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María Isabel Hidalgo
Badajoz
Jueves, 16 de noviembre 2023, 07:22
Entre folletos informativos y charlas en colegios celebró ayer la Asociación de Alcohólicos Rehabilitados Extremeños de Badajoz el día libre de Alcohol. «Lo importante de este día es dar información a la ciudadanía, que sepa que existimos y que estamos aquí para ayudar», afirma el ... presidente de la asociación, Wenceslao Apostua.
Una ayuda que en el último año han extendido a 80 personas más que han comenzado procesos de desintoxicación.
«El último año ha sido bestial, hemos tenido más entradas que nunca y ha aumentado el número de mujeres 37 y 43 hombres», explica. Para el presidente de la asociación el aumento de estas cifras se debe a la pandemia.
La edad media de los nuevos pacientes comienzan el tratamiento para dejar sus adicciones se sitúa en unos 45 años.
«Hoy día es raro que lleguen alcohólicos puros. La mayoría tienen también otro tipo de adicciones como las drogas y el juego. Hay mucho policonsumo», señala Apostua.
Son los familiares quienes acuden normalmente a la asociación en busca de ayuda. Por ello, Alrex dispone de psicólogos y trabajadores sociales para ayudar a los enfermos y sus familias. «Tenemos programas de acogida, terapias de grupo, rehabilitación, prevención, reinserción...», cuenta Apostua.
La edad en la que se empieza a consumir se sitúa en 14 años. «Algo de la prevención que se hace en los colegios está calando. Es importante llegar a edades más temprana, porque hasta ahora esto se hacía en cuarto de la Eso», cuenta.
Los efectos de la prevención son eficaces si se realiza en los colegios de primaria, pero apunta que también es importante el comportamiento que los menores vean en casa.
Apostua destaca la importancia del trabajo que Alrex hace con alcohólicos y familiares que sufren las consecuencias.
Hace apenas un año que el sistema nervioso de Guadalupe Albarca no recibe una gota de alcohol, tampoco drogas. Tras 30 años adicta a estas sustancias, empezó a consumir con 14 años, un amigo la puso el año pasado en contacto con Alrex. «Ha sido un año muy duro pero bonito. A lo largo de mi vida he consumido todo tipo de sustancias porque el alcohol solo se me quedaba pequeño», cuenta esta paciente.
Después de un año de abstinencia, hace unos días Guadalupe pudo volver a utilizar su móvil, pero aún no está preparada para salir sola por la calle. «Lo primero que te ayudan es a romper con tu antiguo entorno y no usar redes sociales. Yo aún no puedo salir sola a la calle, tampoco puedo trabajar», explica Albarca.
Para ella lo más duro de este año ha sido dejar de socializar, pues las relaciones sociales que matienen la mayoría de los pacientes antes de llegar a la asociación son con personas que tienen la misma adición y es necesario romper estas relaciones para no recaer.
Para los pacientes lo más complicado es entender que se trata de una enfermedad. «Yo me he dado cuenta al entrar en la asociación porque la adición es tan fuerte que no puedes evitar el consumo», subraya.
Una enfermedad que en la mayoría de los casos daña al sistema nervioso. «Hay una parte del cerebro que se destruye, y lo percibo en mi capacidad para resolver conflictos».
Guadalupe asegura que para rehabilitarse lo primero es aceptar la enfermedad. Aún le cuesta controlar las restricciones que tiene, pero trabajará hasta conseguir salir a la calle y ser indiferente a estas sustancias.
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