Análisis agrario

La almendra no remonta, tampoco en ecológico

La demanda de almendra en ecológico ha caído sustancialmente con la crisis económica, lo que también ha hundido sus precios

Juan Quintana

www.juanquintana.com

Lunes, 22 de enero 2024, 08:20

La semana pasada hablábamos en este espacio de la miel, que junto con la almendra son ingredientes esenciales de muchos de los dulces que consumimos, no solo en Navidad. Sobre este segundo ingrediente, rey de los frutos secos, España fue el gran productor hasta que ... en la época de los sesenta entró en juego Estados Unidos, que en la actualidad copa el 80% de la producción mundial, seguido de Australia, productor emergente, que por primera vez relega a España a la tercera posición. La producción española no es capaz de cubrir nuestro consumo interno y nuestras exportaciones, principalmente a Europa, donde es muy valorada. Esto genera la necesidad de importar en una proporción similar a la que exportamos, y es ahí donde tenemos el problema. La almendra estadounidense y australiana, de peor calidad, se mezclan con la nuestra, lo que la hace perder valor.

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Al igual que pasa con la miel, el problema de la trazabilidad está latente, lo que ha llevado al gobierno español y al sector productor a presionar a las autoridades europeas, que han aprobado la obligatoriedad de etiquetar el origen para la almendra de consumo en fresco. Sin duda un gran paso, pero insuficiente, ya que el fresco es un mercado mucho más reducido que el del producto transformado. La realidad es que es complejo para la industria el diferenciar el origen en el etiquetado de los alimentos que lo utilizan como materia prima, si bien es cierto que el consumidor tiene el derecho y cada vez más el interés en saber de dónde proceden las principales materias primas de los productos que consume. El caso más emblemático es el turrón, donde ni siquiera en aquellos elaborados bajo indicación geográfica protegida se exige que la almendra sea del territorio, solo el proceso de fabricación debe ser local. Algo legal, pero paradójico.

Además, en productos elaborados a base de almendra es muy difícil que el consumidor distinga organolépticamente una de otra, por lo que más allá del lícito interés de apostar por lo local, no parece que se vayan a promover nuevas normas que, sin duda, encarecerían el producto, tanto por el precio de la materia prima como por el incremento de costes en el proceso de elaboración y etiquetado.

La almendra española se encuentra en una encrucijada tras el 'boom' de hace unos años de las plantaciones intensivas, coincidente con una época de bonanza en los precios. Ahora la sequía ha mermado la cantidad y el calibre de la producción. Nuestra almendra lleva varios años con muy bajas cotizaciones, ante la entrada de almendra estadounidense y australiana a precios mucho más reducidos.

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Por otro lado, en España y como alternativa a esta situación, se ha apostado fuertemente por la producción de almendra en ecológico, cuya cultivo ronda ya el 25% de la superficie. El problema es que la demanda de esta almendra ha caído de forma sustancial con el avance de la crisis económica, lo que también ha hundido sus precios. Hay que tener en cuenta que el coste de producción en ecológico es más elevado que en convencional, por lo que el daño es sensiblemente mayor. En este caso, también EE UU produce suficiente almendra ecológica como para autoabastecerse, y podría exportar grandes volúmenes si el mercado internacional lo demandara.

Es un aviso a navegantes. La apuesta europea por tener un 25% de superficie ecológica en agricultura puede generar el mismo problema, pero generalizado. La población, en momentos donde la economía sufra, optarán por alimentos convencionales, dejando bajo las patas de los caballos al sector productor que o se redimensionará ajustándose a la demanda, o bien deberá ser sostenido con fondos públicos, lo que lastrará todavía más la economía.

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