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CRISTINA NÚÑEZ
Domingo, 6 de abril 2008, 13:58
María Luisa y su marido Emilio merodean por la plaza de la Concepción después de unas horas en Cáceres. Llegaron por la noche y se alojaron en el V Centenario. Por la mañana, fugazmente, han visto el corazón de la Parte Antigua y se han asomado al Palacio de la Isla. Comerán y emprenderán el camino de regreso. Dan por buena una visita que les ha dejado satisfechos, a pesar de lo breve. Se han llevado lo básico de esta población. Estos dos turistas de Guitiriz, en Lugo, son el prototipo del visitante de la ciudad, que, según los últimos datos aportados por el Ayuntamiento, permanecen en la ciudad 1,7 días. El reto, que sucesivamente van encarando los distintos Concejales de Turismo de la ciudad es diversificar la oferta para mantener más tiempo al visitante.
Desde la Asociación de Guías Turísticos de la ciudad dan una visión ajustada de qué es lo que busca el que se acerca a Cáceres. «Es indudable que la joya y lo que atrae al turista a esta ciudad es la ciudad monumental, que es grandísima y estupenda, una sorpresa para cualquiera que venga», señala María Jesús Pérez, presidenta de esta entidad. La guía establecida muestra un recorrido por la parte monumental, aunque, precisa, están abiertos a otras demandas. «Yo he hecho visitas guiadas del Gran Teatro, de Santiago, de la Casa de los Trucos, pero hay que reconocer que lo más común es la Parte Antigua». Pérez apela a la lógica y al sentido común. «El resto de las calles son bonitas, pero pueden encontrarse en otras ciudades». Apunta que determinadas calles aledañas al casco histórico pero más allá de la muralla están en malas condiciones, con grafittis o calles poco transitables por el tráfico.
Una señora de Madrid que reside en Cabeza del Buey entra en esta oficina pidiendo consejo para visitar la ciudad y solicitando una visita guiada por la Parte Antigua. Se lleva un mapa en el que salen precisados todos los monumentos, intramuros y extramuros, que son dignos de ser visitados.
SAN MARQUINO
La mejor vista de Cáceres
La mejor vista del Cáceres monumental se tiene, indudablemente, desde los miradores de San Marquino, una zona a la que hay que acceder atravesando áreas de calzadas con estrechas aceras. María José Pérez reconoce que es un riesgo bajar hasta ahí con un grupo grande de turistas. Este lado de la ciudad es un desierto en cuanto a comercio, servicios u otros recursos para los turistas.
PATIOS ESCONDIDOS
Palacio de Godoy y Audiencia
La Plaza de Santiago parece marcar el límite hasta donde se acercan los turistas, y la situación queda encarnada en cómo lo viven dos tenderos de la zona. Guadalupe, que regenta una multitienda en la plazuela situada al final de Camberos asegura que son muchos los turistas que llegan por la zona, y que recurren a su tienda para comprar fruta o agua. En otra tiendecilla a pocos metros de allí, al inicio de la calle Caleros, la vía más tradicional de Cáceres, su dueño asegura que son muy pocos turistas los que se dejan caer por esa zona. «Pocos pasan la muralla», asegura. En el radio que circunda esa zona hay varios tesoros ocultos. En el Palacio de Godoy, un edificio renacentista, lo más destacado es su balcón esquinado. Actualmente es sede de los Servicios Territoriales de Educación. Son oficinas, pero está abierto al público su patio.
El área de Santiago está frecuentemente transitada por peregrinos de la Ruta de la Plata. La semana pasada un grupo de peregrinos se llevaba una decepción al llegar a las puertas del templo. «Esta cerrada, pero suele suceder mucho, también el camino francés». Tampoco es algo nuevo dentro de la ciudad. Excepto la iglesia de Santa María el resto de los templos de la ciudad están dedicados únicamente al culto. Los peregrinos de Santiago son un grupo de dos franceses -Margarita y Patrick- y dos españoles, Sebastián, 'Duracell', en el argot peregrino y José Antonio. En esta zona son frecuentes, porque es la iglesia clave del Camino de Santiago del Sur. Por cierto, que tienen una queja sobre la mayor parte de los albergues del camino. «Están cerrados, y muchas veces tienes que terminar pagando una pensión o un hotel».
Las calles Muñoz Chaves, Sande o Sancti Espíritu son vías con edificios históricos restaurados que conservan la esencia más de pueblo de esta ciudad. Pero tampoco son muchos los que se acercan a estos puntos, en los que pueden encontrarse puntos como el Palacio de Abrantes -actual colegio mayor- o la Sala Capitol de Caja Duero, en donde tienen lugar, frecuentemente, exposiciones artísticas.
Plazas como la de Canterías o la de la Audiencia suponen interesantes rincones para percibir de una manera más realista las dimensiones y el carácter de la ciudad. El edificio de la Audiencia es de 1790. Los guardas de seguridad permiten el acceso, solo al patio, a los turistas que se deslizan por esta zona. Otro punto no demasiado transitado es la Iglesia del Espíritu Santo, entre la calle Andrada y la calle Santo Domingo. Se trata de una construcción mudéjar del siglo XVI.
RESTOS FRANCISCANOS
Antiguo convento de San Francisco
Marcado en las guías pero con pocas visitas está el antiguo convento de San Francisco, hoy Complejo Cultural de la Diputación de Cáceres, y sede de varias instituciones culturales. En él pueden visitarse varios claustros renacentistas y su impresionante auditorio, en donde se celebran conciertos y congresos.
El concejal Francisco Torres propuso ampliar temáticamente las rutas turísticas de la ciudad y llevar a los visitantes a otros puntos. Áreas como el parque del Príncipe, con su singular espacio escultórico, son prácticamente desconocidos por los que llegan a esta ciudad. Lo mismo sucede con los centros de interpretación, a los que llegan pocas visitas, más allá de las concertadas con centros escolares, como sucede con Cáceres el Viejo, un yacimiento identificado con un campamento romano fundado por el general Cecilio Metelo durante las guerras sertorianas, en torno al año 80 aC. Está situado en las proximidades del polígono ganadero. Poco tránsito diario tiene el centro de interpretación de la Minería, que se encuentra en Aldea Moret, y que recuerda el pasado industrial de Cáceres, con minas de fosfato.
Cerca de medio millón de personas llegan a Cáceres todos los años, pero, probablemente, muy pocas transiten estos lugares. Llenarlos de contenido parece ser el reto para ampliar su concepto de la ciudad y las pernoctaciones, el gran caballo de batalla en lo que se refiere a rendimiento y explotación turística.
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