![La paca del vecino, mejor que de fuera](https://s2.ppllstatics.com/hoy/www/multimedia/2023/06/02/180975960--1200x840.jpg)
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Más de 400 ovejas pastorea José Antonio en su finca de Campillo de Llerena. El año pasado apenas compró pacas de paja por el precio. Lo sigue marcando en pesetas. En 2020, explica, el kilo salía a ocho o diez pesetas. Se duplicó la campaña ... pasada. Compró lo mínimo para llenar las reservas. Pero lo de esta campaña ya no lo puede pagar. Le están pidiendo 27 pesetas el kilo de paja y 42 por el heno.
Todos en la comarca de la Campiña Sur dan por hecho que la campaña viene al triple. «Mucho se está hablando de la sequía en la agricultura, pero lo de la ganadería es más preocupante aún porque te cuesta lo mismo la paja que la avena», explica.
No puede pagare lo mismo, aclara, el suplemento para volumen que un alimento principal de la dieta. Como si el pan costara igual que el jamón, compara.
La paja de cereal es un subproducto que muchos ganaderos compran cada verano en paquetes con lo que dejan las cosechadoras de cereal en las fincas. A las ovejas les sirve para coger volumen cuando comen trigo o avena o pastos en otoño. Y les ayuda con el rumio.
Es un suplemento barato, por eso tiene tanto mercado. Pero el problema viene por la escasa cosecha de cereales. Apenas ha espigado en el campo y no han crecido las siembras lo suficiente para empaquetar tras la cosecha.
Cuenta José Antonio que en terrenos que antes daban cien pacas grandes este año han salido menos de la mitad. «Aquí tenemos muy pocas, casi nada». Los ganaderos como José Antonio primero tratan de suministrarse de fincas cercanas para ahorrarse el porte. Luego buscan por la zonas de regadíos de Extremadura, donde suele haber más mercado. Aunque algo más cara por el transporte. «Pero este año tampoco hay mucho más allí. Yo he llamado a vendedores de Montijo y de las Vegas Bajas y me dan precios de 25 o 26 peseta por kilo. Eso no lo puedo pagar».
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Obliga a buscar ya fuera de Extremadura. De Salamanca o Burgos salen trailers cada temporada. Pero cuentan los ganaderos que tampoco están encontrando allí precios asequibles.
Luis Cortés, de la organización agraria La Unión, explica que en todas las negociaciones que han mantenido con representantes de la administración ha pedido que se tenga en cuenta la difícil situación a la que se van a enfrentar los ganaderos este verano.
Para muchos, explica, va ser imposible llenar las reservas. «Burgos y Salamanca no pueden suministrar de paja a toda España. Con esta sequía es imposible. Ahora hay quien se va a comprar a León, pero los portes son cada vez más largos y más caros».
José Antonio sabe de compañeros que asumirán el riesgo de empezar el otoño casi sin reservas. Con las mínimas para las parideras de octubre y con la esperanza de que llegue luego un otoño lluvioso y haya hierba en el campo.
Manuel Domínguez es también ganadero de la Campiña Sur. Tiene quinientas ovejas en una finca cerca de Azuaga.
«Ahora mismo, con la falta de lluvias y el calor de primavera apenas hemos tenido pastos, por lo que muchos hemos estado tirando de lo que tenemos en una época que habitualmente no necesitamos gastar porque en primavera ya hay pasto».
Es habitual encontrar en esta comarca a ganaderos que están sacando a los comedores la paja que tenían guardada para el verano. Si hubiera en verano no habría más que un mes o dos de desajustes. Un escenario asumible en casi todas las explotaciones.
Pero la incertidumbre viene por los rendimientos tan pobres que están saliendo de las empaquetadoras. «En algunas parcelas ves las piedras, tenemos que dar muchas vueltas para hacer una paca de trescientos kilos».
José Antonio y Manuel han contactado con maquinistas de Azuaga, Campillo o Peraleda para que les suministren de los paquetes de parcelas cercanas. Prefieren partidas más pequeñas. «Con eso no tenemos suficiente, pero el precio es más asequible, te la ponen en la puerta por 22 o 23 pesetas el kilo». Buscarán todo lo que puedan cerca para llenar lo mínimo y comprar lo menos posible fuera. «Hemos pasado varios años antes de esta sequía en los que salía más barato traerla de fuera porque había que darle salida a tanta paja que se empaquetaba allí».
Y entre los maquinistas que estos días empaquetan Manuel Fernando Santos. Tiene una empaquetadora grande. De las que sacan las piezas de trescientos kilos. Sus precios son 27 pesetas el kilo. Acostumbra a empacar entre dos mil y dos mil quinientas en varias fincas que tiene alquiladas en la comarca. Habla de rendimientos nunca vistos en los últimos años. «En las fincas que sacaba trescientas estoy cogiendo cincuenta o sesenta».
Eso hace que este año vaya a mover cuatro veces menos de lo previsto. «Nosotros vivimos del volumen, la rentabilidad al coste producción viene cuando pones muchas en el mercado y este año no vamos a ganar nada porque tenemos muy pocas». A los maquinistas no les compensa tampoco hacer trabajos lejanos y moverse lejos. Los desplazamientos aumentan los costes de producción. «Nuestro trabajo es mover mucho la máquina, pero hacerlo en el campo, no por carretera». También cree que muchos ganaderos van a arriesgar y comprarán solo lo mínimo. «Hay mucho desánimo en el campo como para que ahora pidan préstamos para comprar paja. Tendremos un otoño complicado».
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