Europa suaviza la presión sobre los fitosanitarios

Al final han primado los criterios de suficiencia e independencia alimentaria, frente a los meramente ambientalistas

Juan Quintana

www.juanquintana.com

Lunes, 4 de diciembre 2023, 08:48

En este final de año el sector de los fitosanitarios debe estar satisfecho. A la prórroga por diez años del uso de glifosato, que ya abordamos en este espacio recientemente, se une el rechazo por parte del pleno del Parlamento Europeo (PE) del proyecto legislativo ... para reducir el uso de fitosanitarios en la Unión Europea (UE). Una espada de Damocles que pendía sobre el sector y que fue rechazada con 299, frente a 207 que estaban a favor y 121 abstenciones. Pero no menos relevante fue la decisión de no devolverlo a la Comisión de Medio Ambiente del propio PE para comenzar una nueva discusión.

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En este intenso debate, al final han primado los criterios de suficiencia e independencia alimentaria, frente a los meramente ambientalistas. En todo caso es importante destacar que la tecnología fitosanitaria ha avanzado mucho en las últimas décadas con el objetivo de conseguir productos cada vez más sostenibles, de aplicación más localizada, de mayor velocidad de degradación, de menos dosis, etc. Al final este tipo de sustancias son medicamentos, en este caso para las plantas, y su utilización, al igual que los de uso humano, es necesaria. Lo importante es hacerlo con conocimiento, en las dosis adecuadas, en el momento preciso y de la forma correcta. Por ello el sector industrial ha apoyado, junto con las organizaciones profesionales de agricultores y la propia administración pública, la formación de los agricultores como aplicadores de estos productos, haciendo que se convierta en una tarea mucho más profesionalizada y responsable.

Aunque con esta decisión parlamentaria se podría dar por cerrado la discusión de este asunto en esta legislatura, todavía queda un estrecho resquicio por el que conviene que no se cuelen nueva iniciativas políticas. El Consejo de la UE, que reúne a los Estados miembros, presidido este semestre por España, todavía podría fijar su posición sobre el expediente y enviar al PE la postura acordada entre los países, para su reconsideración. El temor es que en los últimos años, la posición de nuestro gobierno, muy influenciado por su rama más ambientalista, no ha sido precisamente defensora de nuestro sector. Esperemos que el peso de nuestro consolidado ministro de agricultura Luis Planas se haga valer, predomine su criterio, y nuestro presidente, así como a su vicepresidenta y ministra de transición ecológica, no se les ocurra la feliz idea de abrir este nuevo frente.

Pero no olvidemos que los objetivos del Pacto Verde, de la estrategia del Campo a la Mesa y los de la propia Política Agraria Común son claros, y los defensores de que los fitosanitarios se reduzcan de forma masiva y rápida, sin duda van a volver a la carga. También hay que considerar que, el largo tiempo necesario para poner nuevos productos más sostenibles en el mercado, uno de los argumentos utilizados por la industria, tiene fecha de caducidad, ya que este debate está abierto hace ya mucho tiempo. En todo caso, la reducción a la mitad de la aplicación de productos fitosanitarios es un disparate, ya que llevará a la UE a tener que aumentar las importaciones desde otros países donde sí se utilizan los aquí prohibidos, lo que desde una perspectiva del medioambiente entendido como un problema global, no tiene sentido. Al final no se deberían fijar porcentajes de mercado, sino garantizar que los que se utilicen no comprometan el medioambiente, y para esto están las autoridades científicas, que analizan caso por caso. Lo menos malo es que en la propuesta de la Comisión, los objetivos nacionales se fijarían por los Estados miembros, lo que podría hacer un poco más flexible la transición.

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