El Ayuntamiento quiere romper el convenio por el que cede a la UNED el edificio de la Plaza Alta y crece la incertidumbre sobre el futuro de la institución académica entre los alumnos. Por eso, HOY ha acudido a dos de los 650 estudiantes de ... este centro en la ciudad. Para que expliquen qué ha supuesto para ellos tener la sede en el Casco Antiguo y qué supondría su cierre, previsto para el 31 de diciembre.
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Javier Rosa tiene 48 años y cursa la tercera licenciatura en la Universidad Nacional a Distancia. Ahora, Geografía e Historia. En su curriculum ya tiene los grados de Ciencias de la Educación y Psicología, todos los ha obtenido trabajando como profesor en Los Maristas con la titulación de Magisterio que obtuvo en la UEx.
Son, por tanto, muchos años de relación con la institución académica que tiene el centro principal en Mérida. A la capital autonómica acude exclusivamente a los exámenes, dado que solo se pueden realizar allí. Antes de que abriera el centro de Badajoz, las tareas administrativas y tutorías también eran obligatorias en Badajoz. Ahora, en cambio, Javier Rosa aprovecha las clases de Geografía e Historia que se imparten en la Plaza Alta y le gustaría que hubiera más. Cuando preparaba Ciencias de la Educación, la sede del Casco Antiguo no estaba abierta. El aula empezó a dar sus primeros pasos mientras preparaba Psicología, pero aún así aprovechó todas las clases que pudo.
Por eso conoce la diferencia entre estudiar con sede de la institución cerca y sin ella. «Sin el centro te sientes indefenso ante cualquier reclamación. Te da cercanía que haya trabajadores y velen por ti, aparte del profesorado y la biblioteca». Asegura que la atención administrativa es buena y le ayudan para las convalidaciones.
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Javier Rosa
Estudia el tercer grado por la UNED
Las carreras más demandadas son Derecho y Psicología, y sus clases son también las más solicitadas. Pero ofrecen de otras titulaciones. Siempre tienen lugar en horario de tarde, de 17 a 22 horas de lunes a viernes, por lo que esas clases aseguran un tránsito de peatones por la zona histórica.
Rosa asegura que suele encontrar a otros alumnos cuando acude al edificio, ubicado entre las Casas Consistoriales y las Casas Coloradas. «Durante el curso sube bastante gente». Entre otras cosas porque allí disponen de una bibliografía vasta y encargan los volúmenes que puedan faltarles.
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Si está 'enganchado' a la UNED es porque le permite estudiar a su ritmo. «Puedo hacerlo a mi manera». Aprovecha el verano para hincar los codos y se presenta a exámenes en septiembre, una convocatoria que ya no ofrece la UEx. No se plantearía volver a estudiar en la universidad autonómica porque no puede garantizar su asistencia a las clases.
Este mes de julio acude a la biblioteca del centro en la Plaza Alta, que continuará disponible durante las vacaciones escolares, salvo la primera quincena de agosto. «Me parece tranquilita y se puede estudiar». Está, además, abierta a todo el que quiera usarla, no se pide el carné para permanecer allí y suele ser un sitio escogido por opositores.
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A Rosa le gusta, también, el nivel. Asegura que es superior al de otras universidades que se pueden encontrar por internet. «Aunque sea más barata, es más exigente».
A Carlos Salgado, también de 48 años, le gusta igualmente el nivel de la UNED por la categoría de los profesores que ha tenido. Entre ellos, el presidente de la sección penal de la Audiencia provincial, José Antonio Patrocinio, o el magistrado Alejandro Patrocinio.
Pero, también, por los programas de mentoría en los que unos estudiantes ayudan a otros para abordar los estudios de manera exitosa. O cursos para afrontar psicológicamente los exámenes. «Es un sitio de interés académico y cultural donde se unen estudiantes de distintas ramas». Ingenierías, arquitectura, las de ciencias sociales y jurídicas están en la oferta formativa, así como másteres.
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Carlos Salgado
Alumno
A esto se une la motivación de los alumnos, muchos mayores, que estudian porque quieren mejorar en sus trabajos y porque, sobre todo, les gusta. «Son historias de superación personal, amor propio, sacrificio y pasión por el mundo académico», dice.
Él es un ejemplo. Ha obtenido el grado en Derecho, después aprobó el máster universitario en acceso a las profesiones de abogacía y procura, y ahora está con el último paso: el doctorado.
Salgado forma parte del órgano de Defensoría Universitaria. Lleva muchos años vinculado a esta institución, por lo que recuerda claramente la «reivindicación histórica» para que Badajoz contara con un aula del centro asociado de Mérida. Antes, los alumnos tenían que afrontar los gastos de ir a la capital autonómica para las tutorías semanales, e invertir un tiempo que no les sobra, dado que muchos estudiantes optan por la UNED porque no es obligatorio acudir a clases.
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Como Carlos Salgado, que estudia trabajando. Durante una etapa lo hizo en la hostelería y ahora en la Diputación de Badajoz. «Es la compatibilidad de no tener que ir presencialmente de lunes a viernes a clase, sino a tutorías semanales», lo que le hizo optar por la UNED. Y, asegura, se llevaría «un disgusto enorme si saliera de la Plaza Alta».
El Ayuntamiento está enrocado en que hay que romper el convenio que une a ambas administraciones, firmado en 2007, porque ya no se puede prorrogar más. La concejala de Patrimonio, Ana Casañas, ha enviado una carta a la UNED que fija como plazo improrrogable el 31 de diciembre. Además de ceder las instalaciones, por este pacto abona 96.000 euros anuales.
Antes de ese día deben dejar el edificio de la Plaza Alta. Aunque el alcalde, Ignacio Gragera, abrió el viernes la puerta a que la UNED comparta el edificio con la Universidad Popular. Esta depende del Ayuntamiento e imparte talleres por toda la ciudad.
Gragera ha fijado para esta semana una reunión con los responsables de la UNED en la que revisar sus necesidades y buscar una alternativa con el objetivo de negociar un nuevo convenio.
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