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¿Qué ha pasado hoy, 6 de abril, en Extremadura?

Activistas del arte

CEcilio J. Venegas

Lunes, 27 de enero 2020, 08:45

En otro orden de cosas, en otro orden de Arte, ambos nos preguntábamos con frecuencia, como se preguntaba Ortega, por qué el público de los conciertos sigue aplaudiendo frenéticamente a Mendelssohn y continúa siseando a Debussy. O lo que es igual, por qué el llamado Arte contemporáneo no goza de un aprecio mayoritario y popular, y su posición sigue hoy subordinada a planteamientos culturales y estéticos provenientes de otras épocas.

La respuesta puede que venga de considerar que es verdad que el gran público odia siempre lo nuevo por el mero hecho de serlo. Esto nos recuerda lo que en nuestro tiempo más suele olvidarse: que cuanto vale algo sobre la tierra ha sido hecho por unos pocos hombres selectos, a pesar del gran público, en brava lucha contra la estulticia y el rencor de las muchedumbres. Con no poca razón medía Nietzsche el valor de cada individuo por la cantidad de soledad que pudiese soportar, esto es, por la distancia de la muchedumbre a que su espíritu estuviera colocado.

Y con absoluta certeza, este ha sido el caso que ha incumbido la vida del ayer desaparecido Antonio Franco.

Activista del Arte, y de la cultura en variadas facetas, investigación histórica, museografía, biblioteconomía y archivística, fotografía y cinemateca, su labor mas notoria ha sido sin duda la de dirigir el Meiac, un verdadero buque insignia de la modernidad contemporánea extremeña. Desde él Franco ha sabido acercar a nuestra comunidad las mayores cotas de presencia avaluada de Arte de nuestros días con autores importantes que de otra forma no hubieran podido tener presencia entre nosotros. Abanderado también de las tecnologías, el Museo rompió ya hace décadas con su espacio físico para formar una espléndida colección virtual.

Conectado y reconocido con todo el Arte actual ha venido siendo la presencia más visible desde Extremadura en activos culturales de primer nivel tanto de España y Portugal, como de Hispanoamérica, en foros como Arco, el Instituto Cervantes, Adace, que nuclea a los directores de museos de arte contemporáneo y la Fundación Ortega Muñoz.

De nuestro Woody Allen particular, como oí en una ocasión nombrarlo, por su porte delgado, y su carácter reservado, zumbón, ingenioso, hipocondríaco, sentiremos su pérdida en varios mundos, además de su familia y de sus colaboradores, los Baños, los Bureo, Cordero, Espino, Kurtz, López, Murillo, Van der Linde, y tantos otros que hemos sido testigos de su empuje y coraje por activar el panorama cultural ciudadano y regional a veces plano y otras arcaizante.

En cierto modo, cabe hablar de culturas enteras que son impopulares, y debe transcurrir el tiempo y soplar el viento para que la muchedumbre crea llegada la ocasión de conmoverse con ellas.

Es por ello que debemos agradecer a Antonio Franco haber perseverado en nuestro pequeño y débil, tantas veces, páramo cultural, contra viento y marea, con su activismo cultural, su infinita paciencia y su llama encendida.

Descanse en paz.

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