Bailes de Tiktok para celebrar los 105 años de la abuela
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Isabel Valverde nació en Corte de Peleas. El destino la trajo a Badajoz, donde crio a sus ocho hijos y ha visto crecer a nietos y bisnietosAniversario. ·
Isabel Valverde nació en Corte de Peleas. El destino la trajo a Badajoz, donde crio a sus ocho hijos y ha visto crecer a nietos y bisnietosMaría Isabel Hidalgo
Badajoz
Viernes, 26 de enero 2024, 21:10
Imitar los bailes que ve en Tiktok es uno de los juegos favoritos de María, que a sus nueve años baila para hacer reír a su 'bisa', como ella misma la llama.
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Los 96 años de diferencia que hay entre Isabel Valverde y una de ... sus catorce bisnietas no les impide disfrutar juntas de algo que a Isabel le apasiona. «Me gusta mucho el baile. Yo no he bailado nunca, cuando yo era joven no se podía. Pero me pone muy contenta ver cómo baila mi nieta», cuenta con algo de dificultad Isabel Valverde, que ayer celebró sus 105 años.
A su edad, Valverde es la segunda mujer más longeva de Badajoz, por delante está Ángela Rodríguez, dos años mayor.
Ayer Isabel pudo soplar las velas de la tarta con tres números en el salón de su casa, la misma en la que se reunió parte de su familia y la que comparte con su hija, Milagrosa Sánchez, que desde hace dos años se dedica por completo a su cuidado con ayuda de una cuidadora, Irene da Silva.
Hasta los 102 años Isabel vivió en su casa de Corte de Peleas, el pueblo donde nació y al que volvió a los 70 años. «Cuando cumplió 90 años nos fuimos allá con ella, y hasta hace dos años la hemos cuidado en su casa. Pero luego la trajimos de vuelta a Badajoz porque si nos íbamos al pueblo no podíamos ayudar a nuestras hijas con los nietos», explica su hija Milagrosa.
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Isabel nació en Corte de Peleas en 1919. En apenas dos años se quedó huérfana de madre y padre, cuando aún era una niña. Por ello fue a vivir con su abuela paterna, Ana Macías. A diferencia de muchos en su época, Isabel tuvo la oportunidad de ir al colegio, donde aprendió a leer y a escribir. Esta última ha sido una de las aficiones de las que ha disfrutado hasta hace poco, pues desde el verano permanece en la cama debido al deterioro cognitivo de los años. Su hija le ayuda a levantarse un par de veces a la semana. «Se cansa de estar en el sofá, son muchos años y nos sentimos muy afortunadas porque a pesar de todo mi madre se encuentra bien de salud», afirma.
A sus 105 años Isabel Valverde no tiene dolencias. «Para nosotros es un milagro. Mi abuela es una mujer de fe, ha pasado su vida muy aferrada a la Iglesia y desde ahí se ha dedicado a ayudar a los demás. Ese afán de protección con los demás la mantiene protegida a ella», cuenta su nieta Aguasanta Barbado, que confiesa que de no haberse casado con su abuelo, a quien conoció con 16 años, Isabel habría tomado los hábitos.
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Una vida difícil, marcada por las circunstancias de la época que le tocó vivir, fue lo que le hizo dedicarse de lleno a la crianza de sus ocho hijos. Tuvo once embarazos, uno de ellos de mellizos que no llegaron a término. Y fue ella quién tomó la decisión de dejar el pueblo para ir a vivir a Badajoz junto a su marido y sus hijos.
Tras 29 años de matrimonio enviudó con 50. Una situación que le obligó a trabajar para sacar adelante a sus hijos. Pero este no fue el peor momento de la vida de Isabel, a los 80 años sufrió la pérdida de uno de sus hijos.
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El locutorio de Telefónica de la calle Obispo fue el lugar que le ofreció la posibilidad de sacar adelante a su familia. También probó suerte en Sevilla, donde durante varios años fue la gobernanta del Hotel Pasarela. «Este fue probablemente el trabajo que más le gustó, ya que era el que más encajaba con su personalidad. Mi abuela siempre ha sido una mujer afable y de fuertes convicciones», destaca Barbado, que presume que su abuela ha sido una mujer adelantada a su tiempo.
Fue este carácter el que con 70 años la llevó a subir a un avión con destino a Jerusalén. «A nosotros nos pareció una locura por la edad, pero estuvo en el río Jordan, vivió la hora santa y fue muy feliz en ese viaje», cuenta su hija Milagrosa, que recuerda su infancia muy feliz. «Éramos muchos en casa y siempre fue muy entretenido, las navidades es lo que más echo de menos».
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Tras ese viaje Isabel volvió a su pueblo, una decisión que a sus hijos les pilló por sorpresa y que les obligó a trasladarse hasta allí para cuidarla. Es una tarea de la que ahora se encarga Milagrosa junto a Irene que gracias a la Ley de Dependencia acude a diario para ayudarla en las tareas diarias que requiere su madre,
«Pasamos la pandemia de la covid en el pueblo, lo peor para mi madre fue estar alejada de la gente. A ella le gusta tener su casa siempre con visitas, y en el pueblo era así porque los vecinos la quieren mucho», destaca Milagrosa.
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Ahora son sus nietas y bisnietos quienes pasan casi a diario por su casa. Como María, que dice que presume de bisabuela en el colegio porque ninguno de sus amigos tienen una abuela tan mayor. A sus 105 años, Isabel aún se preocupa por todos, así lo demuestra cuando pregunta a su hija por los nietos e hijos que viven en Sevilla, y que este fin de semana han venido para ayudarle a soplar las 105 velas que ocupan su tarta.
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