![El regadío de Tierra de Barros ya tiene permiso para abastecerse de agua](https://s1.ppllstatics.com/hoy/www/multimedia/202110/13/media/cortadas/164915494--1248x830.jpg)
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Era un requisito indispensable y se ha conseguido obtener dentro de los plazos previstos. El proyecto de regadío de Tierra de Barros tiene, oficialmente, agua disponible para poner en valor algo más de 15.100 hectáreas en términos municipales de las comarcas de Tierra de Barros y de Mérida.
La Confederación Hidrográfica del Guadiana (CHG) ha otorgado la concesión de hasta 43,38 hectómetros cúbicos (hm3) al año a extraer de los embalses de Alange y Villalba de los Barros, según trasladó ayer la Consejería de Agricultura. Una noticia que, no por esperada, a pesar de las incertidumbres por las reservas hídricas, se recibe con satisfacción en la Administración regional y entre los agricultores involucrados en este ambicioso proyecto.
La Junta de Extremadura publicó el pasado 19 de agosto la declaración de impacto ambiental positiva para la transformación de secano a regadío de hectáreas situadas en los términos municipales de Almendralejo, Alange, Aceuchal, Villafranca de los Barros, Villalba de los Barros, Ribera del Fresno, Solana de los Barros, Torremejía, La Zarza, Fuente del Maestre, Mérida y Villagonzalo.
El regadío ha sido declarado de interés general por del Gobierno, que lo cofinancia junto al Ejecutivo regional y los propios regantes, unos 1.200 agricultores.
La Confederación Hidrográfica del Guadiana, perteneciente al Ministerio para la Transición Ecológica, ha otorgado la concesión de aguas superficiales a la Comunidad de Regantes Tierra de Barros con destino a riego de 15.170,97 hectáreas de cultivos tradicionales locales, básicamente olivar y viñedo, pertenecientes a doce localidades del centro de la provincia pacense.
Esta concesión permite el aprovechamiento de un caudal máximo de 3.700 litros por segundo (l/s), sin que pueda sobrepasarse un volumen máximo anual de 36,63 hm3 del embalse de Alange, y de un caudal máximo instantáneo de 1.200 l/s, sin que pueda sobrepasarse un volumen máximo anual de 6,75 hm3 del embalse de Villalba.
Entre ambas presas no se puede superar un volumen máximo anual total de 43,38 hm3 al año. Se trata de embalses de tamaño medio-grande.
El de Villalba de los Barros, levantado sobre el río Guadajira, tiene una capacidad apreciable, 106 hectómetros cúbicos. Se ideó para suministrar agua a más de 56.000 personas de la comarca de Tierra de Barros y también para desarrollar el regadío en esa zona. Pero ni funciona para lo primero ni prácticamente para lo segundo porque solo tiene concesión para sacar agua de ahí algunas pequeñas explotaciones de la zona.
Mientras, la presa de Alange, sobre el río Matachel, es la sexta de mayor capacidad de Extremadura, con 825 hectómetros cúbicos. De ahí beben Mérida y pueblos de su entorno y el embalse es aprovechado también para algunos riegos agrícolas y como espacio de actividades recreativas y lúdicas.
Diciembre de 1998 El consejero de Agricultura, Eugenio Álvarez, tras una reunión en Madrid, anuncia que la Junta apuesta por ese regadío. Se haría entre 2008 y 2016. El Gobierno de Aznar no lo incluyó en el Plan Nacional de Regadíos.
Mediados de 2014 El Ejecutivo de Monago lo retoma. Se crea la comunidad de regantes y se cierra el número de agricultores. Elabora un anteproyecto. Regar costaría 130 millones (primero se dijo 90).
Septiembre de 2015. El Ejecutivo de Vara se reúne con los agricultores. Presenta el anteproyecto a la ministra Tejerina, quien dice desconocer el plan. Se fija el coste 195 millones.
Febrero de 2018 El Gobierno de Rajoy rechaza financiar el regadío. La Junta dice que sigue el adelante con el proyecto y busca alternativas.
Noviembre de 2020 El proyecto costará 250 millones (66 los pondrán 1.200 regantes). Las obras se licitarán a final de este año, comenzarán en 2023 y estarán concluidas en 2026.
La Consejería de Agricultura expresó ayer en una nota de prensa que la concesión de las aguas supone «un nuevo espaldarazo al proyecto de regadío en Tierra de Barros, que supondrá una indispensable herramienta para combatir el reto más importante al que se enfrenta la sociedad extremeña, la despoblación».
Recuerda el departamento que dirige Begoña García Bernal que será un regadío moderno, que integrará la tecnología y las nuevas energías en su gestión, lo que permitirá que «la agricultura del regadío en Extremadura continúe con su desarrollo y se convierta en un sector mucho más competitivo, tanto a nivel nacional como internacional».
Ahora el paso clave de la tramitación administrativa del proyecto es la licitación de las obras de construcción. Según el calendario avanzado por la Junta, deben salir a concurso antes de que acabe el año. Una vez que se adjudiquen, está previsto que los trabajos comiencen en 2023 y terminen en 2026.
El presupuesto del proyecto asciende a 250 millones de euros de inversión público-privada, 66 millones de los cuales los aportan los propios regantes.
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