![La huella olímpica extremeña](https://s3.ppllstatics.com/hoy/www/pre2017/multimedia/noticias/200808/06/Media/jjoo-nuria.jpg)
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ANA Mª GRAGERA V.
Miércoles, 6 de agosto 2008, 14:10
En apenas dos días, cuatro extremeños se darán cita en los Juegos de Pekín. Allí José Manuel, Laura, Sonia y Carlos intentarán luchar por alzarse con algún metal olímpico. Pero antes de que estos deportistas soñaran siquiera con colgarse una medalla, otros atletas extremeños intentaron subirse al podio en unos Juegos y algunos lo consiguieron. Esta nueva generación sigue la huella dejada tiempo atrás por otros tantos extremeños que se hicieron, a base de esfuerzo, un hueco en la historia de los Juegos. No han sido numerosos, pero sus méritos aún están presentes en la memoria de muchos. Algunos no lograron medallas, pero otros hicieron levantar al público de sus asientos gracias a sus hazañas deportivas.
MARÍA TERESA ROMERO
Olímpica tiro con arco en Múnich 1972
«No había política, sólo nos unía el amor por el deporte»
Tal vez pocas sean las personas que se acuerden de la pacense María Teresa Romero, y no porque sus méritos merecieran caer en el olvido, todo lo contrario. Esta mujer, que contaba con 41 años cuando fue olímpica, destacó en un deporte hasta entonces masculino y poco conocido; el tiro con arco. María Teresa nació en Badajoz en 1930. En el año 72, se presentó a la cita olímpica de Múnich, Alemania Occidental, recordado por el secuestro y asesinato, por parte de terroristas árabes, de once atletas israelíes.
«Allí sólo nos unía el amor por el deporte, no existían problemas políticos entre nosotros», confiesa María Teresa.
En este contexto la extremeña supo destacar por encima de muchos rivales. Consiguió la posición número 13 en su prueba y, desde entonces, ella ostenta el puesto más alto logrado por una mujer española en la especialidad de tiro con arco en unos Juegos.
Actualmente María Teresa tiene 78 años y no sigue vinculada al tiro con arco. «Este deporte ha cambiado, la técnica es igual pero los materiales son mucho mejores que en mi época».
A parte de su afición por este deporte, se ha estado dedicando a su otra gran pasión: la pintura. En una ocasión la describieron como 'la retratista de almas', debido a la minuciosidad de sus obras. Ha expuesto sus cuadros en diferentes salas pacenses y, en su ciudad, Badajoz, es un símbolo representativo del arte de calidad.
FRANCISCO JAVIER BERMEJO
Jugador de fútbol olímpico en Montreal 1976
«Los Juegos te enriquecen en tu vida personal»
Cuatro años más tarde, en los Juegos de Montreal de 1976, otro extremeño conocido por todos logró hacerse con un puesto en el once titular del equipo nacional de fútbol. Era Francisco Javier Bermejo Caballero. Pacense de nacimiento y de corazón -su equipo de toda la vida ha sido el Club Deportivo Badajoz-, nació el 9 de marzo de 1955. Tras jugar en el equipo de la ciudad fue fichado por el Atlético de Madrid y debutó en Primera División en 1973. Posteriormente, en 1976, fue convocado por el seleccionador nacional Eduardo Toba para formar parte del equipo olímpico. El conjunto español contó con jugadores de la categoría de Arconada, Idígoras o Juanito. Pero, a pesar de la calidad de su plantilla, el equipo nacional perdió contra la República Democrática Alemana, poniendo fin al sueño olímpico de lograr una medalla.
La vida de este pacense dio muchas vueltas tras su paso por Montreal. Hasta 1982 continuó jugando en el Atlético de Madrid y después se marchó a México para continuar allí su carrera. Posteriormente volvió a España, ya retirado del mundo futbolístico, para dedicarse «a la vida laboral», confiesa. Trabajó como camarero en un bar de copas, en una panadería, y en otros muchos sitios que nada tenían que ver con su anterior profesión. Ahora trabaja en la prestigiosa clínica Rúber de Madrid, donde dirige la parte administrativa de asuntos externos.
Aún guarda relación con sus antiguos compañeros del Atlético, con quienes realiza partidos benéficos para ayudar a jugadores con necesidades económicas.
«Mi intención es retirarme a mi tierra, Badajoz, ciudad que me encanta», explica el pacense.
MARÍA LUISA PEÑA
Olímpica en pistola deportiva y aire comprimido en Los Ángeles 1984
«Fui la primera española olímpica en mi especialidad»
La edición de 1984 celebrada en Los Ángeles (EE.UU.) es recordada por el boicot de los países comunistas hacia los Juegos estadounidenses. Eran tiempos de inestabilidad política y se dudaba sobre el futuro de la cita olímpica. Pero éstos llegaron a celebrarse sin problema, y fue allí donde otra mujer pacense hizo historia en el deporte nacional y sobre todo en el extremeño.
María Luisa Peña se convirtió, a sus 40 años, en la primera fémina española en ir a unos Juegos como tiradora con pistola deportiva y aire comprimido. Este hecho logró abrir muchas puertas en ediciones olímpicas posteriores.
Pero no todo fueron facilidades para esta mujer, ya que tuvo muchos problemas para poder entrenar debido a que entonces este deporte aún no estaba muy desarrollado en nuestra comunidad. Tras muchos años de entrenamiento y sacrificio, María Luisa sufrió una lesión que le impidió seguir con su carrera deportiva. La única solución que los médicos le dieron era la operación, pero ella se negó. A partir de ahí su desvinculación 'obligada' con el deporte se fue incrementando.
Ahora tiene 64 años y trabaja como ayudante en la consulta de su marido. Afirma que tiene muchas aficiones , pero nada tienen que ver con el deporte que practicó cuando era más joven.
JUAN CARLOS HOLGADO
Campeón olímpico tiro con arco en Barcelona 1992
«Hubo un antes y un después desde Barcelona 92»
Un extremeño que sí logró hacerse con el preciado metal de oro fue Juan Carlos Holgado, quien con su hazaña se ganó el respeto del Olimpo griego. Esto se produjo en los Juegos de Barcelona 92, año de la mascota Cobi y del mítico 'Dream Team'.
Juan Carlos nació en Alemania, pero se trasladó a Cáceres con tan sólo 9 años. Allí se aficionó a la práctica del tiro con arco, modalidad con la que nos representó en los Juegos de 1988 en Seúl, 1992 en Barcelona, 1996 en Atlanta y su última competición olímpica del 2000, en Sydney. Los Juegos de Barcelona cambiaron para siempre el rumbo de su vida. Allí logró hacerse con el primer puesto olímpico de tiro con arco por equipos. Con esto se ganó el pase para convertirse en director de venta de la Federación Internacional, puesto que regenta actualmente. Ahora vive en Suiza, país que «le encanta», «aunque se echa de menos la comida, el sol, y la gracia de los extremeños». En unos días partirá para Pekín como delegado técnico de tiro con arco, al igual que hará en Londres 2012.
«Hubo un antes y un después desde Barcelona, la gente me reconocía por la calle. Además, ganar sirvió para dar a conocer nuestro deporte, para que tuviera la notoriedad que se merece». Quiere volver a Extremadura, pero eso será cuando se retire del mundo laboral. Y tardará en hacerlo porque, según cuenta, su trabajo le apasiona.
JUAN DE DIOS ROMÁN
Seleccionador nacional en cuatro Olimpiadas
«Los Juegos no tienen nada que ver con el resto de campeonatos»
Pero no sólo Holgado se ha subido al podio olímpico ya que, otro extremeño de gran renombre, Juan de Dios Román,también consiguió en dos ocasiones las medallas de bronce. Este extremeño nació en Mérida el 17 de diciembre de 1942. Estudió Magisterio, Educación Física y Filosofía y Letras en la Universidad Complutense de Madrid. Pero su afición por el balonmano siempre estuvo presente, por lo que dedicó gran parte de su vida a la práctica de este deporte.
Pero su triunfo olímpico no fue como jugador, sino como seleccionado nacional. Cuatro fueron los Juegos que contaron con su presencia; Seúl, Los Ángeles, Atlanta y Sydney. En estos dos últimos Juan de Dios obtuvo, junto con su equipo, dos medallas de bronce. «Los Juegos son una competición que no tienen nada que ver con el resto de campeonatos», dice el ex seleccionador. «Tienen mucho más poder mediático, hay muchas disciplinas deportivas y tiene un lado positivo y negativo. El punto negativo lo pone la competencia que existe y el lado positivo lo aporta la convivencia en la Villa Olímpica y el conocer a tanta gente de todas las partes del mundo».
Después de los Juegos de Sydney pasó a ser comentarista de los partidos de balonmano emitidos por La 2. Posteriormente volvió a su faceta de entrenador en el Balonmano Ciudad Real, con el propósito de lograr la Liga ASOBAL y llevar al equipo a ganar la Copa de Europa. Actualmente reside en Ciudad Real, aunque confiesa que viene muy a menudo por tierras extremeñas. Allí dirige la Fundación del club y realiza cursos para la formación de técnicos de la Junta de Extremadura.
Según cuenta, su futuro pasa por llevar una vida serena y seguir desarrollando su deporte en la ciudad pacense, colaborando con el club de balonmano de la ciudad.
JUANCHO PÉREZ
Jugador de balonmano
«Eso es para vivirlo, las Olimpiadas son una fiesta increíble»
Este extremeño nació en Badajoz en el año 1974, convirtiéndose en un jugador de balonmano de relevancia internacional. Juega en la posición de pivote en el Portland San Antonio de la Liga ASOBAL. Conocido por todos como 'La Torre de España' por sus 2,06 metros de altura y sus 120 kilos de peso. Juancho ha jugado con la selección española en tres ediciones de los Juegos Olímpicos: Atlanta 1996, Sydney 2000 y Atenas 2004. «Eso es para vivirlo, es una fiesta increíble», confiesa Juancho.
Con sus dos medallas de bronce, conseguidas en los Juegos de Atlanta y de Sydney, se ha ganado el respeto en el mundo deportivo. Aún sigue en activo, aunque reconoce que no por mucho tiempo.
«Por mi edad sé que ya no podré asistir a ningún otro Juegos -tiene 34 años- tendría que ir a Lourdes y pedírselo como milagro», explica en tono de humor el extremeño.
Ésta será su última temporada como jugador y, en el futuro, no descarta dedicarse a entrenar a algún equipo de balonmano.
MARISA MARTÍNEZ
Atleta olímpica en Atlanta 1996
«Los Juegos son inolvidables, es lo que más llena de ilusión»
En lo que a atletismo se refiere, nuestra única representante olímpica extremeña ha sido Marisa Martínez en los Juegos de Atlanta en 1996.
La historia de esta mujer está repleta de méritos y sacrificios, y han sido escasamente valorados por las administraciones y entidades extremeñas, como ha ocurrido con otros muchos deportistas.
Esta montijana consiguió obtener las marcas necesarias que le garantizaban un pase para los Juegos, aunque reconoce que llevaba una marca discretísima que le impedía siquiera luchar por obtener una medalla olímpica.
Esta atleta siempre ha entrenado en Extremadura, con un entrenador extremeño y en pistas de la comunidad. No ha tenido la necesidad de salir fuera en busca del éxito, porque no quería dejar atrás la tierra que la vio crecer.
Esta decisión determinó mucho su carrera, debido a que por aquel entonces Badajoz no contaba con buenas pistas donde poder entrenar diariamente. Por ello corría en las pistas de Valdelacalzada, lugar donde ahora vive, a lo largo de un camino de 2 kilómetros. Según cuenta, se recorría una y otra vez el mismo camino de 2.000 metros hasta correr los 20 kilómetros que se exigía ella misma como entrenamiento diario.
«Hiciera frío o lloviera, yo siempre estaba en esa pista de 2 kilómetros, porque no había otra donde pudiera entrenar», comenta Marisa.
Cuando a los 23 años se le planteó el reto de ir a unos Juegos, Marisa ya tenía un hijo de corta edad. «Esto suponía un sacrificio mayor porque tenía que entrenar, cuidar a mi hijo y realizar las tareas del hogar. Ahora lo pienso y no sé cómo pude organizarme para llevar todo al día».
Cuenta una anécdota que refleja la situación de las mujeres deportistas extremeñas de hace algunos años; «cuando me quedé embarazada de mi primer hijo, la Junta de Extremadura me quitó 100.000 pesetas de la beca que me habían dado por ganar campeonatos. Lo malo es que la segunda vez que me volví a quedar embarazada años después me volvieron a quitar, de nuevo, la misma cantidad». Afortunadamente esta situación ha cambiado.
Actualmente es ama de casa, tiene 3 hijos y está bastante desvinculada del atletismo.
«Me gustaría en un futuro entrenar a los jóvenes para aficionarlos por este deporte, pero los niños ya solo quieren jugar a la consola y quedarse frente al ordenador. Y el atletismo es un deporte muy sacrificado, necesita constancia».
Su experiencia olímpica fue inolvidable, aunque hay un 'pero' que aún no logra olvidar, y es la ausencia de su entrenador en la competición olímpica. «Él no pudo costearse el viaje y por eso no pudo venir conmigo a Atlanta. Sólo los atletas más prestigiosos consiguieron que sus entrenadores fueran con ellos, pero ese no fue mi caso».
NURIA CABANILLAS
Campeona olímpica gimnasia rítmica en Atlanta 1996
«Aún recuerdo cómo sonaba el himno nacional de fondo»
Nuria Cabanillas salió de un barrio humilde pacense para alzarse en el puesto más alto del podio olímpico en Atlanta 1996, coronándose así como la reina de la rítmica del momento. Desde entonces su vida ha estado ligada a su trabajo en el Ayuntamiento de Badajoz y a lograr que la gimnasia extremeña consiga estar entre los mejores puestos en el ámbito nacional.
La joven nació en Barcelona el 9 de agosto de 1980. A los 18 meses sus padres se trasladaron a vivir a Badajoz, fijando su residencia en el humilde barrio del 'Gurugú'. Tras años de entrenamiento se marchó a Madrid para perfeccionar y mejorar su técnica y lograr así su único objetivo: Atlanta.
En aquellos Juegos la extremeña logró alzarse con la medalla de oro. «No me quería bajar del podio, recuerdo el himno nacional de fondo y todos los focos y las cámaras deslumbrándome», cuenta la pacense.
Desde aquel momento se le consideró como el 'Gran Tesoro del Gurugú'. A partir de Atlanta sus ojos estaban puestos en Sydney, pero se retiró antes de que diera comienzo la competición. Gajes de su deporte. «Los Juegos de Sydney los viví como espectadora, fue otra manera de entender unas Olimpiadas».
Tras su retirada volvió a Badajoz, donde actualmente entrena a niñas de corta edad. Entre sus proyectos más recientes está el de crear su propio club y conseguir un trabajo más estable por las mañanas, dedicándole el resto de tiempo disponible a su verdadera pasión: la gimnasia rítmica.
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