Un extremeño ilustrado

«Oigo juntas, mezcladas, las voces de mi padre y mi madre, contándome, una y otra vez, dónde nací, cómo nací y cuándo. Has nacido en Mérida, eres extremeño, dice mi madre, y como tu abuelo Juan; naciste un 29 de julio con 45 grados a la sombra, dice mi padre, así que eres un extremeño de verdad». Así comienza 'Contra el olvido', el libro con el que Alberto Oliart ganó el X Premio Comillas de biografía y memorias en 1997.

En ese libro, que concluye el 4 de julio de 1977, cuando jura ante el Rey su cargo como ministro de Industria y Energía en el gobierno de Adolfo Suárez, se puede rastrear ya la personalidad de este brillante abogado del Estado, tres veces ministro, consejero de algunas de las principales empresas del país, heredero de una familia ligada a Mérida desde hace dos siglos (los Saussol) y educado en el ambiente de la burguesía ilustrada catalana, Alberto Oliart nunca quiso un ser un simple terrateniente. Amigo y compañero de los grandes nombres de la llamada Generación del 50, Jaime Gil de Biedma, Carlos Barral, García Hortelano, José Agustín Goytisolo..., pronto retomó la explotación de la finca familiar en Mérida y mantuvo su compromiso con la tierra: comisario de la Feria Agroganadera de Zafra, presidente del Consejo Social de la Uex, y de las asociaciones de Cerdo Ibérico y de Productores de Ovino Autónomo, Alberto Oliart recibió la Medalla de Extremadura en 1998. Acaso lo mínimo que le debía su tierra a un hombre, padre de seis hijos, que ha visto morir ya a dos de ellos.