2001. Lo hice por puro entretenimiento, de una manera rudimentaria, por carta, pidiendo emblemas o parches a distintos compañeros de toda España, donde puede haber unos 1.400 parches. Pero lo que arrancó como algo sin mucha perspectiva de continuidad, cambio. Me empezó a picar más el gusanillo. A fecha de hoy, ya cuento con objetos procedentes de más de 60 países», recalca Rivero, que pasa buena parte de su tiempo de ocio viendo la manera de conseguir y tramitar la llegada de nuevas piezas para su vasta colección.
Gorras de Estados Unidos, Italia, Corea, Austria, Japón, República Checa, Eslovenia, Rusia, Polonia o Francia; trajes de gala de Estados Unido, Italia o Francia; un casco austríaco de 1900 y otro del jefe de bomberos de emergencia de Londres de principios de siglo...pero la joya de la corona, a su juicio, junto a la campana de Chile, un casco del servicio de bomberos del barrio de Manhathan, Nueva York, de 1945.
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Bajo el título de Bomberos del mundo, la Asamblea de Extremadura hace un hueco al bombero emeritense para exponer su variada recopilación de enseres y utensilios relacionados con la peligrosa profesión de bombero. Además, la muestra se completa con reportajes televisivos sobre actuaciones en casos reales. Al lado de la pantalla, dos trajes, uno aluminizado de protección personal de aproximación e intervención en fuego procedente de la localidad oscense de Jaca.
El espacio del patio noble del Parlamento y, sobre todo, la necesidad de seleccionar ha condicionado la exposición, aunque José Manuel Rivero agradece a la institución el que sus piezas vean la luz. «Es un trabajo que requiere su tiempo pero también da su satisfacción. Espero que el público venga a verla y disfrute», agrega el bombero emeritense.
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