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Restos romanos hallados recientemente en la carretera del aeropuerto. C. MORENO

Los arqueólogos buscan el nombre que tuvo Badajoz en la época prerromana

Los últimos hallazgos confirman que hubo un poblado en la Alcazaba y se han encontrado restos de villas en las obras de carreteras, pero aún no se identifica su denominación

Martes, 6 de agosto 2024, 07:21

Una anécdota muy extendida explica que el gentilicio de Badajoz, pacense, procede de un error. El humanista Antonio de Nebrija atribuyó el nombre Pax Augusta a la denominación que recibía esta ciudad antes de la llegada de los árabes, pero fue una confusión. A pesar ... de todo, el gentilicio se quedó y a día de hoy esos pacenses, o badajocenses, no saben cuál es el primer nombre del lugar donde viven.

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Este misterio está de actualidad porque el pasado romano y prerromano de la ciudad está aflorando. Ya sea en excavaciones arqueológicas planeadas, como las de la Alcazaba, o por sorpresa durante las obras de calles y carreteras. Cada vez que se profundiza en el suelo de Badajoz, sale una nueva pieza del puzzle y la respuesta puede estar más cerca.

Así lo cree el director del Museo Arqueológico de Badajoz, Javier Heras Mora. «Desde hace décadas se sabe de la ocupación romana del solar de la actual ciudad de Badajoz. Sin embargo, todavía no se conoce la identidad del enclave. Por eso, todos los datos son valiosos para saber de su pasado romano. Todos los restos son importantes, cada cual es una pieza del puzzle de su historia», detalla este experto.

Javier Heras es doctor en Historia y Arqueología por la Universidad Autónoma de Barcelona y licenciado en Geografía e Historia por la Universidad de Extremadura. Su tesis doctoral versó sobre la implantación romana en Extremadura, con especial atención a los yacimientos arqueológicos de la provincia de Badajoz.

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Nuevos hallazgos en la Alcazaba

Otro de los expertos principales en el pasado romano de esta tierra es David Gordillo Salguero, uno de los arqueólogos que trabajan actualmente en la Alcazaba. Él coordina esta excavación como auxiliar junto a Nuria Sánchez Capote, la directora. Allí han encontrado restos de la muralla del alcázar.

David Gordillo explica que una de las incógnitas que tratan de resolver es el nombre que tuvo Badajoz. «Sabemos que, a la llegada de los romanos, existía un asentamiento estable en el Cerro de la Muela. En las recientes excavaciones en el interior de la Alcazaba, en el solar ubicado entre el museo y la facultad, hemos encontrado nuevos restos correspondientes a este poblado que se suman a los ya conocidos. No obstante, todavía nos quedan muchos aspectos por conocer de este poblado prerromano, empezando por su antiguo nombre».

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Más allá de la Alcazaba, recientemente ha habido dos hallazgos arqueológicos en la ciudad, ambos identificados como romanos y ambos durante la construcción de carreteras: la de Sevilla y la del aeropuerto. Los expertos señalan que es normal. Estadísticamente las obras de carreteras, por ser más extensas, tienen más posibilidades de atravesar algún yacimiento.

También indican que es probable que aparezcan más restos en el suelo pacense. «Sin duda», responde Diego Gordillo a la pregunta de si habrá nuevos hallazgos. «Es posible que la continuación de las excavaciones arqueológicas en el interior de la Alcazaba nos aporte nuevos datos sobre la ocupación prerromana y romana del Cerro de la Muela. Y cabe esperar que así suceda en otros puntos del casco urbano y del término municipal de Badajoz».

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¿Qué más restos aparecerán?

Muchos hallazgos solo trascienden como parones en las obras de infraestructuras, como molestias y retrasos. Pero los expertos auguran que Badajoz tendrá que acostumbrarse y que servirán para responder muchas preguntas, no solo el nombre, sino lo que había en la ciudad antes del 875, cuando Ibn Marwan fundó esta localidad. Gordillo indica que los terrenos del término municipal estuvieron densamente poblados durante la Prehistoria y la Edad Antigua. Heras detalla que las mejores tierras de las vegas del Guadiana fueron ocupadas «intensamente para su explotación agrícola. Surgieron casas de campo y núcleos urbanos más o menos desarrollados».

«Algunas de esas casas llegaron a ser majestuosas villas rurales y, otras, granjas o pequeños complejos funcionales de vocación agropecuaria», expone Javier Heras, quien añade que las mansiones de campo de los más poderosos romanos se denominaban villae. Este historiador también cree que pudo haber casas de postas, es decir, paradas a lo largo de las calzadas que había en la zona para comunicar ciudades. Badajoz debía ser un punto de paso obligatorio entre dos urbes romanas grandes como son Mérida (Augusta Emerita) y Lisboa (Olissipo).

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David Gordillo indica, sin embargo, que aunque se sabe bastante sobre la ocupación prerromana, no es tan sencillo con la época romana. Reconoce que los datos aún son escasos. «Conocemos la existencia de restos aislados de edificaciones, de una posible cisterna, y de tumbas, como las documentadas en la zona de la Puerta de Mérida o en la calle Montesinos. A ello, se le suma el hallazgo de inscripciones y restos escultóricos y arquitectónicos, cuyo contexto original y procedencia es discutido, ya que dichas piezas fueron reutilizadas en edificaciones posteriores».

«Aún queda mucho por saber sobre lo que se encontraron sus fundadores aquí cuando decidieron levantar la nueva ciudad», reconoce Javier Heras.

Ambos expertos coinciden en que es indiscutible que Badajoz, tal y como se la conoce, es producto de la fundación islámica y ha sido esta parte de su historia la que ha marcado su devenir. Sin embargo, también creen que faltan datos por salir a la luz.

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Las respuestas están en el suelo de la ciudad y pueden surgir en cualquier momento. Quizá en una excavación, en la obra de una casa, en un cambio de tuberías o una carretera que esconda ese nombre.

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