Ovejas bebiendo en una charca, que mantiene las reservas hasta otoño. HOY
Extremadura

Más cisternas y menos pozos para que beba el ganado

Una tarea más en verano. Las cubas ya no son por falta de agua, se han generalizado para reservar las lagunas y los pozos

Antonio Gilgado

Mérida

Viernes, 2 de agosto 2024

Las charcas de las fincas aguantan bien el verano si en primavera se reponen. Luis Cortes, de la Unión, explica que a diferencia de otros años, julio lo han pasado sin apuros y en agosto tampoco lo tendrán: hay suficiente hasta otoño. Si pasan en ... reserva el verano acaban en cieno y los ganaderos evitan sobreexplotar las reservas. Suelen desplazarse en julio y agosto buscando pastos llenos de espigas tras la cosecha o rotando las parcelas para entrar luego en otoño.

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Pero en ese movimiento hay que tener en cuenta siempre el agua disponible. Los rumiantes beben mucho con el calor por el pasto seco y no todos las fincas tienen pozos con capacidad para resistir. Ahora, explica Luis Cortes, la tendencia es tirar de cisternas y cubas. En los años de sequía suele abrir la Junta una línea especial de financiación para que se abran pozos o se compren cubas de agua. Los pozos cada vez tienen menos adherencia por la exigencia de Confederación, que pide unos requisitos concretos de explotación. Por eso los ganaderos que suelen moverse en verano también se hacen de su cuba para transportar el agua desde pozos y canales comunales. «Hay otro detalle importante: el sabotaje». Explica el representante de la Unión. Para bombear el pozo hay que instalar un motor que funcione con placa solar. Pero hay miedo a los robos y los sabotajes de los ladrones que asaltan las casetas. «Al final es una inversión que puedes perder». José Manuel Contreras tiene una empresa de material especializado en ganadería en Mérida. Distribuye comederos, rediles y alambradas. También depósitos de agua. Conoce las necesidades porque vende una o dos cisternas cada semana. En la zona de Córdoba, explica, casi todas las explotaciones fijas cuentan con un línea de suministro con energía solar que saca de un pozo. Pero con la sequía de los últimos años los ganaderos han buscado también un plan B por si las reservas se agotan. «Este no parece que vaya a ver problemas, pero el verano pasado muchos de los clientes compraron cisternas y cubas para traerla desde pozos comunales. Era un gasto y un engorro, pero salvó a mucha gente». Contreras cree que las cisternas ya no son algo excepcional. A los ganaderos les compensa tener una segunda fuente de suministro y combinar pozo y cisterna.

La que más se vende es la de seis mil litros. Similar a la que usan los agricultores en las siembras o los equipos de extinción de incendios. El precio varía entre siete y ocho mil euros según los ejes y el enganche que lleve.

Los veranos largos en la campiña sur prolonga el tiempo en la paja y los rastrojos

Antonio Matías es uno de los clientes de Contreras. Tiene mil ovejas entre Hornachos y Ribera del Fresno. Las mueve entre tres fincas durante todo el verano. Todas con pozo y charca. Tira de la cuba porque quiere dar descanso a los pozos. «En 2022 se secó el de la finca de julio y el año pasado aguantó un poco mejor, pero tampoco resistió. Por eso ahora carga dos veces a la semana la cisterna y mueve agua de un sitio a otro.

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Como tiene tres terrenos alquilados, lo que hace es cargar en la que no está el ganado. Algo más de veinte kilómetros con el tractor y un gasto extra. Pero cree que le compensa porque está respondiendo mejor a la demanda del ganado. «Nosotros hacemos agostaderos muy largos. Hasta finales de septiembre no nos movemos y ya sabemos que las reservas no volverán nunca a estar como estaban antes». Matías comparte la preocupación creciente que hay entre los ganaderos por el agua. Con los veranos tan largos, explica, las charcas artificiales que se han hecho en muchas fincas se vacían muy pronto. «Hay una descompensación entre lo que necesitamos y de lo que disponemos. Mover agua entre fincas era antes algo excepcional, pero ya lo vemos como habitual».

Ovejas bebiendo en los beebderos de un pozo comunal. HOY

Andrea Martínez tiene también la suya cerca de Ribera del Fresno. Planifica sus veranos según las tierras que alquila para sus setecientas ovejas. Una fija siempre y el resto va negociando con los propietarios de lo terrenos. Lo primero que pregunta es por la capacidad del pozo o la charca. «Estamos en una zona de secano y se nota mucho la diferencia. He tenido veranos muy secos sin problema alguno porque las reservas de los manantiales que me suministraban aguantaban bien y otros en los que tuve que montar una bomba». No tiene un sistema porque depende mucho del terreno.

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Sí ve claro que no volverá a meterse en una cerca sin agua. «La bomba cuesta dinero, la gasolina para bombear también y las averías son casi seguras. No me gusta nada». Como ganadera lamenta que haya fincas y cercas que se alquilen para el ganado en verano sin estar preparadas y como empresaria cree que se debería abordar el debate pensando también en las ganaderías medianas. En lo ciclos de sequía, explica, el foco siempre se pone en las grandes explotaciones que tienen que movilizar piensos por falta de pastos.

El agua se transporta de una finca a otra para no agotar las reservas

Pero los pequeños ganaderos quedan al margen de ese debate. Los que van alquilando tierras para los agostaderos se quedan sin margen de maniobra porque apenas hay sitios donde meter el ganado. «Los que no tenemos capacidad para intercalar pastos y vamos por cercas independientes o pastoreando en rastrojos libres nos perjudica mucho la falta de infraestructuras».

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Andrea se apuntó hace dos años a las líneas de ayudas para los planes de mejoras que abre la Junta con el dinero de la Unión Europea para el sector ganadero. Al principio pensó en comprar una cisterna para el agua, pero optó por mejorar la nave en la que hace la paridera de otoño.

También ve que los veranos son cada vez más largos en la campiña sur de Badajoz para las explotaciones ovinas. En esta zona los rastrojos que no se siembran aguantan hasta noviembre. Y eso cambia por completo la alimentación del animal. Más tiempo en la paja y menos en la hierba. «Yo noto que las ovejas pasan cada vez peor el calor. Solo piden agua y agua. Si la acercas tres veces al día al bebedero, tres veces que lo vacían. Y a las diez de la mañana ya dejan de andar».

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Laguna para ganado en Oliva de Plasencia. HOY

La ganadera cambia los horarios del ciclo de trabajo cuando le toca sacarlas sin cercas. En fincas cerradas, explica, es más fácil. Por las mañanas acude a llenar los bebederos y luego por la tarde para que se resguarden en los rediles. Pero cuando comerse los rastrojos abiertos hay que sacarlas por la mañana y estar con el ganado hasta que empieza a apretar el calor. En julio sale a las seis y ya en agosto un poco antes de la siete. Beben a las diez y media. Ahora tiene reserva en su charca. Pero no cree que llegue a final de agosto. Nota como baja varios centímetros cada día y en dos semanas habrá llegado al fondo. Ya ha hablado con el propietario de la finca colindante para ver si puede comprarle el agua de su pozo. Es una alberca grande, ancha y de piedra que se hizo hace mucho tiempo para regar un huerto que ya se abandonó. Le ha dicho que si lo necesita, puede echar las mangueras y poner los bebederos en su cerca. Aspira a no depender tanto de los arrendamientos y a comprar algún terreno que le sirva tanto de invierno como de verano. Pero no salen muchas oportunidades. Hay pocas fincas en venta y no todas, dice, merecen la pena.

Y sin pasto asequible no puede tampoco ampliar la explotación. El extensivo necesita mucho terreno para sacar dos parideras saludables al año y criar los borregos.

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