Desde que este ingeniero en industrias agroalimentarias llegó a la cooperativa Nuestra Señora de la Soledad de Aceuchal, la división del vino no ha parado de crecer, especializarse, mejorar en calidad y, por ende, cosechar ventas y premios. Junto al otro enólogo, Martín Durán y ... la bioquímica Pilar Durán, es el encargado de elaborar los vinos y seleccionar los más aptos para el mercado.
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–¿Cuándo empezó su cooperativa a embotellar vino?
–Empezó en 2002, pero entonces era más para el socio. Diez años después ya se dio un salto importante y hasta hoy. Al principio se vendían unas 50.000 botellas y ahora se venden más de 650.000.
–¿Cuál es su principal mercado?
-Sobre todo el nacional, mucho Andalucía, Madrid y la zona de Levante. El mercado exterior antes de la pandemia suponía casi un 38% de nuestra comercialización, pero después ha bajado mucho y es de un 10% más o menos, aunque estamos intentando abrir nuevos mercados. Ahora lo que más vendemos es a China, Venezuela, Colombia, Alemania o Suiza, pero se han ralentizado mucho las exportaciones.
–¿Ahora hay más competencia?
–El problema es que los mercados se están reestructurando y nuestros precios no son ni altos, ni bajos, son de clase media y la clase media en Europa es la que más está sufriendo la crisis. Un mercado nuevo no se hace en dos días.
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–¿Dónde creen que está ahora su nicho de mercado?
–Estamos focalizándonos en la zona de Miami y parece que Latinoamérica está también subiendo mucho en países como Venezuela o Colombia.
–¿Qué variedades demanda más el mercado?
–Nuestros clientes nos demandan sobre todo vinos tintos. A China se vende todo tinto joven. Y luego hay países como Japón que te demandan vinos semidulces. Miami nos pide un poco de todo, sobre todo, porque se fijan mucho en el etiquetado. Allí está teniendo muy buena acogida el vino que se llama 'Orgullo', porque le ven mucho potencial.
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–Ese vino está teniendo mucho éxito.
–Sí, de hecho es de los vinos que más se venden. El blanco y el rosado. Donde más se vende es en la gran distribución, en los lineales de las grandes superficies como Carrefour. Porque a la gente le gusta la etiqueta y luego repite. Los distribuidores te dicen siempre lo mismo, el gran potencial que tiene este tipo de vinos que son un poco dulces, con un poco de fruta, algo frizante. Y al final era lo que el cliente demandaba.
–En el mercado nacional lo que se demanda es la singularidad del vino, ¿no?
–Sí, siempre, sobre todo las variedades autóctonas. Ahora la tendencia es a consumir vinos blancos o rosados. Nosotros, como todo el mundo, tenemos un problema con el cambio climático, pero las variedades que mejor se aclimatan a ello son las autóctonas, la pardina y la cayetana. Con el calor que hizo el año pasado, la verdad es que han salido unos vinos bastante buenos. Ha sido una cosecha buena. Buscamos lo nuestro, porque al fina es lo que nos va a diferenciar.
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–¿Tienen estocaje del año pasado?
–No, tenemos todo vendido, bueno, apalabrado, pero está ya acordada la venta. Pertenecemos a Viñaoliva y eso nos ha facilitado mucho las ventas. Está todo vendido, pero lo irán retirando poco a poco en los próximos meses. Nosotros no tenemos problema de capacidad de cara a la producción de vino para la próxima campaña.
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