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Es el libro que descubrió a muchos quién fue Ibn Marwan, cómo resurgió el Carnaval en Badajoz o las dificultades que tuvo el tranvía que ... se instaló en la ciudad. Ahora 'Historia de Badajoz' vuelve a publicarse actualizada y su autor, Alberto González (Badajoz, 1941), desvela cómo han sido sus 25 años como cronista de la ciudad.
La nueva edición incluye el impacto de la covid o el cambio de partido del actual alcalde. Al preguntar a González qué le gustaría incluir en próximas ediciones, lo tiene claro, un buen tren que llegue a la ciudad y recuperar el río para las nuevas generaciones de pacenses.
Desde 1999, cuando se publicó la primera edición, 'Historia de Badajoz' ha vendido 6.000 ejemplares. Se trata del libro sobre la ciudad que más éxito ha tenido y que ahora saca a la venta otras 1.200 unidades. La última entrega ha sido editada por Tecnigraf y anteriormente fue publicado por Universitas y el Ayuntamiento de Badajoz. La presentación oficial será el 5 de noviembre en la Real Sociedad Económica de Badajoz, donde Alberto González estará acompañado por Miguel Ángel Naranjo Sanguino.
–Sexta edición en 25 años ¿Ha supuesto mucho trabajo?
–Es una satisfacción porque yo soy historiador y el libro está hecho con todo el rigor científico de la investigación, prueba de ello es que ninguna de las ediciones ha tenido respuesta, no se ha contestado lo que pone aquí. Algunas personas me han preguntado cuánto tiempo tardo en escribir este libro, y yo digo que unos 20 años. Escribirlo físicamente quizá uno, pero en recopilar la documentación y la información tardé otros 19.
–¿Qué tiene de nuevo esta sexta edición?
–En cuanto a datos, pocos, porque la edición anterior es de 2018 y en seis años, pues la historia en general anda lenta, aunque la local vaya más rápida. Completa el aspecto de vademecum que tiene el libro, que sirve de consulta a mucha gente: quién era el alcalde, cuándo se hizo tal calle y además incluye un texto de opinión. Destacó que ha sido un momento en que los cambios que se han producido en la civilización occidental son de tal calibre que incluso los que estamos dentro lo hemos percibido. Igual que la Revolución Francesa se acabó con el régimen y empezó otra cosa completamente nueva, la covid también terminó con una cosa y ha empezado otra completamente nueva. Ha sido la mayor operación de transformación sociopolítica y económica que se ha ejecutado nunca en la historia. Es decir, olvidaos de cómo habéis vivido hasta ahora, que empieza una nueva era.
–Cambia el futuro. ¿Y el pasado? Las investigaciones que se están llevando a cabo sobre Badajoz, ¿pueden cambiar su historia?
–No, en ese terreno no, porque de Badajoz nunca se había escrito una historia en profundidad. Hasta esta había una de Suárez de Figueroa en el siglo XVIII. Lo que hice fue encajar lo que había e incorporar mis muchos años de investigación, donde yo había descubierto muchas cosas más inmediatas. Desde entonces no ha habido descubrimientos espectaculares que lo cambien.
–Actualmente se investiga un posible origen romano de Badajoz. ¿Eso podría cambiar la historia de la ciudad?
–Yo creo que no. [Su libro recoge que hubo villas, pero no una localidad]. No se han hecho descubrimientos que permitan cambiarla. Yo no creo que existiese [una ciudad romana en Badajoz]. No es lógico que existiera. La civilización romana tenía unas claves muy lógicas y con la gran metrópoli de Mérida, por el trazado de las calzadas, por la situación de los puentes... Yo creo que no habrá algo grande [en Badajoz] que cambie mucho el panorama.
–¿Y los hallazgos romanos en Badajoz?
–Esa teoría parte de un error que quedó desmontado en el siglo XVI y es que Badajoz fue Pax Augusta. De eso y de la aparición de algunas inscripciones, de algunas lápidas, pero en el torbellino de la historia, donde la movilidad era mayor de lo que hoy nos creemos, se llevaban cosas de un sitio a otro, incluso se hacían villas. Esas inscripciones pudieron venir que otro lugar a una villa que estuviese aquí. Por mucho que se haya investigado, no hay base suficiente para decir aquí hubo una ciudad romana. Lo cual no le quita mérito ninguno a la antigüedad y a la importancia de la ciudad.
–¿Va a seguir investigando?
–Sí, pero digamos con menos fuerza porque las líneas de investigación en las que yo estaba trabajando prácticamente en lo que a mí atañe están agotadas. Me sirve de desahogo la columna que mantengo en HOY, donde trato de hacer bueno el oficio de cronista, que resumiendo es decirle a la gente de hoy cómo vivían la gente de ayer y decirle a la gente de mañana cómo vive la gente de hoy.
– Pongamos que dentro de 5 ó 6 años sale otra edición de Historia de Badajoz ¿Qué le gustaría incluir?
–Que la gente pudiera venir a comprar el libro desde Madrid en tren y volverse en el mismo. Que yo pudiera llevar a mis nietos a bañarse al río Guadiana. Y que Badajoz siguiera con esta pujanza que tiene. Es el referente socioeconómico, cultural y político de todo el suroeste peninsular. Ha sido un motor, ha sido una puerta de entrada y de salida en relación con Portugal. Y que la gente siguiera comprando libros.
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