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Natalia Reigadas
Lunes, 3 de agosto 2015, 00:20
En 1997 Badajoz sufrió una gran riada. Balboa fue una de las zonas afectadas. Este poblado está entre el Guadiana y el Limonete, en un terreno más bajo que los ríos. Eso provocó que se inundase por completo y solo quedó una salida, la carretera hacia el aeropuerto. Los vecinos trataron de abandonar la zona en tractor, pero se hundió en la tierra. El Ejército tuvo que ir a auxiliarles cuando todas sus calles tenían más de un metro de agua. Los militares no eran capaces de ver la carretera, por lo que tuvieron que hacer una cadena humana para guiar los vehículos hasta la pedanía marcando por donde iba el asfalto.
Fue un día dramático que muchos vecinos de Balboa recuerdan. El problema es que han pasado 18 años y viven con el miedo a que se repita. Las inundaciones en esta pedanía se repiten cada año y temen que, si llega una fuerte, se produzcan víctimas. «Puede ocurrir una tragedia y si se sigue así, ocurrirá», dice Félix Montanet, presidente de la Asociación de Vecinos de Balboa.
Balboa se fundó en una hondonada, una situación que desde el principio dejó a esta pedanía en una situación arriesgada. Posteriormente se levantó un muro de tierra alrededor para evitar que el agua entrase cuando los ríos se desbordan. En la práctica, según denuncia Montanet, esto provoca que el pueblo esté encerrado y solo queda una salida cuando el agua supera esta protección. «Vivimos en una zona inundable».
Las riadas se producen cuando llueve y se desborda el Limonete. Unos kilómetros río arriba hay una corta, un sistema que lleva el agua desde este arroyo hasta el Guadiana. Sin embargo, cuando el nivel sube, el agua supera las barreras y llega hasta Balboa.
En la carretera hacia el aeropuerto hay una arqueta de un metro de diámetro cuyo objetivo es recoger lo que llega. «No es suficiente. Antes había unos desagües pero se taparon con las obras de la carretera y esto no basta», asegura Félix Montanet mientras señala el desagüe. «Al menos tendrían que ser tres y más grandes».
Otro problema es el estado del cauce del Limonete. Está lleno de árboles y ramas por lo que, al igual que pasó en Badajoz, hay un riesgo importante de que se haga una barrera y la riada vaya hacia la pedanía pacense. «Al menos tendrían que limpiarlo cada 8 o 9 años, pero nada», se lamenta el representante vecinal.
«No queremos grandes obras, como en Badajoz, ni que encaucen todo el río porque es bonito, pero es una pena que esté así», añade.
Félix Montanet asegura que esta situación está afectando muy negativamente al poblado, que cuenta actualmente con 550 vecinos. «La gente no quiere montar un negocio por la situación y los jóvenes se piensan quedarse a vivir aquí. Prefieren buscar fuera».
Recuperar su río
La solución que solicitan los vecinos es una obra río arriba, donde está la actual corta. Piden que se instale un sistema que desvíe el Limonete hacia el Guadiana cuando hay una crecida, pero que resulte efectivo. Además proponen que esta instalación deje fluir el cauce de este arroyo en verano.
Actualmente está seco la mayor parte del año. «Es una pena porque es bonito. Una zona estupenda que se podría recuperar», defiende Montanet. Además, al Limonete llega el sistema de aguas residuales de esta pedanía y hoy en día, al no tener agua, se estancan. «No se puede pasar por allí por el mal olor que hay».
El representante vecinal pide la colaboración de la Confederación Hidrográfica del Guadiana como la institución responsable, pero también han pedido en numerosas ocasiones apoyo al Ayuntamiento y la Junta para que promueva una solución. «Parece que no harán nada hasta que ocurra una desgracia. Aquí solo vienen cuando hay una inundación, pero no vuelven», dice.
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