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A.S.O.
Sábado, 14 de febrero 2009, 20:11
Es media mañana. Aparece Isidoro, menudo y vivaracho, con su mono azul y la mochila del herbicida. Va con inusitada ligereza para su edad. «Hola, Isidoro», le recibe con cercanía Carlos Labrador, alcalde de Montehermoso. Relata que va «a matar la hierba» de una pequeña viña. Confiesa sus 84 años y causa sorpresa. «Es que todas las mañanas desayuno vitaminas de alegría», dice. Y se ríe feliz. Se despide cordial. Labrador estudia sobre el terreno con unos técnicos de la Dirección General de Infraestructuras el entronque de la avenida García Lorca con la travesía de la Ex.370. Hoy es un camino de tierra con edificios y viejas paredes . Con el Plan de Inversión Local será una amplia avenida de un kilómetro. Conectará la zona residencial con el casco urbano. ¿Aquí no se toma café? Porque dan las 12.00 y Labrador no parece conocer la hispana costumbre. Y eso que está desde las ocho en el despacho. «Es que he quedado con mucha gente esta mañana y no voy a tener tiempo». Al final, encuentra el hueco. Pero el corto rato es interrumpido por las continuas llamadas o e-mails a la 'blackberry'. Antes, ha visitado obras del Aesa. Son dos y emplean a más de 20 trabajadores. Renueva redes y pavimentos de calles. Y pone fin a los problemas de inundaciones pluviales en el centro urbano, aclara Antonio, el jefe de obra. Los trabajos complementan la renovación de colectores. Resuelto el saneamiento, le preocupa el abastecimiento. Esta misma mañana tiene una reunión con la empresa del agua. Va a tratar sobre la ampliación de la potabilizadora y de la conexión del abastecimiento a la presa de San Marcos. Eso garantizará la calidad y el suministro. Son inversiones que no se ven pero dan calidad de vida. Después habla con Antonio de unos focos del auditorio. Es un moderno edificio en el corazón urbano. Se inauguró en 2007. Posibilita que Montehermoso esté en la Red de Teatros. Y hace de cine en fines de semana. Carlos Labrador muestra con sano orgullo el interior. El móvil no cesa. Ahora habla de una reunión de la mancomunidad. Pide que le envíen un dossier por e-mail. Con la misma llaneza que recibe en el despacho a una mujer que va con unos papeles para una firma. No hay más misterio que llamar a la puerta. Su despacho está abierto a todos. El alcalde narra su rutina de trabajo. «Llego prontito y organizo la agenda que he planificado el día antes». Después empieza el ajetreo y las visitas «porque aquí se permite a todo el mundo el contacto con el alcalde, yo me quedo con la cercanía y la puerta abierta a cualquier vecino, proveedor o persona que venga», explica. Luego, la hoja de ruta marca visita a las obras y atención a compromisos y gestiones institucionales o profesionales. Si no hay viaje a Mérida o a Cáceres. «Así estoy hasta las dos o las tres, según el día y lo que quede en el aire, trato de resolverlo por teléfono». Por las tardes echa otras horas más. Ve el correo, planifica y celebra reuniones de órganos colegiados. O se reúne con vecinos, con Adesval, que preside o con la mancomunidad de la que es delegado de deportes, cultura y de atención sociosanitaria. Sin olvidar su implicación en la cooperación transfronteriza con La Raya-A Raia. Montehermoso, dice, es un pueblo solidario. Y un ejemplo para los del entorno. No hay más que ver su progresión. Es el único edil liberado. En la pasada legislatura simultaneó su dedicación a la Alcaldía con su profesión de enfermero. Hasta que vio que el día no tenía más que 24 horas. Atrás quedan 14 años de trabajo en el centro de salud del pueblo y en otros destinos de la zona norte. «Echo un poquito en falta la profesión», confiesa. Y habla de la humanidad que genera. «Te das cuenta de que muchos problemas son superfluos, porque ves situaciones en las que no hay marcha atrás y eso ayuda a mejorar como persona y a tener esa cercanía con el problema del vecino y hacerle ver que hay soluciones». A sus 36 años lleva seis de alcalde. En 2007 revalidó su continuidad con 500 mas votos más. No ha tenido desgaste. Y no le faltan proyectos. Amén de mantener la capacidad financiera municipal sacarlos adelante. «Es uno de los éxitos de la gestión, poder firmar convenios con aportación municipal». Ultima la construcción de una residencia municipal de mayores, espera la próxima apertura de un centro municipal de día y en perspectiva está un complejo sociosanitario con balneario, hotel y residencia. Para finales de 2010 tendrá la primera fábrica extremeña de señales de tráfico y otros materiales análogos, como cartelería, rótulos, luminosos o publicidad. Empezará con 50 nuevos empleos pero el total puede alcanzar los 150. La iniciativa ha sido presentada por Labrador al presidente de la Junta, junto al grupo que desde hace más de veinte años trabaja en el mercado nacional con la empresa 'Señalizaciones Viales Centro'. La inversión alcanzará los seis millones de euros. Además, trabaja en la plantación para biomasa para un grupo energético alemán y en una termosolar. Y no olvida la renovación de calles entorno a Plaza Morón e iglesia. Si hay algo que le preocupa es el paro. Y el de la mujer, más. Lo confiesa con sinceridad. Y todos los proyectos citados incluirán mano de obra femenina. «Me preocupa buscar nuevas fuentes de empleo para el paro femenino,», dice. Aunque el masculino de la construcción haya crecido. Confía en que todo vuelva a su cauce. En estos seis años ha dado una vuelta a la población. Ha mejorado los accesos, abierto una piscina olímpica o promovido el desarrollo industrial o creado una escuela taller de audiovisuales que forma operadores y editores. Cuenta con una tv por internet y una emisora municipal. Pero no olvida que Montehermoso es imagen de Extremadura. A través de su gorra. «Es un icono que representa a Extremadura», Y la artesanía tradicional pesa. Tanto que la gorra tendrá un museo o centro de interpretación. Y pide protección especial que los artesanos no desaparezcan. Aficionado a la informática, tiene un blog personal que le tiene en contacto con los vecinos. Y se sirve de internet para seguir un curso de portugués. Pero su pasión es el fútbol. «He practicado mucho y sigo», narra. Ahora disfruta como entrenador de un equipo alevín. «Vamos a los partidos con los padres y somos como una familia que compartimos muchas cosas», explica. El footing le ayuda a sacudirse el estrés y es habitual verle correr. Para la pesca ya tiene menos tiempo. Pero le fascina. Tanto como relajarse en la naturaleza «El deporte, concluye, ayuda a desconectar de la política y te relaja de la tensión de la responsabilidad».
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