Castañar en la explotación de kiwiños, ubicada en la finca El Tudal. Raúl

Jesús Castañar

«He regresado a España porque el kiwiño me reclamaba»

Este verato regresó de Holanda a los 49 años de edad para centrarse en la producción de kiwiños, que lleva a cabo en su pueblo natal

Eloy García

Villanueva de la Vera

Viernes, 27 de octubre 2023, 07:28

Hace siete años plantó las primeras plantas del también conocido como kiwi enano y ha obtenido este año la primera cosecha.

Publicidad

–Lo suyo ha sido un viaje de ida y vuelta, por residencia y por trabajo…

–Sí, estuve en Holanda siete años trabajando ... en la construcción y ahora he vuelto. Sigo trabajando en la construcción, como autónomo, pero también produciendo kiwiños. Realmente he regresado porque el kiwiño me reclamaba ya.

–¿Cómo fueron sus primeros contactos con la agricultura?

–Pues de siempre, desde bien pequeño porque mis padres eran agricultores, tenían una explotación de tabaco y pimiento. De hecho, somos ocho hermanos y el único que no siguió como agricultor fui yo.

Noticia relacionada

–¿Por qué?

–Yo soy el menor de todos, y cuando mis padres se jubilaron tendría 11 o 12 años, así es que ya dejamos de vivir en la finca y nos fuimos para el pueblo. Y finalmente, me formé y acabé trabajando en la construcción.

Publicidad

– ¿Cómo surge volver a la agricultura, concretamente a cultivar kiwis?

–Todo surgió a través de un compañero, Chema Martín, de Losar de la Vera. El tiene kiwis desde hace muchísimos años. Vi como lo hacía, me enseñó esta variedad, y decidí plantarlos en una hectárea que tengo en El Tudal, en Villanueva de la Vera. Toda la hectárea de golpe, sin probar antes en menos terreno.

Precio Asequible

«Aquí los estoy vendiendo baratos, a 8 euros el kilo. Comparado con Holanda y Francia, que se vende a 28 y 30 euros el kilo…»

–Pero, aunque regresó por los kiwis, usted sigue dedicado también al sector de la construcción...

–Así es, pero de este modo tengo un complemento a mi trabajo con la albañilería y también algo para mi jubilación.

Publicidad

–¿Por qué el kiwiño, más costoso de producir, y no otro?

–Opté por esta variedad y no por otra porque está muy rico y es el más cotizado. Aunque también es el más delicado de sacar adelante y el más costoso de recolectar. De hecho, Chema ya dejó de plantarlos y se ha centrado en otra variedad.

–Pero usted vivía en Holanda. ¿Cómo se las arregló durante estos siete años?

–Pues con trabajadores y gastando mucho dinero. No se lo que puedo haber invertido, y casi que prefiero no pensarlo ni echar cuentas [ríe]. Alambradas, sistemas de riego, techado,… Pero bueno, la verdad es que en Holanda se gana bien y he podido hacerlo a distancia, viniendo solo en Navidad y en el mes de agosto. En esta hectárea pusimos 600 plantas, con un macho cada ocho hembras para facilitar la polinización.

Publicidad

–¿Han crecido correctamente?

–Sí, aunque el año pasado no pudimos recoger nada debido a las heladas. Este año he tenido la primera producción, de entre 2.500 y 3.000 kilos, y la verdad es que está gustando muchísimo. Tiene un sabor especial, es un híbrido entre kiwi, piña y ciruela. La verdad es que tardo más en recolectarlo que en venderlo [ríe]. Además, es totalmente ecológico, no lleva ningún químico.

–¿Dónde lo comercializa?

–De momento por aquí, por fruterías y mercadillos de la zona. El otro día estuve en Bohonal de Ibor y me lo quitaban de las manos. Además, no lo estoy vendiendo nada caro, a ocho euros el kilo. Comparado con Holanda y Francia, que se vende a 28 y 30 euros el kilo… Además, es muy fácil de comer. Físicamente son como aceitunas, pero sin pipo.

Publicidad

–¿Se plantea ampliar la producción?

–No me importaría, a ver cómo va evolucionando. Esta ha sido la primera producción, pero en sucesivas debería llegar a los 20.000 kilos por hectárea.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Escoge el plan de suscripción que mejor se adapte a tí.

Publicidad