Cuando la Madrila se enfada

En la madrugada del 12 de octubre de 1991, un centenar de jóvenes enfadados por el cierre de los bares de la Madrila a las 3 de la madrugada, cumpliendo estrictamente su horario, rompieron cristales de cabinas y escaparates, destrozaron mobiliario urbano y quemaron el salón de actos del edificio Múltiples, que encontraron en su recorrido hacia el entonces Gobierno Civil.

La escasa presencia policial esa noche facilitó los disturbios, que se incrementaron al día siguiente cuando los locales volvieron a cumplir la normativa para evitar sanciones. Alrededor de 90 policías y cientos de jóvenes se enfrenaron en las calles de la Madrila, en un choque que acabó con 16 detenidos.

Los incidentes se repitieron los dos fines de semana siguientes. Las fuerzas de seguridad se reforzaron con antidisturbios procedentes de Sevilla y Valladolid y algunos empresarios fueron acusados de instigar los incidentes.

En mayo de 2002, en la madrugada del viernes 17 de mayo, se produjeron algunos actos vandálicos, nuevamente en protesta por el horario de cierre de los bares, que no llegaron sin embargo a ser tan graves como los de una década antes. Era la época más fuerte del botellón que congregaba a miles de jóvenes en la Plaza Mayor y que originaba que los clientes llegaron muy tarde a la Madrila.

Pocos meses después, otra vez en el puente del Pilar, en octubre, las protestas e incidentes fueron mayores que en mayo y se hizo necesaria la presencia de antidisturbios en la plaza de Albatros. La Subdelegación y una representación de hosteleros agrupados en Plamapi (acrónimo de las tres zonas de ocio de la ciudad, Plaza Mayor, Madrila y Pizarro) entablaron negociaciones sobre los horarios y sanciones, lo que relajó el ambiente en la calle los siguientes fines de semana.