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JOSÉ TOMÁS PALACÍN
Viernes, 2 de abril 2021, 11:42
La dehesa se muere. Enfermedades como la seca, la pérdida de subvenciones o el envejecimiento de los árboles ya afectan a este ecosistema centenario. La sobreexplotación, el pastoreo descontrolado y el cambio climático también influyen, conformando entre todos estos elementos una amenaza mortal: la dehesa extremeña puede ser inviable más allá del presente siglo.
Sin embargo, no todo está perdido. Desde hace años, las administraciones públicas, centros de investigación, universidades y empresas buscan una fórmula que haga que el mantenimiento de la dehesa tal y como la conocemos sea posible. De la necesidad nacen las ideas. Y de una idea de la compañía Tagus nace el proyecto GoDehesa.
Esta iniciativa se centra, explica su presidente, José Flores Tapia, en planificar un sistema que ayude a la toma de decisiones necesarias para la supervivencia de la dehesa. Pretenden comprobar los beneficios ambientales, económicos y sociales que puedan surgir de su aplicación –mediante una norma de calidad– y compartir y transferir esos resultados. En esencia, se trata de manejar el ganado imitando a la naturaleza; ni más, ni menos, quieren controlar todo el proceso del pastoreo.
Entre otro aspectos, se trata de registrar los movimientos del ganado mientras pasta, midiendo el tiempo que una planta está expuesta al animal, de manera que se pueda planificar la recuperación de esta.
En ambientes donde es agua obtener es difícil, la presencia de grandes rebaños de herbívoros en movimiento es clave para la descomposición de la materia orgánica, indica Flores. «Podemos manejar el ganado haciendo que las plantas sientan que ha pasado una rebaño de animales, que se han marchado y que volverán un tiempo después».
De esta manera, las plantas estarán descansadas, así que todo lo necesario para que la dehesa sea la dehesa –materia orgánica, mineralización, solubilización– seguirá acumulándose en el suelo.
«El tiempo es más importante que el número de animales», afirma el presidente de Tagus. Se explica: «Si estamos demasiado tiempo en un mismo lugar, o si volvemos demasiado pronto a un lugar, estaremos produciendo un sobrepastoreo de algunas plantas, perjudicando a la salud de la tierra, y mermando con ello la actividad productiva». En los cercados grandes, si no están controlados, los animales eligen las plantas para comerlas. Sin embargo, frecuentemente repiten en los mismas zonas para alimentarse. Por ello, si uno pasea por la dehesa, se pueden encontrar zonas donde solo hay cardos: las buenas hierbas han desaparecido debido a este pastoreo descontrolado.
De ahí que GoDehesa se dedique a planificar el pastoreo, con una visión global –«holística», lo llaman ellos–, que les permita no solo aumentar el rendimiento de los animales, sino también regenerar, recuperar la dehesa. «Nuestra metodología imita el movimiento de los grandes rebaños, generando en los ecosistemas un fuerte impacto en pasto y suelo, con sus consiguientes periodos de recuperación», incide Flores.
Sin embargo, el pastoreo –o el control de este pastoreo, mejor dicho– no lo es todo. Cada detalle cuenta. Esta nueva manera de entender la planificación y el manejo del ganado, destaca el presidente de Tagus, implica que tiene que existir una nueva disposición sobre las cercas, los caminos, los puntos de agua o las instalaciones. «Planificar la tierra nos ayudará a aplicar el resto de procedimientos».
Entre otros: enseñar a productores y ganaderos a desarrollar habilidades para la mejora del pastoreo; analizar el mercado del sector y planificar estrategias para crear productos que cuenten con una calidad diferenciada.
En GoDehesa ya han realizado un primer estudio sobre la calidad del suelo de la dehesa en las ocho fincas donde se va a implantar el proyecto. Y, buenas noticias, han hallado mejores valores de suelo en una finca en la que ya se venía haciendo este manejo, por lo que se estima que esos resultados serán extensibles al restos de fincas.
Al final, puede que esta amenaza no sea más que la oportunidad idónea para darse cuenta de que hay que sobrevivir. Y la mejor manera para salvar la dehesa extremeña, como recuerdan con este proyecto, es imitar a la propia naturaleza.
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