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Ángela Mihaela Chirobocea. S. GÓMEZ
«En Rumanía era contable en un hospital y aquí cojo fruta»

«En Rumanía era contable en un hospital y aquí cojo fruta»

Ángela Mihaela Chirobocea ·

Durante las campañas es habitual ver cuadrillas de jornaleros de nacionalidad rumana. Es el caso de Ángela, que vive en Valdivia desde hace cinco años

SOLEDAD GÓMEZ

VALDIVIA.

Viernes, 24 de julio 2020, 22:49

Esta rumana de 51 años reconoce que no cambia el trabajo en el campo en España por la profesión que ejercía en su país. La responsabilidad era mucha y el sueldo muy bajo. Entre frutales asegura sentirse mucho más libre y encantada con el trato que recibe en Extremadura.

–¿Qué le trajo a España?

–Yo vivía en Calarasi y vine solo temporalmente para cuidar de mi nieto, porque mi hija y su marido tenían que trabajar en el campo y el niño era muy pequeño. Después, mi marido y yo buscamos trabajo y ya llevamos aquí cinco años. La verdad es que me gusta mucho España y por ahora no hay planes de vuelta.

He estado cuidando a personas mayores y a niños, además de limpiando, pero lo que más me gusta es el campo

–En esta época el trabajo está asegurado.

–En general, no paro durante todo el año. No tengo problema en hacer cualquier trabajo. He estado cuidando a personas mayores, a niños, y también limpiando o trabajando seis meses en el Ayuntamiento, pero lo que más me gusta es el campo. Este año empecé a principios de abril con el entresaque de la flor en los frutales y luego seguí con el del fruto. Y ahora estamos con la recogida de nectarina, paraguayo, melocotones y peras. Y así estaremos hasta mediados de septiembre. Luego buscaré de lo que haya o cogeré el paro porque estoy cotizando jornada completa y me corresponde.

–¿Cómo era su vida en Rumanía?

–Estuve 17 años trabajando en un hospital especializado en enfermedades pulmonares y era la persona responsable de la contabilidad. Yo estudié cinco años Contabilidad financiera en la universidad y he trabajado también en varias empresas privadas. De hecho, dejé mi trabajo en el hospital para venirme a cuidar de mi nieto.

–¿Le compensó dejar el trabajo?

–Los sueldos en Rumanía no tienen nada que ver con los de aquí. Yo cobraba unos 300 euros al mes con el cargo que tenía, que además era de responsabilidad. Y mi madre, después de trabajar 45 años, tiene una pensión de jubilación de unos 200 euros. Yo aquí trabajando en el campo cobro mucho más y es un trabajo sencillo que no me da ningún problema.

–¿Ha trabajado en otras comunidades?

–No me he movido de Extremadura porque aquí hay mucho trabajo en el campo y me gusta el ambiente y cómo me han tratado hasta ahora los patronos. De hecho, me suelen llamar de un año para otro, y cuando hay algún día de parón, me recomiendan a mí y a la cuadrilla con la que estoy para irnos mientras a otros campos. Así es que no estamos paramos en toda la campaña.

–¿Cómo lleva estas semanas las altas temperaturas y los mosquitos entre los árboles?

–No hay tanta diferencia de temperatura con mi país. Allí también hace calor. Y para los mosquitos hay muchos productos y me pongo manga larga. Cuando llego a casa me doy una ducha y se olvida todo lo pasado en el campo.

–¿Alguna vez ha sentido rechazo por su nacionalidad?

–Nunca. Extremadura es un pueblo con buen corazón y yo en Valdivia hablo con todo el mundo, me llevo bien con los vecinos y tengo muchos amigos. Nosotros solo queremos trabajar, y cuando la gente ve que eres legal, no hay ningún problema. Además, yo llegué sin hablar ni una palabra de español, pero aprendí rápido porque quería integrarme.

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