La vida de Manuel Fernández está ligada al mundo del toro. 'Mazzantini' torea desde los 14 años, ha organizado festejos como empresario y ahora, además, cría su propio ganado bravo en dos fincas ubicadas en Valdehúncar y Bohonal de Ibor.
–Llevo toda la vida ligado al mundo del toro. Primero como torero, empecé con 14 años en mi pueblo. A través de un amigo venía con mucha asiduidad por esta zona a entrenar y me gustó mucho. Llegué a torear en las principales ferias de Sevilla, Córdoba, Madrid... Cuando me retiré empecé con mi faceta de empresario, organizando muchos festejos por las comarcas de La Vera, Los Ibores... también por el resto de Extremadura, con mi empresa La Vera Taurina.
«Por la zona llevo ya 15 años y tres con la ganadería. Empecé con una finca en Bohonal. Ahora he adquirido otra en Valdehúncar»
–Como la comarca de La Vera.
–Sí. De hecho, tengo mucha relación con los pueblos de La Vera, especialmente con Jarandilla, aunque vivo en Madrid. Además, también organizamos festejos en Castilla-La Mancha y la Comunidad de Madrid.
–Y ahora, además, ganadero.
–Así es. Por la zona llevo ya 15 años y tres con la ganadería. Empecé en la finca Cerro Colorao, de Bohonal, de 200 hectáreas, que linda con el pantano de Valdecañas. Ahora he adquirido una de siete en Valdehúncar, La Bejarana. En total tengo 56 madres, además de una treintena de cabezas más entre crías y novillos, que este año empezaremos a sacar por Extremadura bajo el hierro Toros de Mazzantini. Proceden del hierro Núñez del Cubillo, la ganadería número uno del país.
–¿Con idea de crecer?
–Sí, iremos seleccionando con los machos en el tentadero, a ver cómo va resultando, para llevarlos también a las plazas de Castilla-La Mancha y Madrid.
–¿Cómo está actualmente la situación en el sector?
–La verdad es que el ganadero del toro bravo no respira su mejor momento, y menos después de la pandemia. Muchas ganaderías desaparecieron debido a que no se celebraban festejos, la cría de este tipo de ganado no tiene sentido si no hay corridas. Además, estamos remando a contracorriente, pues los piensos son cada vez más caros, como otras muchas cosas, y casi que no te compensa el dinero que te pagan por el animal en la plaza. No obstante, para nosotros es más fácil defender nuestra ganadería, pues con ella surtimos nuestros festejos.
«Muchas ganaderías desaparecieron debido a que no se celebraban festejos»
–¿Qué le hizo decidirse por esta zona?
–La tranquilidad, la paz, sus dehesas, sus gentes... Especialmente en Valdehúncar, con personas como su alcalde, David González, que es muy simpático y siempre te facilita las cosas. E insisto en la calidad de su dehesa, con unas tierras y unas encinas que me gustaron mucho desde el principio.
–Todo ello a pesar de no haber elegido el mejor momento para arrancar.
–Es cierto que además de las dificultades del sector, montar la ganadería en plena pandemia no facilitó las cosas. Pero bueno, llevo toda la vida con el mundo del toro, es lo que me gusta y lo cierto es que de momento esta vida no me está tratando mal.