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Ana Sánchez es de Ávila y acaba de terminar tercero de Comunicación Audiovisual en la facultad que la Universidad de Extremadura tiene en la Alcazaba. Nunca ha oído hablar del Cubo, no sabe lo qué es. «Desconocía que habían tirado dos pisos de la facultad, no lo había escuchado». Blanca Tovar lleva cinco años en esta facultad, solo le queda una asignatura. «Llegué a ver el Cubo cuando vine a entregar la matrícula, cuando empecé a estudiar ya no estaba. Sé un poco la historia porque me la contaron mis veteranos, que lo demolieron porque hacía feo o algo así y la historia de los profesores de que tuvieron que trasladarse».
El llamado Cubo de Biblioteconomía ocupó portadas y dio que hablar durante casi 20 años. En 1998 la Comisión Provincial de Bienes Inmuebles aprobó el proyecto de la entonces llamada Facultad de Biblioteconomía, Cubo incluido. Esta estructura, muy cercana a la Torre de Espantaperros, incluía un salón de actos en la parte baja y 22 despachos en los pisos superiores.
En el año 2000 Amigos de Badajoz trató de parar las obras y presentó una denuncia contra la estructura por impacto en una zona con valor Patrimonial. En 2003 el TSJEx determinó que el Hospital Militar donde se ubica la facultad debía volver a su estado original. Desde ese momento hubo sentencias a favor y en contra hasta que el derribo fue firme, aunque se redujo a eliminar dos plantas. El pulso entre los políticos y la Justicia fue tal que el TSJEx llegó a advertir al alcalde ahora dimitido, Francisco Fragoso, que le acusaría de desobediencia.
Finalmente el derribo comenzó hace cinco años. Desaparecieron los dos pisos de la Facultad de Comunicación que se veían desde la Plaza Alta. Su demolición no causó las catástrofes que se vaticinaron. Costó 326.000 euros, no los nueve millones que se llegaron a calcular. La obra tampoco dañó la Alcazaba y la Universidad de Extremadura no se trasladó quedando abandonado el monumento de nuevo.
La consecuencia más palpable, y que sigue sin solución, es que la Facultad de Comunicación no tiene suficiente espacio para llevar a cabo su actividad y no puede crecer. En estos cinco años han perdido dos plantas y, sin embargo, han incorporado un nuevo grado, Periodismo, y más estudiantes.
En el lugar que ocupaban las dos plantas demolidas hay una terraza con vistas privilegiadas sobre Badajoz. Allí, el decano de la facultad, Vicente Guerrero, señala una zona y dice: «ahí estaba mi despacho». «Estamos prácticamente al límite», explica el Guerrero, que añade que hay opciones de horarios que no pueden hacer y tampoco pueden ampliar su oferta, a pesar de que hay interés. «Tratamos de ajustarnos a los espacios que tenemos y, en el caso de Periodismo, que hay demanda, no podemos ofertar más plazas de las que tenemos porque este año, cuando estaba haciendo el sudoku de los horarios, que aquí es un sudoku debido a los dobles títulos, tenía mis dudas de que pudiesen coger todas las asignaturas. Al final han entrado todas».
En el caso de Periodismo, por ejemplo, solo hay 30 plazas puras cada año, es decir, estos estudios sin combinar con otras especialidades y no se pueden ofertar más. «Sigue habiendo estudiantes que se tienen que ir fuera a estudiarlo».
La facultad tiene actualmente tres grados: Información y Documentación (antigua Biblioteconomía), Comunicación Audiovisual y Periodismo. Además existen tres combinaciones de Programación Conjunta de las Enseñanzas Oficiales (PCEO), es decir, una especie de doble grado que permite a los estudiantes graduarse con dos de estas titulaciones ¿Cuál es el problema? Que las asignaturas no pueden coincidir para que los que lo deseen puedan cursar especialidades, por ejemplo, de Comunicación Audiovisual y Periodismo a la vez. Eso hace que la organización de espacio sea un gran quebradero de cabeza en este edificio. En total hay más de 600 estudiantes en la facultad.
Ana Sánchez, Estudiante
Blanca Tovar, Estudiante
«La esperanza que teníamos era es traslado de la Biblioteca de Extremadura al Hospital Provincial, que es uno de los usos que está previsto», explica el decano. En 2016 el pleno de la Diputación Provincial aprobó poner a disposición de la Junta de Extremadura 4.000 metros cuadrados del antiguo hospital para acoger la biblioteca. Sin embargo, no se han producido avances.
Vicente Guerrero calcula que la Biblioteca del Extremadura cuenta con la mitad de espacio que la facultad. Es decir, que si se muda, este centro educativo ganaría un 50% de superficie y podría solventar sus graves problemas para crecer. «Y la vez, no entendemos cómo esto se está retrasando tanto porque ellos también necesitan el espacio».
Los profesores también han tenido problemas debido al traslado, ya que fueron sus despachos los que desaparecieron. Ahora cuentan con espacios más pequeños, algunos incluso en pasillos que daban acceso a la biblioteca del centro y también compartidos, ya que hay menos individuales. Según explica el decano, la falta de espacio también supone problemas a la hora de contratar, ceder lugares para proyectos de investigación o «cuando alguien nos lo solicita», pone como ejemplo Guerrero.
A pesar de todo, miran con ilusión al futuro, por ejemplo, a la primera graduación de Periodismo que será el próximo curso. Estos no contarán historias sobre el Cubo ni su derribo, apenas lo recordarán.
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María Díaz | Badajoz
Cristina Cándido y Álex Sánchez
Rocío Mendoza | Madrid y Lidia Carvajal
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