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Sábado, 4 de julio 2009, 02:25
Eloísa Álvarez nació y se formó en Salamanca, en cuya Universidad se licenció en Filología Románica. Desde 1977 es profesora de español en la Facultad de Letras de la Universidad de Coimbra, convirtiéndose en uno de los docentes de español con más experiencia de Portugal. Ha publicado una Historia da Literatura Española y numerosos textos críticos sobre relaciones entre las literaturas de los dos países. Además, Eloísa Álvarez es una excelente traductora, que ha vertido al castellano casi toda la obra del escritor Miguel Torga: La paz posible es no tener ninguna, Poemas Ibéricos, La creación del mundo, Cuentos de la montaña, Nuevos cuentos o sus magníficos Diarios. Pocas personas conocen tan bien la realidad cultural de los dos países como Eloísa Álvarez, una presencia habitual en los foros literarios luso-españoles.
-¿Qué significa para usted Portugal?
- Una parte integrante de mi ser. De hecho, Coimbra es tanto mi ciudad de origen como Salamanca. Entre ambas, en años de estancia, hay empate técnico. Han sido varias décadas intentando sembrar el afecto a España en el espíritu de mis alumnos lusos. Y en España, el conocimiento, la admiración y el amor por este país, por medio de artículos, charlas, traducciones. Uno se siente bien en Portugal. Un español, acostumbrado a distancias y volúmenes desproporcionados, percibe que este país tiene la medida exacta del hombre. Armonía aún entre el cemento y el bosque, entre la extensión de la ciudad y la altura de sus edificios, entre el ocre de los tejados y el plata de sus aguas. Y su pluralidad cultural me hace sentirme romana en Évora, judía en Belmonte, mora en Mértola y cristiana, en Tomar más que en Braga. El Gran Vasco, Pousão, Columbano o Vieira da Silva alegran tanto mi retina como Velázquez o Goya, Zuloaga, Picasso, Dalí o Miró. Me conmueve tanto la arrogancia artística de los Jerónimos y de Santa María de la Victoria de Aljubarrota, como la de la catedral de León o la de la Alhambra. Y como vivo toda esta riqueza, necesito pensar que también esa lengua susurrante que Os Lusiadas y el Mensagem de Pessoa -milagros poéticos de un imperio glorioso y espectral- me rememoran y que son realidades sin parangón en mi espíritu hispano, son un poco mías.
-¿Qué ha sido lo mejor y lo peor de su contacto con Portugal?
-Lo mejor ha quedado ya resumido. Lo peor es el bienintencionado apodo de «la española» (o de «la españolita», en un cúmulo de afecto) con que se refieren a mí. Añadamos esa ilógica situación lingüística de extraño diálogo invertido en que el individuo español se dirige al portugués hablando su lengua de manera, al menos, razonable y éste le contesta en un «españolés» del que, además, se siente muy orgulloso. Y hay algo que echo de menos: el bullicio nocherniego de nuestros pueblos y ciudades. En torno a una cerveza o a un tinto de verano, o de invierno, el españolito llena terrazas del centro o bares de barrio, charla, hace negocios, chismorrea humorada o enojadamente mientras devora ese pincho de rigor que evitará al ama de casa invertir tiempo inclinada sobre el fogón ( denominado por la pos-modernidad con términos tan agrestes como vitrocerámica o inducción) para hacer preparar una cena.
- ¿Cuál cree que debe ser el papel de Extremadura como región fronteriza?
- El que ha venido adoptando: una eficaz bisagra cultural que haga transparente la raya divisoria. De creer en los media, Extremadura es la región de la península en que existen más alumnos de lengua portuguesa. Se trata de una labor de acercamiento cultural potenciada por diversas entidades entre las que destaca el Gabinete de Iniciativas Transfronterizas de la Junta de Extremadura, del que han partido iniciativas constantes (encuentros, exposiciones, premios...) cuyos frutos todavía están por evaluar pero que ya se encuentran materializados en un catálogo de publicaciones que abarca vertientes históricas diversas. Esfuerzo que encuentra un interlocutor a su altura del otro lado de la frontera: el del prolífico departamento de Español de la Universidad de Évora.
- ¿Cuáles son sus principales proyectos y retos, de cara al futuro, en su relación con Portugal?
- Seguir construyendo puentes espirituales. Y, también, seguir disfrutando a tope del país y de sus gentes.
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