
JAVIER SÁNCHEZ PABLOS
Lunes, 21 de diciembre 2009, 10:52
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No hay coro que se precie que no tenga una zambomba para cantar los villancicos. Es un instrumento que siempre está presente en las casas donde se entonan esas canciones tradicionales de esta época. Sin duda, es una de las estrellas de la Navidad. Ese sonido no pasa desapercibido, sobre todo, para algunas personas, como Joaquina Borreguero, vecina de Huertas.
Lleva 25 años con esta afición. Toca en Nochebuena, en Navidad, en Año Nuevo y en el día de Reyes y siempre con esa joya navideña. Sin embargo, a Joaquina no le gusta tocar cualquier zambomba. Sólo interpreta los villancicos con las que ella hace de forma artesanal. Eso sí, matiza que, tan sólo, las elabora para algún tipo de compromiso, ya que «yo no me dedico a ello, ni las vendo».
El proceso comienza con la compra de un cántaro. Como no podía ser de otra forma, esta pieza debe ser también artesanal. Es necesario que tenga un agujero en la parte de abajo. Joaquina recuerda que la elaboración de la zambomba se tiene que hacer en época de matanza, ya que se necesita la tela de la manteca o tripa del cerdo. «Por suerte, tengo muchas amistades y me avisan cuando matan», comenta. Una vez que tiene esa tela, no se pude tardar más de tres o cuatro días en elaborar el instrumento, porque si no, se seca. El siguiente paso es poner ese elemento en una tabla y retirar, poco a poco, la grasa. Sin duda, es la parte más laboriosa. Se realiza con las manos. Además, se utiliza un poco de agua caliente para que sea más fácil este trabajo. «Hay que ir estirando poco a poco esa tripa en una madera que no sea ni muy fina, ni muy rugosa», detalla.
El gamonito
Esta experta destaca que, una parte importante de este instrumento artesanal es el gamonito o pequeño junco que se coge en el campo y que sirve para tocar la zambomba. «Debe ser recto y que no demasiado gordo». Además, «tiene que tener una porreta en la parte inferior», apunta. Esta parte se ata, con un hilo resistente, con el centro de la tela de la manteca. El último paso es colocar esa tripa en el cántaro. «Tiene que estar muy estirada», recuerda Joaquina. Para este paso, necesita la ayuda de su Marido Jaime y de su hija, Nena. Hay que dejar unos centímetros pegados al cántaro. Una vez elaborada, no se puede utilizar hasta que no pasen, al menos, 24 horas. A partir de ahí, si se cuida bien, pueden durar años y años.
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Joaquina ya ha realizado decenas de zambombas tanto para ella como para los suyos. Pero no sólo se fijan los vecinos en ella para elaborar este utensilio musical, sino también personas que suelen tocar en coros foráneos. De hecho, su trabajo ha llegado a alguna agrupación rociera de Cáceres. Reconoce que las compradas no suenan tan bien como las artesanales. Además, duran menos. Esta vecina cree que esta tradición se está perdiendo. Por ello, debería recuperarse su elaboración por los jóvenes.
Ya preparada
Joaquina ya tiene preparados estos instrumentos para la Navidad. Apunta que no es complicado tocarlo. Tan sólo se necesita un poco de oído y coger el ritmo. «Hay que ir al compás de la música», detalla. Considera que las zambombas deben estar siempre presentes en los villancicos. «No se debe olvidar esta costumbre, porque viene de muchos años atrás», indica. Y es que cree que un villancico sin zambomba no suena igual de bien.
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