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Los nuevos dispositivos de consumo de tabaco van ganando presencia entre la sociedad. Ya no resulta extraño ver a las puertas de centros de trabajo ... o en las terrazas de los bares a personas utilizar vapeadores o cigarrillos electrónicos. Su presencia en Extremadura todavía es muy minoritaria: un 0,14% de la población mayor de 15 años los usa, según la Encuesta Europea de Salud. «La cuota de mercado de los consumibles de tabaco calentado para IQOS en España es de un 2%», cifra Tomasso di Giovanni, vicepresidente de comunicación internacional de Philip Morris, sobre la línea de productos de tabaco calentado que esta compañía empezó a comercializar en nuestro país desde 2016.
Sí detectan desde la tabaquera que sus ventas van en aumento y esto no solo está cambiando las formas de consumir tabaco, también modifica las relaciones de las compañías con los productores. Extremadura es un territorio, sobre todo en las comarcas de La Vera y Campo Arañuelo, en el que tradicionalmente se cultiva tabaco. Prácticamente, el 95% de la producción nacional es extremeña. Por ello, las regulaciones sobre el tabaco y los nuevos hábitos de consumo afectan a una parte importante del sector primario de la comunidad. «El cultivo del tabaco aporta 139 millones de euros a la economía regional», calculan desde Cooperativas Agro-alimentarias de Extremadura.
En los últimos años se está detectando que el volumen de tabaco que se compra en la región se va reduciendo. Desde 2014 lo ha hecho en un 18%. En la campaña de 2021 se contrataron 27,2 millones de toneladas, un descenso del 2,5%, según Cooperativas Agro-alimentarias, respecto a 2020.
El número de productores también se redujo en el mismo periodo de tiempo. Ahora son 80 menos de los cerca de 1.065 que había hace un año. No llegan a 990. Es un descenso del 7,5%, aportan en Cooperativas Agro-alimentarias. «Somos conscientes de que va a haber unas pequeñas pérdidas», reconoce Di Giovanni en referencia a lo que puede suponer para los productores de tabaco en desarrollo de las nuevas formas de consumo de nicotina.
Estas alternativas necesitan menos tabaco que los cigarrillos tradicionales. Por ejemplo, los dispositivos de tabaco calentado llevan unos consumibles más pequeños que un cigarro, que son los que generan el vapor con nicotina que se inhala. «Hay menos tabaco en los productos de tabaco para calentar que en los cigarrillos normales. Eso es un hecho», detalla el directivo de Philip Morris, empresa que lleva comprando tabaco en Extremadura desde 1992.
Pero es que hay otras nuevas formas de consumir nicotina que ni siquiera necesitan tabaco. Los vapeadores, por su parte, generan el vapor a través de un líquido que puede o no llevar nicotina, pero lo hace mediante un líquido, no con tabaco. Es decir, es una forma de consumir nicotina que no requiere tabaco.
En la reducción de las compras de tabaco en Extremadura tienen, sin duda, su peso las nuevas tendencias de consumo. Aunque los datos de las encuestas recojan que el uso de estos dispositivos todavía no se haya generalizado en la región, desde Philip Morris aseguran que el 30% de sus ingresos globales ya proceden desde las alternativas sin humo. Además, esperan que ese porcentaje vaya creciendo y apuestan por un cambio progresivo hacia las alternativas de calentamiento de tabaco. Este objetivo de futuro se apoya en la idea de que el uso de estos dispositivos sirven para reducir el daño a la salud que suponen los cigarrillos tradicionales. «No están libres de riesgo, ya que contienen nicotina que es adictiva, pero reducen significativamente la exposición a sustancias tóxicas presentes en el humo, por tanto es un mejor escenario comparado con fumar cigarrillos», expone Andrea Costantini, directora de relaciones científicas en Philip Morris Internacional para Latinoamérica y Canadá.
Sin embargo, la compañía destaca que, aunque sus necesidades de tabaco se pueden ver reducidas para la elaboración de sus productos, la calidad del producto que necesitan es mayor. «Lo importante en la sostenibilidad a largo plazo de la industria y del sector», remarca Di Giovanni.
Por otro lado, apuntan hacia los compromisos que mantienen con la región y que van más allá del sector primario. «Estamos realizando otras actividades en Extremadura, como la apertura de la tienda IQOS boutique en Badajoz o el centro de atención telefónica en Olivenza; es importante tener en cuenta que nuestro compromiso se ha amplificado más allá del sector primario», insisten desde Philip Morris.
El aumento en el uso de nuevas formas de consumo de nicotina no es el único motivo detrás del descenso del volumen de tabaco contratado por las compañías, también influye la reducción del consumo. Los datos señalan que, pese a que la prevalencia del tabaco sigue siendo muy elevada –en Extremadura la última encuesta del Ministerio de Sanidad señala que fuma un porcentaje más elevado de personas que en 2007– el consumo de cigarrillos por persona se ha reducido.
En los últimos años, las encuestas sobre tabaquismo en España demuestran que la percepción del riesgo que supone fumar, pese a que continúa por encima del 90%, ha ido en descenso. Ese punto de inflexión coincide en fechas con el inicio de la comercialización en nuestro país de los cigarrillos electrónicos y de los dispositivos de tabaco calentado.
Philip Morris, una de las compañías que tienen estos productos libres de humo en el mercado, maneja estudios de investigación que demuestran que «en los adultos fumadores que cambiaron los cigarrillos tradicionales por el tabaco calentado, mejoraron los indicadores de riesgo de desarrollar enfermedades relacionadas con el hábito de fumar», señala Andrea Costantini, médica especialista en farmacología clínica, que añade que la percepción de riesgo se asocia con campañas de concienciación.
En este sentido, la compañía defiende que estos nuevos dispositivos están diseñados únicamente para las personas que ya fuman. «Para los 1.100 millones de fumadores que hay en el mundo, según la OMS», especifica Tommaso di Giovanni, vicepresidente de comunicación internacional de Philip Morris.
Parte de la comunidad médica muestra cierta preocupación porque estas nuevas formas de consumo de nicotina sirvan de puerta de acceso al tabaco para los menores. Desde Philip Morris aseguran que se trata de un sentimiento compartido. «Somos los más preocupados por ello, porque eso minaría todos nuestros esfuerzos en el camino de la reducción del daño; es crucial para nosotros que los menores no usen nuestros productos», indica Di Giovanni, que creen que van en el buen camino. «Cuando en el año 2020 la FDA autorizó la comercialización de IQOS en Estados Unidos, verificó que esos productos no son atractivos para los menores», manifiesta el directivo de Philip Morris, para insistir que es un tema sujeto a revisión constante. «Hay que ser pragmático, estos productos reducen el daño para un gran número de fumadores adultos que, aunque una mínima parte de la población acceda al tabaco a través de estas vías, no se puede negar que es un beneficio para la población en general», concluye.
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