El apicultor en plena faena, con sus colmenas en Villuercas. J. A.

«La apicultura es una profesión que engancha, como un vicio»

Desde muy pequeño, Raúl Mendoza se inició en el mundo de las abejas, de manos de su abuelo, al que se dedica profesionalmente desde hace cuatro años

Eloy García

Navatrasierra

Viernes, 19 de abril 2024, 08:14

Mendoza, junto a sus hermanos Borja y Pedro, heredó la tradición familiar de las colmenas, a la que unieron la actividad olivarera y decidieron no emigrar, como la mayoría, quedándose en la comarca de Villuercas.

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–¿Cuándo comienza su interés por la apicultura?

–Podría ... decir que de siempre, pues mi abuelo ya tenía corchos para las abejas, antes de las colmenas, y muchas veces lo acompañaba.

«Comenzamos con 48 colmenas, mientras que ahora tendremos entre 800 y 900, llegando a los 6.000 kilos anuales»

–¿Cuando iniciaron su andadura profesional?

–Desde el 2020, cuando tenía 19 años de edad. Antes lo teníamos un poco como hobby, como un complemento. Por las mañanas estudiaba y por las tardes, al volver al pueblo, me dedicaba a ello. Igual que mis hermanos, Pedro y Borja, de 30 y 25 años respectivamente, que ya tenían otros trabajos. También empezamos con olivos, a la vez nos dedicamos a la aceituna.

–¿Cómo han evolucionado en estos casi cuatro años?

–Hemos crecido bastante. Por un lado, con los olivares, empezamos con 150 árboles. En la actualidad tenemos unos 8.000, y una producción anual cercana a los 130.000 kilos, que vendemos a la almazara. En cuanto a la apicultura, nos iniciamos con 48, mientras que ahora serán entre 800 y 900, llegando a los 6.000 kilos anuales. Todo lo tenemos por esta zona, en Navatrasierra y la comarca de Villuercas.

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–Comenta que al principio hacían la trashumancia de las abejas…

–Sí. En los inicios nos desplazábamos con las colmenas a Cuenca, a Béjar, etcétera. Íbamos y veníamos según la temporada, pero ya dejamos de hacerlo porque es mucho gasto. Vuelves a casa después de haber hecho, por ejemplo, 600 kilómetros, para que luego la miel te la paguen a tres euros. No compensa.

–¿Se planteó alguna vez emigrar?

–Nunca. Siempre he vivido por aquí y me gusta la vida del campo. Por las tardes, como dije, aprovechaba para ir con mi abuelo a las colmenas. Es algo que engancha, como un vicio. Una vez que lo pruebas… Esta profesión te enseña algo nuevo cada día, vas experimentando con las colmenas, viendo los resultados, etcétera.

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–¿Cómo es el día a día del apicultor?

–En época de enjambre, como estamos ahora, con mucho trabajo. Todos los días los tenemos a tope, y más este año, que con la primavera que ha venido, parece ser que va a ser una buena temporada. Desde por la mañana estamos preparando cosas que luego vamos a utilizar a lo largo del día y la noche, que es cuando aprovechamos para mover las colmenas, cuando todas las abejas están dentro.

–Sin descanso, hasta bien entrada la noche...

–Sí, así es. Hay jornadas que estamos trabajando hasta la madrugada. La temporada suele comenzar con las buenas temperaturas, que en esta zona viene siendo por marzo, y se prolonga hasta que viene el calor, algo que cada año viene ocurriendo antes. Suele ocurrir entre el 1 y el 15 de mayo. Hasta entonces, las abejas se dedican más a criar, pasando después a centrarse en meter miel.

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