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El caudal del Guadiana ha bajado estos días. Por eso algunos piragüistas han tenido problemas para subirse a las embarcaciones en las orillas repletas de ... nenúfar y se han visto peces prácticamente en la superficie a la altura del azud.
El caudal volvió a correr reducido ayer, pero de momento no volverá a verse de esta manera. La Confederación Hidrográfica del Guadiana (CHG) explica que ha realizado «puntuales bajadas de la cota del nivel en el tramo urbano, unos 34 centímetros la semana pasada, para realizar una batimetría de precisión en las proximidades del azud». Esta actuación se encuadra en los trabajos de redacción del proyecto de permeabilidad del azud de la Granadilla.
La última bajada de cota se realizó el pasado martes de manera que ayer, miércoles, pudieran tomar datos topográficos con un dron y disponer de puntos de referencia, así como inspeccionar la escala. El objetivo era recuperar el nivel habitual durante la tarde de ayer y no están previstas más maniobras similares.
Las obras para permeabilizar los azudes de la Granadilla y la Pesquera consisten en la colocación de compuertas para facilitar el paso de sedimentos. El objetivo es evitar que el tramo urbano del Guadiana siga acumulando sedimentos que favorecen el enraizamiento del nenúfar. Estos días, como ocurre cada año con los primeros calores, se ve brotar con fuerza la planta invasora. En ambas orillas y por todo el tramo urbano se advierten tapices verdes que desvelan la plaga.
Las compuertas se pondrán en los dos azudes, que en su día se hicieron para frenar el caudal del río en el tramo urbano. Pero el lodo que arrastra el agua se está acumulando en el lecho del río y facilita la expansión de la plaga.
Por eso van a colocar compuertas en la Granadilla y la Pesquera. La obra más compleja será en la Granadilla porque este alberga el colector de aguas residuales de la ciudad. Para encontrar el sistema idóneo, la CHG convocó un concurso y la empresa TXT Ingeniería estudia cuál es la mejor solución. Dentro de esos trabajos tiene que estudiar la profundidad del río y, de ahí, las bajadas de caudal que han sorprendido estos días a paseantes y deportistas.
El proyecto se llama «mejora de la continuidad fluvial en el azud de la Granadilla» y se contrató por 81.942 euros con el IVA incluido. La formalización del contrato es del 4 de abril y la empresa tiene nueve meses para entregar el encargo. Así que en enero deberá poner una solución sobre la mesa.
La tramitación va más adelantada en la actuación para mejorar «la continuidad fluvial en el río Guadiana en el azud de la Pesquera». El proyecto ya está redactado y el dinero de la obra, 2,2 millones de euros, reservados.
De hecho, la CHG confía en que el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico encargue las obras a Tragsa. En noviembre ya estaban pendientes de este paso, que en la CHG ven próximo.
En el azud de la Pesquera colocarán una compuerta tipo vagón de casi 5,5 metros de ancho y 2,75 metros de altura. Esta altura coincide con la que hay desde el lecho del río hasta la superficie del azud. Cuando se abra permitirá evacuar un caudal de 60 metros cúbicos por segundo.
Además de las obras para abrir los azudes, el organismo encargado del río ultima la licitación para redactar el proyecto sobre las actuaciones a desarrollar para controlar el nenúfar en la cuenca del Guadiana. Para esto ha reservado 317.174 euros.
La CHG, asimismo, ofrece a piragüistas, pescadores y usuarios del río la posibilidad de segar la planta. «Se hace de una manera puntual a petición de colectivos para la realización de actividades deportivas y recreativas», afirma.
Por otro lado, la Confederación Hidrográfica del Guadiana asegura que controla la plaga con imágenes por satélite, inspecciones por tierra y desde embarcaciones.
La azolla, como se conoce al helecho de agua, es la otra plaga del Guadiana a su paso por Badajoz. Estos días es muy llamativa por el color rojizo que adopta.
La CHG argumenta que tiene «un comportamiento explosivo de unos cuatro meses y su retirada manual es inviable en la mayoría de los casos». Así que la actuación se limita a la colocación de barreras de contención cuando la azolla pueda poner en riesgo la calidad de agua en pequeños embalses de abastecimiento o se justifique «por otra razón de máxima gravedad».
Las compañías eléctricas, por ejemplo, lo retiran de los pantanos donde producen energía por el perjuicio que causa en las infraestructuras.
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