![Santos Salgado, socio fundador de Ventum IDC, mostrando algunas de sus aplicaciones.](https://s3.ppllstatics.com/hoy/www/multimedia/202104/02/media/cortadas/AGRO%20(18)-kQPF-U13010195438574lB-984x608@Hoy.jpg)
![Santos Salgado, socio fundador de Ventum IDC, mostrando algunas de sus aplicaciones.](https://s3.ppllstatics.com/hoy/www/multimedia/202104/02/media/cortadas/AGRO%20(18)-kQPF-U13010195438574lB-984x608@Hoy.jpg)
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JOSÉ TOMÁS PALACÍN
Sábado, 3 de abril 2021
¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? Esta novela de Philip K. Dick, en la que se basó muy libremente Ridley Scott para su 'Blade Runner', habla entre otras muchas cosas del futuro de la Humanidad y de cómo podrían afectar la tecnología a la sociedad. Coches voladores, replicantes, robots... Sin embargo, la realidad suele imponerse a la literatura fantástica de una forma poco espectacular, mucho más sencilla.
No, las granjas del futuro no tendrán ovejas eléctricas; sin embargo, sí contarán con diferentes dispositivos tecnológicos y sensores que hagan de estas nuevas granjas unos lugares donde casi todo pueda controlarse desde un simple móvil. Desde la posición del ganado hasta el control de los silos; desde comprobar cuánto ha montado un semental en un día hasta pesar a un ternero solo haciendo una fotografía. No hará falta moverse por la finca, todo estará conectado entre sí con el teléfono móvil como punto de información. 'Sensorización', lo llaman. Y el responsable de este proyecto es Ventum IDC.
Santos Salgado, socio fundador de esta empresa, es ganadero de ovino. Aún recuerda como su abuelo y su padre llevaban el garrote detrás de las ovejas. Así aprendió de pequeño. Pero los tiempos han cambiado, aunque ahora no suele haber ni luz ni Internet en las explotaciones ganaderas. Ni garrotes. Así que en Ventum aprendieron sobre redes de frecuencia que permitieran enviar poca cantidad de información a mucha distancia. Sus dispositivos cuentan con baterías para tener cierta autonomía que les permita no estar cambiando constantemente los sensores. Y así es como se crea una granja conectada.
La plataforma donde se redirigen todos los datos que recogen los sensores esparcidos por la granja se llama Gavilán Control, en Alburquerque. En esta aplicación, disponible tanto para móviles como para tabletas, se muestra de forma sencilla a los ganaderos varios iconos que representan los puntos estratégicos donde se colocan los dispositivos de control: silos, puertas, las propias ovejas, tolvas...
Con solo pulsar uno de los iconos, el ganadero tendrá a su disposición todo lo que necesite saber, como el nivel del pienso, la geoposición de las ovejas o el peso de los terneros, entre otras funcionalidades. La idea es que con la menor formación posible controlen la finca aun sin estar en ella, y ahorrar tiempo. Salgado pone un ejemplo: si en una granja hay 18 silos, sería una pérdida de tiempo –y un peligro para la integridad del trabajador– tener que estar subiendo todos los días para controlar el agua. Sin embargo, al tener en el móvil la información, los tiempos se agilizan, la seguridad aumenta y se optimiza la jornada.
Los silos que comenta Santos Salgado cuentan con sensores de ultrasonido colocados en la parte superior de estos, que se activan cada seis horas. Mandan una señal como si fuera de sónar para comprobar a qué distancia está el agua. Si baja del nivel que se ha marcado previamente, una alarma avisará de manera automática al móvil del ganadero. Lo mismo pasa con las tolvas. Su autonomía, de unos dos años, permite que el ganadero no tenga que preocuparse por nada más que revisar el móvil. Pero no es lo único que tiene dispositivos de control.
Asimismo, los silos de pienso tienen instalados sensores en la parte inferior. Sirven para que, conforme el peso vaya variando, el dispositivo detecte si hay más o menos comida en su interior, avisando al ganadero cada cierto tiempo para que los revise. Incluso más: le indica cuánto pienso tiene que comprar y para cuándo.
Otra de las aplicaciones propias de Ventum IDC son los collares de geoposicionamiento para animales. Con una autonomía de cuatro a seis meses, estos dispositivos atados a un collar muestran en cada momento la situación de las ovejas, impidiendo que se pierdan, o permitiendo que en caso de hacerlo se puedan recuperar de manera rápida. Además, miden cuántas veces monta un semental a las hembras a través de su movimiento. Esto es indispensable para saber cuándo parirán o cuándo hay que cambiarles de pienso. Y personalizado: en cualquier momento, el ganadero puede comprobar cómo les ha ido el día a 'Apolo', 'Balboa' o 'Caco'. Cuando empezaron con la compañía, este fue el primer desarrollo que se les ocurrió
«En ganadería no hay nada de este tipo. No nos podemos permitir perder el carro de la Industria 4.0», explica Salgado. Se refiere a la tan cacareada 'cuarta revolución industrial', aquella que traerá una digitalización completa hasta en el mínimo proceso de una empresa. A diferencia de otras 'revoluciones', esta no se ceñirá a pocos sectores. Los expertos vaticinan que todos deberán sumarse a una realidad que ya se encuentra presente en la vida de la sociedad –solo hay que comprobar la cantidad de teléfonos móviles con Internet que se venden al año alrededor del mundo–. Ningún sector puede quedarse atrás.
Cuando Salgado subraya que cualquier proceso puede ser digitalizado, también apela a aquellos que, a priori, son de los más sencillos. Como pesar un ternero. De hecho, están comercializando un dispositivo que, al conectarse al móvil mediante un imán, puede calcular –con un margen de un kilo– el volumen y el peso. Tan solo hay que hacer una fotografía: el resto lo hacen los algoritmos diseñados para ello.
Las naves donde se guarda el ganado no iban a ser menos. Todo lo que sea susceptible de ser medido cuenta con su sensor. En los de Cooperativa Ganadera Sierra de San Pedro de Alburquerque, perteneciente al grupo EA Group, las naves son como un espacio de pruebas de lo que puede llegar a ser un centro plenamente conectado.
Temperatura, humedad, calidad del aire... Los datos, coloreados como un semáforo, indican en la aplicación del móvil los niveles recomendables, los no tan recomendables y los peligrosos. Se controlan las neveras donde se encuentran las vacunas por si se va la luz, se estropean, y dejan de tener validez. También las puertas, por si el responsable de ese momento se ha olvidado cerrarlas; los tanques de la leche, donde se comprueba cada poco tiempo la cantidad; la temperatura; el estado... La calidad, al fin y al cabo. Y los dispositivos ni se ven. Ahí radica su sencillez.
Actualmente, tienen varios proyectos dentro de Ventum IDC que se encuentran en desarrollo. Como sus sistemas de control alimentario personalizado, para que los animales estén plenamente cuidados. O el análisis de imágenes proporcionadas por satélites para el control de pastos, donde en esta ocasión no trabajan solos.
El satélite Sentinel actualiza cada cinco días sus imágenes desde el espacio. Se trabaja en base a unos algoritmos de análisis. Para ello, los técnicos de EA Group trabajaron en el terreno durante dos años y medio, recorriéndose Extremadura, midiendo la cantidad de información que daba el satélite respecto al campo de la región. Cada metro cuadrado se segó, se analizó y, tras ello, se crearon los algoritmos.
«Lo que hacen estos es indicar la cantidad de pasto que hay en cada parcela», explica. Si hay un día de nubes densas se debe esperar diez días para tener las imágenes. Pero no es ningún problema: si se incluye en el programa lo que se va a hacer en esas jornada, como el ganado que se va a sacar, calcula la cantidad de pasto disponible para el número determinado del lote que se va a llevar. Por ejemplo, 25 días. Si se supera este tiempo, habría que suplementar. Y si se incluye el pienso utilizado, con sus valores nutricionales, también calcula los días que pueden estar fuera.
No habrá ovejas eléctricas, pero sí un mundo de posibilidades para el ganadero. «Los más viejos me decían que para qué iban a servir tantas cosas, que a ellos no les iba a hacer falta porque siempre lo habían hecho así. Solo les dije que probaran. Al año siguiente me preguntaban: ¿no vais a poner sensores esta vez?».
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David S. Olabarri y Lidia Carvajal
Iker Elduayen y Amaia Oficialdegui
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