«Siempre fue corazón abierto». Esa es la frase que una de las mejores amigas de Carmen Tejero, esas que se hacen «con 14 ... o 15 años» y acompañan el resto de la vida, le ha dedicado este viernes en el funeral oficiado en el tanatorio Puente Real antes de darle sepultura en el cementerio Nuestra Señora de la Soledad.
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Los bancos repletos, las paredes de la capilla sin sitio para alinearse, la puerta abarrotada. Unas 300 personas se han reunido esta tarde para darle el último adiós a la maestra de Los Glacis que murió ayer jueves, presuntamente a manos de su hijo. En el aire flota el llanto contenido, que solo en un par de ocasiones y, sobre todo el final, se hizo oír.
Por dentro, muchos se preguntan qué ha pasado. Hace solo dos días, Carmen animó a sus amigas a celebrar su 60 cumpleaños. Era una tarde desapacible. Pero no desistió. Su amiga recordaba: Dejaba de llover, hacían globos y salían al aire fresco. «Escampaba y montábamos tu fiesta». Llovía y se resguardaban. Las nubes se disiparon y Carmen dijo: «se ha quedado una buena tarde».
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En un discurso de cinco minutos en mitad de la misa, esa amiga ha recordado el enorme corazón de Carmen Tejero. «Nos cuesta mucho trabajo entender, pero hoy me la imagino pidiéndonos paciencia para entender todo».
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«Quiero que nos comprometamos a no entrar en la sociedad de las redes sociales, que están amargando este momento y tanto daño están haciendo. Ella no querría. Aquí venció el amor. Ella fue una madre, quitemos el calificativo. Porque una madre no es solo la que da la vida, una madre es la que enseña a vivirla». Y un aplauso la hizo parar.
«Hazte presente en la brisa, guíanos», había pedido ya esa «amiga del alma», como la despidió pocos después.
El sacerdote ya había puesto voz al desasosiego poco antes. «Con el corazón roto, confuso, perdido. Su muerte nos llena de dolor. Parece mentira que haya sucedido. No cesan las preguntas que siguen sin respuesta». «Solo Dios conoce el fondo de las personas y solo él sabe lo que esconde el corazón de cada uno», añadió.
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Los ramos de flores cubrieron a Carmen. Entre ellos, los que le habían dedicado sus antiguos compañeros de los colegios Juan Vázquez, Las Vaguadas y Los Glacis, su último destino. Antes estuvo en otros centros de la provincia, como el de Montijo.
Compañeros, amigos, familiares y muchos que han conocido a Carmen Tejero le han dado esta tarde su último adiós.
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