El ingeniero Marcelino Díaz Taboada comenzó en lo que ahora es el Centro de Formación del Medio Rural de Villafranca de los Barros hace 23 años, cuando apenas había alumnos. El paso del tiempo y la evolución del sector han hecho que a día de ... hoy esta formación pase a ser una de las enseñanzas más demandadas. Se imparten clases de catas vitivinícolas, análisis sensorial de vinos y aceites y elaboración de otras bebidas como aguardientes o licores.
–Cuando empezó la escuela quizás no se vio tanto la necesidad como ahora
–No, la verdad. Costó trabajo y había gente que decía que para el campo no necesitas estudiar. Y la verdad es que sí lo necesitas, porque todo se va renovando, la tecnología o cualquier actividad.
–¿Cómo se han ido adaptando las enseñanzas a estos cambios?
–La tecnología ha cambiado mucho, nuevas levaduras, nuevos productos, nuevas maquinarias, continuamente tienes que estar actualizando. Y después, en cuanto a la docencia, hay nuevas metodologías. Internet lo ha cambiado totalmente.
–¿Los profesores tendrán que reciclarse continuamente?
–Sí, damos cursos y tenemos una asociación con todos los profesores de este tipo de escuelas agrarias. En Extremadura solo somos nosotros, pero hay en toda España. Hacemos reuniones cada dos años y nos ponemos al día e intercambiamos documentación.
–¿Qué ciclos se imparten?
–Tenemos dos, el grado medio de elaboración de aceite de oliva y vino y el superior de vitivinicultura.
–¿Cree que serían necesarias más escuelas agrarias en la región?
–En otras regiones hay dos o tres. En Extremadura está centrada en la viña y el olivo y tiene más necesidad de desarrollo y de renovar la tecnología, porque otros sectores están muy tecnificados. Pero aquí sí hacía falta una revolución de todo; y más si sigue adelante el plan de regadío de Tierra de Barros para enseñar nuevos cultivos.
La tecnología ha cambiado mucho, nuevas levaduras, productos, maquinarias, continuamente tienes que estar actualizando
En Extremadura la escuela está centrada en la viña y el olivo y tiene más necesidad de desarrollo
–¿La sociedad comprende la importancia de sus enseñanzas?
–Cada vez más, aunque no tanto como quisiéramos. Las bodegas cada vez nos demandan más alumnos. No tanto para trabajo continuo, pero sí para campañas. Últimamente nos han llegado ofertas y no se han podido cubrirlas, o bien porque estaban trabajando o porque no les ha interesado.
–¿Qué aprenden en la escuela los alumnos?
–Pues casi todo lo que se hace en una bodega, viticultura, vinificaciones, clarificaciones; también análisis de laboratorio, catas y elaboración de aceite. Tenemos una finca experimental con viñas y olivos y hacen de todo.
–¿Cómo defiende el trabajo de los técnicos que preparan?
–Se puede decir que formamos a técnicos medios de confianza del enólogo. Creemos que una persona que esté bien formada y que pueda entender perfectamente las órdenes de los enólogos es muy necesaria. Muchas bodegas no tienen enólogos en exclusiva, tienen uno para varias, por eso es importante que tengan gente que sepa cumplir las labores.
–¿Se demandan más enseñanzas agrarias?
–Sí, estamos planificando la posibilidad de impartir enseñanzas de maestro de almazara, pero en ese sentido estamos en función de la demanda que haya de estos estudios.