HOY
Análisis agrario

Blanca Navidad alimentaria

En los próximos meses el precio de los alimentos no va a bajar, pese a que la rebaja del IVA se mantenga para algunos básicos, porque los costes siguen aumentando y los márgenes reduciéndose

Juan Quintana

Lunes, 11 de diciembre 2023, 07:54

Tenemos encima las fiestas navideñas y, el que más el que menos, ya está dando una vuelta a sus celebraciones. De una forma u otra, todos hacemos un esfuerzo especial para disfrutar y hacer disfrutar a nuestros familiares de unos platos que, normalmente, encarecen sustancialmente ... nuestro gasto alimentario. Además, sucede que muchos productos son más caros que en el resto del año, por lo que es habitual estar ojo avizor al precio de lo que compramos. Todo esto en un año en el que estos han aumentado de forma significativa, aunque la subida se haya ido moderando en los últimos meses.

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La Federación de Industrias de Alimentación y Bebidas (FIAB) ya ha anticipado que en los próximos meses el precio de los alimentos no va a bajar, a pesar de que la rebaja del IVA se mantenga para determinados alimentos básicos. El motivo fundamental es que los costes siguen aumentando y los márgenes reduciéndose. Este es un problema no menor, ya que mantener niveles de beneficio adecuados es necesario para que no se resienta la inversión, imprescindible para el crecimiento, no solo de las empresas, sino de la economía en su conjunto. Las empresas deben recuperar márgenes, y por ello la bajada de precios no puede guardar una relación lineal con la moderación de costes o el ajuste del IVA.

En esta cadena, el primer eslabón, el de la producción agrícola y ganadera, es quizás quien más está sufriendo el incremento de costes, en algunos sectores y en determinadas explotaciones, con serias dificultades para mantener su viabilidad. Por ello, una precipitada bajada de los precios en destino aumentaría la presión contra este primer escalón de la cadena alimentaria.

Pero al final el consumidor actúa al margen de las circunstancias macroeconómicas, aunque tenga un impacto directo, y lo que quiere es celebrar la Navidad como siempre, pero sin arruinarse. Por ello cada vez tiende más a apoyarse en las marcas blancas, una opción en la que cada vez encuentra mayor diversidad y calidad de productos. Es por supuesto una decisión muy lícita, si bien es cierto que va en detrimento de las marcas de fabricante, que apuestan por la innovación. Es por tanto un contexto poco halagüeño para este tipo de empresas, que ven como con márgenes más reducidos y con pérdidas de cuota de mercado, el I+D se resiente y, por tanto, su crecimiento futuro. Pero esto no es solo negativo para el sector de la industria alimentaria de marca, sino para la economía en su conjunto. Ya que el que uno de los motores de la economía española ralentice su crecimiento puede ser un importante lastre en nuestro producto interior bruto y en el bienestar social.

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Entre tanto uno de los productos más mediáticos en esta escalada de precios es el aceite de oliva. Por el momento los precios siguen muy elevados y se prevé que en el primer semestre de 2024 se estabilicen, quizás con una ligera bajada, pero todavía muy por encima que el habitual hasta este último año, donde el precio se ha triplicado. Hay que recordar que el origen de esta escalada fue la falta de agua, que redujo la producción de aceite de oliva a la mitad, alcanzando unas exiguas 660.000 toneladas. En la campaña actual las previsiones apuntan a un aumento de la producción del 15%, superando ligeramente las 765.000 toneladas; en todo caso, todavía un 34 % por debajo de la media de los últimos cinco años. Por ello es difícil pensar en una recuperación sustancial hasta 2025, condicionada no solo por el necesario incremento de la producción en España, como máximo productor mundial, sino también por las cosechas que se obtengan resto de los países olivareros.

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