Ismael Martín Vázquez con una foto de su hermano Pablo en el lugar donde fue arrollado mortalmente por un conductor que se dio a la fuga. hoy

Siete ciclistas muertos y 400 heridos desde 2016 en Extremadura

El atropello de Pablo Martín por un conductor que dio positivo es uno de los accidentes que han dejado siete víctimas mortales y 400 heridos en los últimos seis años

Domingo, 1 de mayo 2022, 20:35

Si Ismael tuviera una máquina del tiempo desearía retroceder al 19 de marzo y olvidar lo que sucedió sólo un día después. «Estamos pasando un infierno toda la familia. Yo he ido dos veces al tramo en el que se produjo el accidente de mi ... hermano, he visto pasar muchos coches por ese punto y ninguno se ha aproximado al arcén tanto como el que se lo llevó por delante. Estamos convencidos de que no se apartó ni un solo centímetro para evitar arrollarlos».

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Sus palabras hacen referencia a un tramo recto, de unos 500 metros de trazado. Está en el kilómetro 4 6,460 de la carretera EX-202, la que une Valencia de las Torres con Segura de León, al sur de la provincia de Badajoz.

Esa carretera de titularidad regional es una de las que acostumbraba recorrer su hermano Pablo Jesús Martín Vázquez cuando salía a practicar ciclismo. «Él siempre fue un gran deportista, pero tuvo que aparcarlo cuando a los 21 años se hizo cargo de una empresa de construcción. Apenas le quedaba tiempo para hacer deporte, pero hace tres años empezó a salir en bicicleta de montaña y el último año se compró una bicicleta de carretera».

De esa afición por los pedales habla una imagen en la que Pablo posa ante la imponente Torre Pelli, el rascacielos que se eleva desde la Isla de la Cartuja de Sevilla. En la parte inferior de la imagen aparece una leyenda: «Conseguido, 112,5 kilómetros».

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Esa es la distancia que Pablo recorrió en la que seguramente fuese su ruta más larga en la bicicleta que montaba el domingo 20 de marzo, el fatídico cía en el que volvió a salir de ruta junto a su amigo Manolo.

Pablo tenía 43 años y Manolo había cumplido los 47. Se conocían desde siempre pero fue su afición al ciclismo lo que terminó por unirlos. «Cuando Pablo comenzó a coger la bicicleta de montaña siempre iba por caminos, pero sufría de cervicales y al terminar las rutas le dolía la espalda. Por eso le recomendaron la bicicleta de carretera, porque es mucho más suave», explica Ismael.

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«Mi hermano era un campeón nato. No competía, pero le gustaba superarse y enseguida me dejó atrás. Él rodaba mucho mejor que yo», rememora triste.

La escapada a Sevilla de la que habla esa foto vez fuese su gran éxito deportivo, pero lo que a Pablo le gustaba era salir a pedalear los fines de semana. «Yo creo que el día del accidente se dirigían a Montemolín. Salieron de Fuentes de León, pasaron por Segura y tenían la intención de llegar a Fuente de Cantos para continuar hasta Montemolín. Habrían vuelto por Monesterio».

En total, 45 kilómetros de ida y otros tantos de vuelta. Pero el 20 de marzo de 2022 estaba marcado en negro para Pablo y Manolo. «Era una recta de más de medio kilómetro, con visibilidad plena porque estaba un poco nublado y era imposible deslumbrarse. Iban en parejilla, el compañero de mi hermano pegado a la cuneta y Pablo por dentro. ¡Pero el coche se llevó a los dos por delante! –exclama Ismael–. Si hubiese hecho el amago de adelantarlos a Manolo no le hubiera dado, pero no los vio a pesar de que llevaban las luces traseras de las bicis encendidas, esas que son rojas».

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Por lo que le han contado a Ismael, el conductor se detuvo tras embestir a los ciclistas, unos metros adelante. Pero prosiguió la marcha arrastrando bajo su vehículo la bicicleta de Pablo. «Lo sabemos porque los ocupantes del vehículo que primero los socorrió vieron que debajo del coche saltaban chispas por el roce del metal con el asfalto».

A esos testigos no les resultó complicado intuir que se había producido un accidente porque ese coche con el que se cruzaron tenía la luna delantera rota, lo que obligaba al conductor a sacar un poco la cabeza. «Este tipo de personas no debería volver a coger un volante en su vida», clama Ismael cuando expresa el sentir de toda la familia.

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Siete muertes en siete años

La de Pablo es la séptima muerte de un ciclista en accidente de tráfico que se produce en las carreteras extremeñas durante los últimos seis años. La cifra aumenta cuando se habla de ciclistas hospitalizados (35) y crece aún más si se incluye a los heridos no hospitalizados (361).

Las estadísticas de las Jefaturas de Tráfico de Badajoz y Cáceres hablan de la realidad de un colectivo que de forma periódica se ve sacudida por la muerte de un compañero. «Las últimas modificaciones introducidas en la Ley de Tráfico son muy importantes, el objetivo es reducir la siniestralidad en un colectivo que resulta especialmente vulnerable», incide Diego Yebra, fiscal delegado de Tráfico en Extremadura.

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Uno de los cambios que se han introducido hace referencia a los adelantamientos. Hasta ahora era obligado mantener una distancia de 1,5 metros con el ciclista en el momento de rebasarlo.

Esta separación garantiza que la bicicleta no sufra el efecto succión que se produce cuando un vehículo pasa a su lado, especialmente si se trata de una furgoneta de grandes dimensiones, un camión o un autobús, vehículos que crean una fuerza de atracción que puede desequilibrar al ciclista.

Pero a esta obligación se suma otra: la de cambiar totalmente de carril cuando se adelante a un ciclista siempre que se circule por un vial donde existan al menos dos carriles por sentido. «También debe quedar claro que en un vial con un solo carril en cada sentido existe la prohibición de adelantar cuando se aproxima un ciclista de frente –alerta Yebra–. Y no debemos olvidar que está permitido pisar la línea continua para adelantar a un ciclista si no viene ningún vehículo de frente para garantizar que mantenemos una separación mínima de 1,5 metros».

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Los cambios buscan garantizar la seguridad en todo tipo de viales, aunque la obligación de cambiar de carril tendrá una aplicación mayor en los cascos urbanos, donde resulta frecuente encontrar avenidas con dos e incluso tres carriles por sentido.

Sinforiano Madroñero en Badajoz y la avenida de Alemania en Cáceres son ejemplo de avenidas en las que los automovilistas deben abandonar totalmente el carril utilizado por los ciclistas a la hora de adelantar.

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Pero la realidad demuestra que los accidentes mortales no suelen producirse en los cascos urbanos sino en carreteras por las que los vehículos circulan a mayor velocidad. El atropello mortal del vecino de Fuentes de León tiene este patrón.

Pero no es el único: en 2017 murió Enrique Paniagua, vecino de Barrado (Cáceres) al ser arrollado por un vehículo que invadió el carril contrario en un tramo de la carretera que une La Vera con el Valle del Jerte.

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El conductor fue encontrado culpable de un delito por imprudencia y otro contra la seguridad vial por conducir bajo la influencia de sustancias estupefacientes (dio positivo en cannabis, cocaína y anfetaminas) y circular a 90 km/h en un tramo en el que se recomendaba circular a 70. Fue condenado a tres años y tres meses de prisión y se le privó del carné de conducir durante seis años.

La Fiscalía de Tráfico se muestra inflexible con los conductores que no respetan las más elementales normas de circulación. De hecho, pidió prisión provisional para el conductor implicado en el atropello mortal del ciclista de Fuentes de León, quien dio positivo en alcohol y en droga (cocaína y cannabis) horas después del accidente.

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Esa medida provisional fue recurrida por el arrestado ante la Audiencia Provincial de Badajoz, que el pasado 21 de abril dictó un auto en el que le concede la libertad provisional tras abonar una fianza de 6.000 euros.

Los magistrados entendieron que no tenía sentido mantenerlo en prisión porque el procesado tiene arraigo familiar en la localidad donde reside y no hay riesgo de reiteración delictiva ni de ocultación de pruebas.

Pero la puesta en libertad es rechazada por los vecinos de Fuentes de León (Badajoz, 2.311 habitantes), que se han manifestado en las calles esta pequeña localidad y han llenado los balcones de pañuelos reivindicativos para exigir que esa tragedia no quede impune. «La muerte de mi hermano ya no tiene solución, pero nos gustaría que este hecho sea un punto de inflexión para que esos conductores que no respetan a los ciclistas sean conscientes de la realidad de Pablo y de todos los que salimos con nuestras bicicletas a las carreteras», concluye Ismael.

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