Ángela Murillo y Lourdes Baquero
Miércoles, 23 de octubre 2024, 20:37
Los aromas y sabores de los mejores fogones extremeños se dieron cita este miércoles en el Fuerte de San Cristóbal, que se llenó de ambiente ... con la celebración del concurso regional de gastronomía. Este recinto histórico recuperado para el turismo y la hostelería sufrió varios contratiempos en su proceso de rehabilitación.
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Se considera la primera fortificación militar de Edad Moderna en Badajoz. El enclave defensivo data de 1641 y fue el primer elemento abaluartado de una ciudad marcada por el fragor bélico propio de una plaza fronteriza. Atrás quedaban los sistemas medievales, más rudimentarios. El monumento se alzó sobre el cerro de Orinaza, punto elevado del conjunto defensivo, y bastión casi inexpugnable.
Se levantó a mediados del siglo XVII durante la Guerra de Restauración portuguesa con el propósito de reforzar la defensa de la ciudad frente a incursiones de las tropas lusas. Su construcción supuso la barrera defensiva más eficaz para la ciudad, protegiéndola de los intentos de invasión por la orilla derecha del Guadiana, camino natural de entrada desde el país vecino.
El fuerte protegía la cabeza del puente, un elemento estratégico de acceso al casco urbano. Estaba conectado al hornabeque a través de un camino cubierto, ya desaparecido.
En la segunda mitad del siglo XX, y a pesar de ostentar los títulos de Monumento Nacional (desde 1931) y Bien de Interés Cultural (1985), esta joya del patrimonio extremeño había caído en un inexorable deterioro.
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En 1973, el Ayuntamiento lo compró al Ejército por 800.000 pesetas. A partir de ahí, diversas fueron las propuestas de rehabilitación para volver a darle uso. Una realidad que tardaría en llegar cuarenta años.
En 1977 algunas fuerzas políticas propusieron crear un parador nacional de turismo, una idea que resurgiría en 2000 de la mano de Izquierda Unida.
En 1991, el alcalde Manuel Rojas propuso crear un platenario y casa de la ciencia, mientras una década después otros partidos hablaron de albergar el Museo de la Ciudad. Ninguno de estos proyectos prosperó.
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En 2012, la Comisión de Patrimonio dio luz verde al proyecto de rehabilitación que hizo posible su reapertura al público. El plan director y estudio de detalle declaró la intervención arquitectónica como un «proyecto de actuación singular». Amigos de Badajoz no dudó en mostrar su desacuerdo con el planteamiento.
La asociación y otros colectivos presentaron alegaciones contra el estudio de detalle al considerar que no se respetaban las características esenciales del inmueble, insistiendo en que no solo estaban protegidos sus fosos y murallas, sino también, y en idéntica proporción, los edificios interiores. De ahí que solicitaran, sin éxito, que no se transformaran ni se emplearan materiales modernos, como finalmente ocurrió. «Se adulteró la casa del Gobernador, cambiando su volumen, y creando una terraza superior que nunca había existido».
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Tras la rehabilitación dirigida por los arquitectos Luis Acevedo y Benito Jiménez, el monumento abrió al público en febrero de 2014. Con sus edificaciones de nuevo cuño en el interior, y la plataforma superior ideada a modo de gran terraza, con materiales modernos en su estructura (hormigón, acero y abundante cristalería), concluyeron las obras de adecuación para su uso turístico.
Sin embargo, en diciembre de ese mismo año, el lienzo exterior de la zona norte sufrió un derrumbe parcial, lo que llevó al Ayuntamiento a volver a cerrar el monumento a los visitantes mientras se acometía el arreglo.
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En 2015, Amigos de Badajoz y la Asociación Cívica pidieron responsabilidades por el derrumbe del muro, mientras el monumento permaneció cerrado durante 16 meses.
Según la opinión de algunos expertos en arquitectura, la restauración de este monumento badajocense logró un equilibrio entre la conservación de su historia y la incorporación de elementos contemporáneos. Sin embargo, no comparten esta visión algunos historiadores.
Sin embargo, Badajoz se había quedado fuera del reconocimiento mundial de la Unesco, un título que sí ostenta Elvas desde 2012 por poseer «el mayor sistema de murallas y fosos secos del mundo» gracias a sus fortificaciones de los siglos XVII a XIX.
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Moisés Cayetano, experto en fortificaciones abaluartadas, aseguró en este diario que el Fuerte de San Cristóbal cumplía con los dos requisitos básicos para entrar en las exigencias de la Unesco para obtener el título de Patrimonio de la Humanidad: «Autenticidad (no adulterando su construcción y transcurso histórico de uso), integridad (no destruyendo sus componentes en ningún momento, presentando solamente deterioros secundarios propios del transcurso del tiempo). A ello se unía el entorno cualificado: sus alrededores no había sido ocupados con construcciones de ningún tipo, conservándose inalterado sus glacis».
La transformación arquitectónica acometida por la administración para revitalizar un monumento emblemático y fortalecer su conexión con la comunidad, convirtiéndolo en un equipamiento cultural de calidad para honrar su rica historia, ha sido cuestionada por distintos colectivos.
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Nadie discute que el monumento ofrece un emplazamiento de espectaculares vistas sobre el río, la Alcazaba y prácticamente toda la ciudad, al tiempo que aporta un gran valor pedagógico al explicar los diferentes elementos defensivos presentes en la construcción y museografía.
El Ayuntamiento de Badajoz ha celebrado aquí varios eventos, como sesiones de observación astronómica. Además, ha elaborado material didáctico para que los escolares disfruten con un juego durante su visita al monumento, aprendiendo fechas o curiosidades sobre la plaza de armas, las cañoreras, los glacis y las distintas batallas libradas en sus muros.
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El pasado 25 de abril, el fuerte volvió a sumarse a la oferta turística de la ciudad tras unas obras de climatización y adecuación para su uso hostelero.
El salón del monumento se ha convertido este miércoles en una enorme cocina donde tres profesionales de renombre en la región compitieron en directo por representar a Extremadura en el concurso nacional que se celebrará en Torrelavega (Cantabria) y en el desafio por preparar el mejor Pincho y Tapa de Madrid Fusión.
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Quien desee conocer o redescubrir estos muros, su historia y privilegiadas vistas puede acercarse al monumento los jueves y viernes por la tarde (de 18 a 20 horas), y los sábados y domingos, de 10 a 14 horas, y de 18 a 20 horas.
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